Un poquito de madrugón, un rato para terminar la maleta de mano y en marcha.
Mi amiga me llevó a la terminal de rental-car del aeropuerto y sobre las 9Am estaba completando los papeles para llevarme el coche. Bajé al párking con un montón de intriga, a ver qué había. Ya le había dado la tabarra a Álamo a través de Facebook para que me indicaran qué modelos tenían (lo cierto es que la atención al cliente en USA es la leche, o al menos esa es mi impresión) y tenía mucha curiosidad.
Seguramente ya lo sabréis, pero no está mal recordar que en todo lo que he recorrido de USA, lo normal es que al alquilar un coche sea el cliente el que elija cuál se lleva dentro de la categoría escogida, de forma que no recibes la llave de uno en concreto sino que puedes ir mirando los que haya y el que más te convenza, lo arrancas y te lo llevas. Eso al menos con compañías americanas como Álamo y Dóllar. Sé de gente que con Hertz en Orlando le han dado una llave y a correr.
Total, bajé al párking y me indicaron la fila donde estaban los Premium. Eché un vistazo. Un par de Chevrolet Impala (lo conduje el año pasado, descartado), algún Dodge Charger (llevé la versión anterior en 2012 y tragaba como un loco, fuera) y un Nissan Máxima negro precioso que era uno de mis preferidos. Ya sabéis cuál me llevé, ¿no?


Decidí ir hacia Naples por la 41 en lugar de por la autopista 75. Más que nada porque así podía cruzar todos los Everglades y pararme a ver algún alligator, como decía en la introducción. Pasé de largo por "Coopertown Airboats", donde estuve hace unos años pasándolo genial en una de esas lanchas de CSI Miami. Un consejo: si queréis ver la fauna de los Everglades, no os deis la panzada de kilómetros que conlleva bajar hacia los Cayos (a no ser que vayáis a ir a los Cayos, claro). Es mucho más cómodo coger la 41 e ir a Coopertown. Ves lo mismo, a mejor precio y más cerca

La verdad es que la 41 es una recta larguísima de casi 200Km

Eran las 13:15 cuando llegaba a Naples. Paré en un Públix a comprar ochocientos millones de trillones de litros de agua, algo de fruta y patatas fritas y tras hacerme con las provisiones fui directa a comer a Brook’s Gourmet Burgers and Dogs (330 9th St S). Comí una hamburguesa muy rica y un refresco por 16$.
Mi siguiente parada planificada era la playa de Lowdermilk Park. Cuando estaba llegando, vi el comienzo de uno de esos barrios de película, con césped de película, casas de película y buzones de correos de película y sin pensármelo me metí a callejear por allí con mi coche (de película también). Me recordó mucho a Coral Gables en Miami. Las casas y la zona era preciosa. Ni una sola verja. Qué maravilla



Me habría quedado dando vueltas por allí durante siglos, pero quería darme un baño. Aparqué en Lowdermilk Park (curioso, en Naples todas las plazas van numeradas y tú pagas por número de plaza, no por matrícula como en Miami) y me dirigí a la playa. El mar en algunos puntos tenía un color chocolate que no me gustó nada y venía un poco revuelto



Algo desencantada con la primera playa, me dirigí al muelle de Naples. Al llegar, un buen samaritano que se iba me dejó su plaza de párking, que estaba pagada hasta una hora y media después. Gracias, ¡majo!





Estuve un buen rato por allí hasta que decidí irme a la calle 5 (5th Ave South), que tenía anotado que es la zona de restaurantes y tiendas. No había mucha gente porque tal vez era pronto (sobre las 5.30pm) y tal vez porque en USA nadie camina por la calle. En cualquier caso, me gustó.

Tenía aún algo más de una hora de camino hasta mi alojamiento, así que tocaba conducir otro rato. Serían cerca de las siete de la tarde cuando llegué al Motel (como decía en la introducción: "La Quinta Inn & Suites Ft. Myers – Sanibel Gateway"). Está en el medio de la nada, al lado de la autopista, con un mall con Públix y otros comercios a un lado y un outlet (Tanger Outlet creo que era el nombre) al otro, pero para mí la ubicación era perfecta porque estaba a las puertas de Sanibel-Captiva, cerca de Fort Myers y más aún de Fort Myers Beach. Además, tenía piscina y jacuzzi y eso había que aprovecharlo, aunque ese primer día no pudo ser. Me asignaron mi habitación y me llevé el coche hasta la puerta (me encanta eso en este tipo de moteles). Era grande y muy limpia, pero al entrar se me congelaron hasta las pestañas. ¿Está loca esta gente?


Tras una ducha, arranqué de nuevo y me fui al centro de Fort Myers. Me duró llegar unos 20 minutos, así que eran cerca de las 8:15pm cuando llegué. El centro es más pequeño de lo que pensaba, era Martes, de noche y no había casi nadie por la calle. Resultado: me dio algo de yuyu


Tras un par de capítulos de "The Big Bang Theory" que pillé por casualidad, era hora de descansar. La verdad es que había sido un buen día y todo iba sobre ruedas, sólo empañado por la primera playa de Naples. A dormir, ¡que mañana tocan unas islas que me apetecen mil!
