1er. Día. Sin pescado
Los aeropuertos son el mejor espejo donde contemplar la globalización que ha sufrido nuestra sociedad. Y nuestro Egipto no es la excepción.
Que nervios
Un buen carruaje
Donde están aquellas terminales sin fingers ?, donde aquella idiosincrasia de la gente ?, donde unos policías daban más importancia a un partido de futbol retrasmitido por las TV, que no al control de los pasajeros, donde aquella improvisación que te permitía adelantar tu vuelo a otro avión, porque al fin y al cabo era el mismo destino, donde esos puentes de seguridad donde lo normal es que piten y lo preocupante lo contrario.
Donde está la batidora de sensaciones de decenas de voces chillando tu agencia, mostrando los rótulos a los recién llegados y asombrados pasajeros, registro de cámaras de video, las carreras para obtener visados…….
“recojan sus maletas y síganme, bienvenidos a Egipto, mi nombre es Mohamed, el Cairo es una ciudad de 20 millones de……..”
Ahora hace 18 años de nuestra primera visita a kemet, a Desjet o a Ta Meri, como la queramos llamar, a los orígenes. Todo es diferente a aquel tiempo. Todo es igual en todo el mundo.
Si no fuera por los indicadores electrónicos, no sabríamos donde estamos al bajar del avión y pisar el land-side, tiendas, publicidad, comidas rápidas. Solo hay algo que me hace reconocer que he llegado a Egipto:
El olor
Un olor profundo, que me llena el espíritu, que me hace feliz, que reconozco y reconoce cada átomo de mi cansado cuerpo.
Esta vez todo ha ido muy bien, no hay huelgas, la gente vuelve a sonreír (quizá no dejaron nunca de hacerlo) y siguen siendo muy amables. Me siento bien es como si recuperara 10 años de golpe.
Hacemos el transito a vuelos domésticos y nos acercamos a Luxor.
Esperando la conexión
El hotel, al llegar, nos enseña su faz más triste, de poca ocupación, algún viejo turista ingles amante de las piscinas, las cervezas y las hamburguesas (no importa el orden)
Nos gusta el Sonesta, mejor dicho el St George (un santo muy apreciado por los Coptos), en nuestras paradas en esta ciudad hemos estado en diferentes establecimientos y al final es en el que mejor nos encontramos. Nos asignan la 402, como en nuestro último viaje y aunque solo estaremos esta noche, pues mañana partimos a navegar, lo agradecemos. Este hotel nos acogerá antes y después del viaje por el Nilo.
No tenemos hambre, un shay by naná (de bolsita) y a dormir no sin antes ver lo que hemos estado soñando despiertos:
El sol hace su primer amago
PD. el titulo de no hay pescado, es porque deseábamos tomarlo, pero en el avión solo había Chicken or beef.