El nuevo día amanecía sin rastro del jet-lag, pero el sonido del aire acondicionado de la habitación molestaba de vez en cuando, y apagarlo no era una opción debido al bochorno, como nos íbamos a acordar, días después, del bochorno y el calor de Miami……
Tras un paseo hasta el lobby para coger unos cafés, flojos, flojos, y unas barritas de cereales para acompañar, mas alguna otra para el viaje, hacíamos el check out y dejábamos mi maleta de mano a Thomas, el amable chico de recepción, para que la tirase a la basura. Desde ese día, pase a usar una mochila como equipaje de mano, y la verdad es que la capacidad era prácticamente la misma.
Salimos al parking y cogimos el Mustang por última vez. Como el hotel está relativamente cerca del Rental Car center, decidí llenar el depósito en la gasolinera de la esquina. 2,29$/galón. Ojito con esto, porque las gasolineras que están justo en la puerta del Rental Car center llegaban a cobrarlo a 3,50$/galón.
En el momento de echar gasolina, problemas. Los surtidores funcionan con tarjeta de crédito. Como todo en este país, pero tras pasarlo por el lector, solicita un código zip. (Código postal) Decidí probar a meter 00000, pero el surtidor me mando pasar por caja “See cashier”. Al final la solución fue dejar 20$ al cajero, también puedes dejar la tarjeta, pero no me atreví. Tras eso, repostas y si sobra, vuelves a por el cambio. Creo que pagué algo así como 8$ hasta llenar el depósito. No mucho después de pasar una tarde completa conduciendo por ciudad en Coral Gables y Coconut Grove.
Entregar el coche de alquiler es sencillísimo, buscas el parking de tu compañía, entras y lo dejas en la fila. Antes de que quites las llaves, aparecerá un empleado de la empresa que tras meter la matricula en una pda, comprobará las luces, un poco del estado exterior y te pedirá el gps si es el caso.
Abandonamos al Asturcon, no sin pena, y tras volver a coger el Miami Mover, de nuevo al aeropuerto. Camino a la terminal de American Airlines. Una vez allí, terminales automáticos para el check in. (La foto es del aeropuerto de Nueva Orleans, pero son iguales)
Metemos número de reserva, añadimos el equipaje facturado y sacamos tarjetas de embarque, pero como la VISA es extranjera, toca hacer la facturación de equipaje de forma manual con un empleado. La facturación de cada maleta nos costó 25$...... como dije al principio, este vuelo se salió de precio, pero al ser interno y en semana de Acción de gracias, era lo que tocaba.
Tocaba control de seguridad. Saque las cámaras de la mochila, quite los zapatos, quítese la gorra, póngase en el scanner de cuerpo entero con los brazos en alto, espere…………. Y de nuevo show. Yo había pasado en camiseta (Bendito calor de Miami). Pues sabe dios porque, apareció que llevaba algo escondido o pegado en la espalda, cuando lo único que tenía era sudor, pues nada ahí va el policía a tocarme. (Con lo facilón que soy yo) “¿Qué lleva usted en la espalda?” “Voy a cachearle” El hombre no debía confiar en mi palabra y metió la mano bajo la camiseta.
Si lo llego a saber, me la quito y acabamos antes. Evidentemente, no había nada y me dejaron pasar.
Tras un paseíto por los pasillos de la terminal, llegamos a la puerta de embarque donde tocaba esperar 1 hora. Aunque algún que otro pasajero parecía llevar esperando bastante mas que nosotros.
Yo me coloqué frente a una ventana y pasé el rato viendo y fotografiando aviones, uno de mis hobbies.
Aquí os enseño la torre de control del Aeropuerto internacional de Miami
Y este era el A319 que nos llevaría hasta Nueva Orleans.
Un vuelo de aproximadamente 1:50 horas. Muy tranquilo, asientos en polipiel, sistema de entretenimiento personal (La mayoría de las opciones eran de pago), y una bebida servida a mitad de vuelo. Muy buena experiencia de vuelo, para tratarse de un vuelo regional, pero el precio………. (Lo siento no puedo evitar pensar el clavel que nos pegaron)
Tras aterrizar en el aeropuerto de Nueva Orleans, que da una sensación de viejo terrible, a recoger las maletas. Esta vez fue la mía la que tardó un poco más, pero todo ok.
El Rental car facility está fuera de la terminal, por lo que hay que darse un paseíto por el exterior de la terminal. “Toma cambio de temperatura” habíamos pasado de los 24ºC de Miami a unos 10ºC así sin más.
Por suerte el centro de alquiler de coches no está muy lejos. Esta vez nos atendió un chico de color que hablaba un excelente español, lo que aligeró mucho las cosas, ya que mantuvimos una conversación extraña, cambiando de idioma en mitad de las frases. De nuevo te dan la opción de prepagar un depósito de gasolina y devolverlo vacío (A un precio por galón bastante alto) Como tenía absolutamente todo contratado solo me preguntó si quería un coche de gama superior…… Mas bien no. Ya estaba alquilando un Premium, asi que por encima de eso solo tengo los Luxury. Fue una sugerencia que me extrañó un poco, pero unos minutos después, en el parking entendí el porqué. El precio de 12 días, Premium, con todos los seguros sin franquicia y asistencia en carretera incluido fueron unos 420€.
Como este alquiler iba a ser nuestra montura durante muchas millas, decidí optar por algo grande y cómodo, por eso me fui a la categoría Premium. Un Chrysler 300 o similar. Quería poder tirar todas las maletas en el maletero sin tener que jugar una partida de Tetris cada mañana, y como iban a ser viajes largos, lo quería confortable. El Chrysler 300 es un coche que tenía muchas ganas de probar y había leído bastantes cosas sobre el.
Como me temía que pudieran darme otro, también había mirado las otras opciones que suelen alquilar. Buick Lacrosse o Cadillac CTS
Los llevaba todos estudiados, pero claro……… cuando intentas aventurar una cosa así pasa lo que pasa. Llegamos al parking y la chica nos dice que podemos elegir entre un Mustang descapotable “¿Perdón?” o un Chevrolet Impala. “Sorry, but i rented a Premium car, i don´t want a convertible” “I know, Mustang or Impala” “Thanks”
La madre que los ………. Un Impala, ¿Cómo es el Impala? La imagen del Impala que yo tenia era de coche de jubilado, con eso os lo digo todo. Nos acercamos a la plaza donde estaba el coche……. Y este era el elegido por los amigos de Alamo.
Encima blanco, color que no nos gusta a ninguno….. y con un rasponazo bastante grande en el parachoques trasero…… bufffff . Por un momento pensé en llevarme el Mustang, pero el maletero…… Pues nada, si es lo que hay, es lo que hay. Me lo quedo. Una vez dentro, la cosa mejoraba, asientos de cuero, pantalla táctil, asientos eléctricos, mas grande que el salón de mi casa, y con un diseño bastante chulo. Pero el maletero…..hay el maletero. Cuando abrí el maletero vi el cielo abierto. Mi maleta enorme, la de Ana, la de cabina de Ana y mi mochila, tiradas de cualquier manera, NO LLEGABAN A TAPAR EL SUELO….. y aún quedaba espacio para poner otro tanto encima de lo que llevábamos. En ese momento la única frase que me salió fue “Caben 3 jodidos cadáveres”
El coche solo tenía 1500 millas, unos 2200 km en el marcador. Estaba nuevo, nuevo.
Esta foto del panel esta hecha mas adelante, por eso aparecen mas millas en el marcador.
Una maquina con motor V6, 305 caballos de potencia, 5,10 metros de largo, 1,7 toneladas de peso y que vale unos 35000$. Animalito, mira ya se me ha ocurrido su nombre “Animalito”
En cuanto arrancamos el “Animalito” y salimos de la plaza del parking llegaron con un Buick Lacrosse, de no haber visto el interior del Impala quizás hubiera cambiado, y creo que me hubiese equivocado.
Salimos del garaje y enchufamos nuestro TomTom con los mapas de allí. En Miami habíamos comprobado que funcionaba correctamente. Pusimos la dirección de nuestros parientes en Pensacola y a conducir. Primer viaje largo. 3 horas.
Cuando arrancamos pensamos si parar a comer más adelante o seguir sin comer. Eran las 3 de la tarde y se nos podía hacer de noche por el camino, y callejear por Pensacola en la noche no me atraía mucho. (Aún no me había soltado a conducir por allí).
Nuestra primera sorpresa, que nos haría reírnos muchas veces en el viaje, fue escuchar al gps dar las indicaciones, pues leía literalmente en español los nombres de las carreteras o los lugares, con lo que parecía un niño de 5 años intentando leer palabras en inglés.
Fuimos del tirón hasta Pensacola, pasamos de largo el USS Alabama en Mobile. Un barco militar que puede ser visitado por dentro y donde existe un museo de aviones con un Blackbird. Una de las joyas de la aviación militar. Me dolió, pero tocaba renunciar a esta visita. Más tarde agradecería no haberlo visitado en este momento….. Pero eso es otra historia.
A nuestra llegada, no hubo que investigar mucho para encontrar la casa. Mis parientes habían colgado una bandera de Cangas de Onís enorme en la puerta del garaje. Jajajajaja
Eran casi las 7 de la tarde y justo se había hecho de noche al llegar a Pensacola, por lo que no pudimos ver mucho del barrio. Eso si, las vistas desde la parte trasera de la casa prometían.