Bueno, pues este día que se preveía aburrido ya que iba a ser casi todo en coche al final tuvo sorpresas muy gratas, incluída la visión más espectacular del viaje.
Nos levantamos en Jackson Hole bastante temprano y dejamos la habitación. Desayunamos algo rápido y nos pusimos en camino rumbo al sur. El gps me enviaba por la autopista que habíamos subido, pero decidimos cambiar de ruta y recorrer la américa profunda. Cogimos una carretera muy bonita que nos llevaba por lugares típicamente americanos, ranchos interminables, pueblos alrededor de la carretera con sus vallas y sus casas de madera prefabricadas, bosques y montañas... Fue una grata experiencia, pero también muy cansado, ya que en esas carreteras los pueblecitos se suceden uno tras otro, y los límites de velocidad son muy estrictos. Recuerdo uno en el que paramos y dimos una vuelta, muy corta, eso sí, ya que no había para mucho más. Se llamaba Montpelier. También bordeamos un lago llamado Bear Lake. Parecía que en uno de aquellos ranchos me iba a encontrar al joven Clark Kent levantando aquel coche


Por fin llegamos a la autopista poco antes de llegar a Salt Lake City. Allí la cosa cambia, que cantidad de coches, aglomeración urbana importante, centros comerciales... Parece mentira, pero desde la autopista la ciudad tiene más vida que cuando estás dentro, será por las grandes ciudades que la rodean...
Paramos a comer en un lugar llamado Price, algo rápido, en un centro comercial de la carretera, y sin apenas detenernos continuamos hacia Moab, que no lo he dicho todavía pero era nuestro destino. Nuestra idea era llegar, buscar alojamiento, puesto que no teníamos nada reservado ese día, y descansar, para al día siguiente de buena mañana ver el parque nacional de Arches y seguir hacia el sur, pero, como ya dije antes, en las carreteras norteamericanas se conduce de fábula, devoramos kilómetros sin descanso y a las 5 de la tarde ya estábamos en el pueblo.
El cambio de paisaje es radical, dejas las verdes montañas de Idaho y Montana para adentrarte en los rojos desiertos de Utah, pero todo tiene su encanto. El rojo es el color que a partir de ahora predominaría en nuestro viaje.
Al llegar tan pronto se me ocurrió que podíamos ir a Arches y ver la puesta de sol en Delicate Arch, algo que para todo aquel que vaya a ir recomiendo encarecidamente. Nos costó un poco encontrar hotel, bueno, a la segunda, pero como en el primero nos dijeron que estaban completos nos agobiamos un poco. Nos hospedamos en un motel 7 correcto sin más y al parque que nos fuimos...
Yo lo recordaba bien ya que en una de mis películas favoritas, Telma y Louise, tiene mucho protagonismo. Esos arcos rojos que contrastan con las suaves ondulaciones del terreno que aparecen al fondo cuando las dos protagonistas se encaminan hacia su destino final... También salen al principio de Indiana Jones y la última cruzada, cuando el es joven y encuentra la Cruz de Corcovado (¿o era Coronado? Bueno, no se...).
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Llegamos hasta el aparcamiento de Delicate Arch (muy famoso, tanto que es el motivo que sale en las matrículas de Utah) y comenzamos el paseo. No es excesivamente duro, 1 hora a paso normal, pero como llegábamos tarde para la puesta de sol lo hicimos muy rápido y sí que se nos hizo duro. Encima nos equivocamos (no está muy bien señalizado) y nos llevamos con nosotros un montón de gente detrás que se acordarían de nosotros


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Perdimos otro tanto dando la vuelta pero al final llegamos... y vaya si mereció la pena. La visión de ese paraje increíble con el arco presidiéndolo todo en el centro y la mágica luz de la puesta de sol no se me olvidará en la vida.
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Una vez se puso el sol, y absolutamente contentos nos fuimos de allí, esta vez más tranquilos y disfrutando del paisaje. Dejamos el parque pero con la intención de volver al día siguiente para disfrutar de sus maravillas. Llegamos al hotel, descansamos un poco, nos cambiamos y nos fuimos a dar una vuelta por Moab, cansados como mulas... Cenamos algo en un bar (una ensalada muy buena con frutos secos y una gran hamburguesa para varias) y nos retiramos a descansar, que el día siguiente era muy duro también, como todos...