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Martes 28 de febrero y si nos levantamos antes, lo hacemos ayer!
Hoy es uno de esos días que queremos ver amanecer en algún lugar (vendrán más), y la cosa no sabemos si pintará bien. Como es obvio hay que levantarse cuando todavía es de noche, con lo que es más complicado saber si hace buen tiempo para ver un amanecer. Además estamos en Bryce y ayer quedaba nevando ligeramente cuando nos fuimos a dormir. Es bastante probable que el cielo esté nublado y eso no es bueno.
Pero hay que intentarlo, con esperanza hasta el último minuto. Lo bueno es que el lugar donde queremos ir está a un paso del hotel y después tendremos que pasar otra vez por el pueblo; con lo que podemos aprovechar para salir rápido y al volver terminamos de hacer maletas, desayunar etc, antes de seguir camino.
Así que con nocturnidad y alevosía abandonamos el hotel cuando todos duermen, saliendo con lo mínimo imprescindible, que en este caso es una buena cantidad de ropa de abrigo. Vamos a estar un buen rato a la intemperie, en una zona alta y nevada, posiblemente con viento, y a primerísima hora de la mañana.
Y no es para menos. El amanecer en Bryce Canyon es uno de esos momentos que no te puedes perder, según los expertos y entendidos. Pero hacerlo en pleno invierno es algo más que una experiencia, es una prueba de valor...
No son ni las seis y media de la mañana y salimos del hotel hacia el coche. Primera prueba: llegar al coche sin resbalar, caer o morir congelado. Ahora es cuando de verdad se agradecen los asientos y el volante calefactados.
Miramos al cielo: mmm no pinta muy bien. Está nublado aunque yo intuyo que va a abrir, lo presiento... Oficialmente el amanecer hoy será entre las 6:40 y las 7:20. Vamos bien de tiempo porque literalmente el parque está vacío. La carretera desierta y las áreas de aparcamiento igual. Estamos solos. En la entrada ni rastro de rangers, ¿quien va a venir a esta hora?
Vamos directos al punto: Inspiration Point. La temperatura exterior ronda los ocho grados bajo cero
y corre una ligera brisa que se convierte en viento en el borde del cañón; y ni un puñetero sitio donde resguardarse!!El cielo está así así: sobre nosotros hay un claro, en el horizonte por donde saldrá el sol hay nubes, y desde la parte occidental una niebla amenaza con fastidiarlo todo. Toca esperar.
El tiempo parece detenido. ¿Hoy no va a amanecer nunca o qué? Nos movemos compulsivamente de aquí para allá, en un intento de mantener el calor corporal, buscando el abrigo de un árbol, un matorral... Hay que matar el tiempo mientras esperas, vas haciendo alguna foto mientras deseas que el sol aparezca ya de una puñetera vez sobre las nubes del horizonte. Porque esa es otra: está claro que un amanecer puro no tendremos, y el sol no solo tiene que asomar por encima del horizonte sino también por encima de aquellas nubes lejanas que no hacen sino que retrasar la foto final.
D. hace dibujos sobre la nieve, yo camino de aquí para allá, y todos estamos deseando volver a ese coche bien calentito, incluso uno de nuestros móviles se apagó por culpa del frío... lo que hay que hacer por una foto!!
Finalmente...
Y ahí estamos, cuatro mataos completamente solos en un parque nacional a 2469 metros sobre el nivel del mar viendo uno de los amaneceres más bonitos. El sol, la nieve, el silencio, las montañas... ¿a qué huelen las nubes?
Entre extasiados por el paisaje y congelados por el frío, regresamos al mundo real y tenemos que volver al coche calentito a recuperar la sensibilidad en cara y manos. Regresamos al hotel para cargar las maletas y salir en ruta hacia el este. Seguiremos la ruta tradicional entre los turistas de las carreteras 12 y 24. Los paisajes por esta ruta son preciosos, pero hay muy pocas poblaciones y servicios, así que en Escalante aprovechamos para llenar el depósito. Bastante cara la gasolina pero no hay más remedio. Si los primeros 26 km fueron de descenso casi continuo, los siguientes 26 volvemos a acender hasta los 2300m; prácticamente la misma altitud que Bryce, y vuelve la nieve y el hielo. Afortunadamente el cielo está casi despejado y la ruta se hace sin problemas.
Nuevo descenso gradual hasta entrar en el cañón de Calf Creek, que aún así sobrepasa los 1600m. El cañón es sí es pequeñito, pues el río que le da nombre es apenas un arroyo.
Precisamente aquí haremos la actividad principal del día, con un trail de unas tres horas y algo más de nueve kilómetros (ida y vuelta) por el cañón hasta las llamadas Calf Creek Falls. Al principio del trail, junto a la carretera, hay una área de aparcamiento y picnic con información acerca del lugar, así como unos folletos gratuitos donde te explican algunos puntos del recorrido, marcados con postes numerados.
Iniciamos el trail en torno a las nueve y media de la mañana y yo, a pesar de mi lesión de rodilla, en seguida me obceco con el camino y voy adelantándome al resto del grupo; que me dicen que disfrute más del paisaje y no corra tanto.
pero no puedo remediarlo.
El camino en sí no es complicado, porque discurre casi todo por el fondo del valle, y solo tiene ligeros repechos propios de un terreno ondulado. Eso sí, apenas hay sombra salvo cuando discurre más próximo al río, que hay algunos árboles. Estaba más concurrido de lo que imaginábamos.
Aunque pueda parecer un poco monótono el camino, la recompensa final merece la pena:
Un precioso y solitario salto de agua de unos treinta metros flanqueado por dos inmensas moles de roca y semioculto detrás de un bosque de ribera. Aguas cristalinas que resbalan por la roca que ya está pulida (ojo con los resbalones, que D. casi se cae el agua) cayendo en una poza rodeada de vegetación como en una isla tropical...
Puntualizaciones: Uno, lo de vegetación es un recurso literario porque es invierno y vegetación poca y/o seca. Dos, lo de tropical por la vista, que por la temperatura tanto del agua como del ambiente se nota que estamos en invierno. Y tres, es cierto que esto en primavera-verano estaría más bonito con todos los árboles verdes; pero seguramente con menos agua.
De todas formas, un apunte más acerca de la visita a este lugar. Es recomendable hacerlo a primera hora de la mañana, que es cuando el sol ilumina toda la cascada. Nosotros estuvimos allí en torno a las once y once y media; y cuando nos íbamos, la rocas de la izquierda comenzaban a dejar en sombra la cascada. Ya no era lo mismo que a pleno sol.
Por cierto, el nombre es Calf Creek Falls, con lo que se deduce que hay más de una cascada. En realidad son dos, pero la segunda está aguas arriba, no es tan alta y hay que seguir un trail más complicado.
De vuelta al aparcamiento nos vamos encontrando más gente que antes, lo que nos da una idea de la importancia del lugar. Como hemos madrugado mucho esta mañana y el caminar abre el apetito, decidimos comer ya en el área de picnic.
Seguimos hacia el este, y aunque desde el valle de Calf Creek no se divisa, la carretera sube rápidamente por la ladera hacia la cresta de la montaña, convirtiéndose en una "crazy road" que hace equilibrios entre dos barrancos:
Subida con gran pendiente desde el fondo del valle...
Desde arriba es obligatorio parar un momento a hacer unas fotos y contemplar la inmensidad del territorio de Escalante, desde este mirador privilegiado a más de 2000m. Solo ves montañas a tu alrededor, pero cada una diferente, con sus matices de colores, o por la nieve en la lejanía...
El descenso hasta el pueblo de Boulder es breve, y solo marca el inicio de una nueva ascensión, esta vez sí verdaderamente importante: las montañas de Boulder.
La Carretera escénica 12 sube de manera constante hasta atravesar el puerto de montaña a 2926m. Afortunadamente a pesar de la cantidad de nieve, el pavimento estaba completamente limpio, lo que demuestra que esta carretera permanece abierta todo el invierno (salvo tormenta de nieve supongo). Podemos decir que en este punto de la ruta hemos tocado techo.
Vamos con retraso. El plan era llegar a Capitol Reef sobre las dos y son las dos y media y aún estamos aquí y lo vemos a lo lejos. Con casi una hora de retraso llegamos al Visitor Center de Capitol Reef.
Nos detenemos lo mínimo para pillar el mapa, coger el sello del parque y salimos hacia la Scenic Road. Nuestra intención era pasar por Capitol Gorge y hacer el trail, aunque al final debido a la falta de tiempo y que tampoco nos parecía la leche, solo nos acercamos con el coche hasta el parking e hicimos un pequeño tramo de unos trescientos metros.
De regreso a la carretera 24 nos detuvimos a hacer unas fotos en Fruita y poco más. El día es complicado y tenemos muchos kilómetros por delante todavía. Continuando hacia el este, nos encontramos con uno de los parajes más inhóspitos e irreales posibles. Parece que circulamos por la luna, pero en realidad se llama el Blue Valley (y con razón).
Vamos a contrarreloj, pero queremos llegar al último lugar del día antes de que anochezca. Y ciertamente lo conseguimos en el último momento. Llegamos a Goblin Valley State Park cuando el sol está sobre el horizonte. Nuevamente el parque está desierto. En la caseta de entrada esta solamente una chica que suponemos que es la guarda. También había dentro un chico que suponemos que se la estaba ligando, lo intentaba o ya lo había hecho...
¿qué mejor momento para ir a ver a tu chica al trabajo que cuando está sola en un parque desierto a docenas de kilómetros del pueblo más cercano....? Creo que hemos interrumpido algo... La verdad que no me extraña que esté vacío el parque. 13 pu...ñeteros dólares la entrada por ver unas piedras redondas?
Cerca de las seis de la tarde y hace ya un frío que pela, por culpa del viento sobre todo. Nuevamente un paisaje surrealista, con estas formaciones rocosas que más bien parecen figuras de barro, y de nuevo ese silencio sepulcral, solamente roto de manera casi imperceptible por el ruido de los constantes aviones que cruzan el cielo.
Tras media hora de paseo por el lugar y como oscurece y no hay nada más que ver, volvemos al coche, que todavía nos queda camino hoy.
La última anécdota del día la protagoniza una vaca fantasma que apareció de la nada. Hay que estar atentos a la carretera en todo momento, pues un paisaje en principio desértico nos depara también sorpresas...
Son unos 160km hasta el hotel, que tenemos en Moab. Llegamos ya con noche cerrada. Tan solo podemos hacer el check-in, cenar en la habitación y a dormir después de tantas horas y el madrugón de hoy.
El hotel en Moab: Inca Inn Motel, en pleno centro, 143.20€ una habitación para cuatro dos noches, desayuno incluido.
Poco puedo decir del hotel. Está bien para el precio que hemos pagado en Moab. La habitación no era muy grande, pero todo limpio y correcto. El desayuno era sencillo, servido en recepción, pero bien en general.
Si acaso reseñar dos anécdotas: una que la alcachofa de la ducha tenía luces LED
y el detalle de tener un pequeño cesto con toallas viejas para que te limpies el barro de las botas y eso.Tras pasar tres noches en un hotel de Las Vegas, tres más en Kanab, y dos en Bryce Canyon; este será el último hotel del viaje donde pasaremos más de una noche.
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