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El cuarto día de viaje, hay que ver que rápido pasa el tiempo cuando te lo estás pasando bien!
En fin, hoy empezamos la ruta propiamente dicha, abandonamos LA para dirigirnos a Williams, la puerta desde donde mañana visitaremos el mítico Gran Cañón del Colorado.
Casi 700km a través de California y Arizona y una duración estimada de unas 8h más las paradas pertinentes.
No fue fácil programar esta etapa, sabíamos que eran muchisimas horas y que el tiempo final estimado podía variar mucho según varios factores... para colmo debíamos hacer el chek-in en el hotel de Williams antes de las 22.00h o nos cobrarían un cargo extra por "late chek-in" y obviamente teníamos muchas cosas que ver por el camino...
Así que optamos por aprovechar el jet lag para madrugar y estar a las 7 ya en marcha e ir haciendo las visitas siendo conscientes que tal vez tendríamos que dejar alguna visita para un próximo viaje si el tiempo nos apremiaba. Además Williams es un pueblo precioso, denominado la capital de la Route 66, así que el plan era llegar a media tarde para poder visitarlo y disfrutarlo.
Pues bueno, como ye he dicho, jugamos la carta jet lag a nuestro favor (una vez más), levantándonos sin mucho problema a las 6 de la mañana. Empacamos equipaje, chek-out, lo cargamos todo en el Dodge, nevera de corcho sin hielo pero llena de botellines de agua fríos de la nevera, no hay máquina de hielo en el hotel, pero estando fríos creemos que aguantarán bastante y salimos!
Encontramos tráfico bastante denso en la freeway, que, como ya nos imaginábamos, se esfuma justo al llegar a la salida del downtown y cruzamos todo LA hasta empalmar con la I15 dirección las Vegas. Tardamos prácticamente 2 horas en salir del area metropolitana
y eso que había poco tráfico! A eso de las 9h paramos en un solitario McDonald's que hay en un lateral de la autopista para desayunar.
Tomamos un café enorme y unos palitos de queso que habíamos comprado en el 0.99$, a estas alturas ya le hemos pillado el gustillo al café americano, personalmente el único secreto para poder beberlo es no echarle nada, ni leche, ni azúcar, ni nada... beberlo tal como sale de la cafetera y la verdad es que no está nada malo.
Continuamos nuestro camino hacia Barstow, se nota que el paisaje está cambiando cada vez hay menos verde y más color tierra y el sol se nota que "pica" mucho más que en LA.
Una hora más tarde llegamos a nuestra primera parada, Barstow donde dejaremos la I15 dirección Las Vegas para coger la I40 y adentrarnos en Arizona.
Barstow es un pequeño pueblo que ha crecido alrededor de dicho cruce, paramos en un pequeño "parque" que hay en el centro donde pudimos ver uno de los vagones de la mítica Santa Fe que hay repartidos por Arizona y California, un tanque M26 "Pershing" y un pequeño museo de la route 66, que estaba cerrado.
Pusimos gasolina (30$) y cambiamos de driver, L se puso al volante por primera vez en todo el viaje
, dio un par de vueltas a un parking semi vacío que había al lado de la gasolinera para familiarizarse con el Dodge, a los 5 minutos está quemando rueda calle abajo... lleva la gasolina en la sangre... Siguiente parada Cálico Ghost Town! Situado a escasos 10 km de Barstow está situada esta recreación de un pueblo minero del Mojave, si bien es cierto que antaño (finales s.XIX) fue una prospera mina de plata no fue hasta el 1950 que un empresario lo adquirió, estando ya abandonado, para reconstruirlo y convertirlo en una atracción turística.
La entrada vale 8$ por persona y el pueblo es mitad museo mitad tiendas de artesanía/souvenirs, pese a ser una turistada de primera, transmite muy bien lo era la vida en esa época y te hace sentir como Clint Eastwood en uno de sus famosos westerns. Es una visita interesante y vale la pena pagar la entrada para estar un par de horitas paseando por el pueblo.
Dentro del pueblo hay tres "atracciones" que se pagan aparte, un paseo por las minas, un mini-curso de prospección de plata y la Mistery House. Cuestan 3$ cada una o hay un pack que te entran las tres actividades por 7$.
Nosotros hicimos la Mistery House, que es una casa construida en pendiente para crear una serie de efectos visuales, como pelotas que parece que suban cuando estan bajando, sillas de las que es casi imposible levantarse y una simpatica familia de murcielagos "bats"
son apenas 15 minutos pero por 3$ por persona la verdad es que nos reímos muchoFinalmente después de una dos horas y con el estomago ya rugiendo fuimos al coche y L volvió a ponerse a los mandos del vehículo para dirigirnos a uno de los puntos que más ilusión nos hacía de la ruta, comer en Peggy Sue's!
Que contar de este 50's dinner que no sepais? Ambientación, localización, servicio, comida, precio... lo tiene todo para ser un imprescindible de la ruta, situado en Yermo Road, justo al lado del aeropuerto militar de Barstow. Aparcamos en el enorme parking exterior y entramos al local resguardándonos del calor extremo, 44ºC nos recuerdan que estamos en pleno Mojave.
Cuando entras es como subirte al Delorean y entrar de lleno en una película, casi esperas que aparezca de repente Marti McFly o Danny Zuko volviendo del lavabo. Nos sentamos en una mesa al lado de la Rockolla y de la estatua de Elvis, Buddy Holly en el hilo musical, en la pared un cuadro de nuestra camarera junto a Dani de Vitto, parece que han pasado por lo menos 20 años pero Doris continua igual de arrugada y risueña.
Pedimos Sandwich "Tina Tuna Turner" para mi mujer y pollo frito picante para mi, dos cokes y cheescake "to share" de postre. Y todo por 40$ propina incluida.
Luego nos dimos una vuelta por la tienda de regalos y por un jardín de lo mas bizarro, con un estanque lleno de tortugas enormes, con estatuas de dinosaurios (¿?), un minigolf en ruinas y el sol del desierto a las 2 de la tarde... toda una experiencia!
Con la barriga bien llena volvemos al coche, son las 2 de la tarde, hace un calor que te mueres y nos quedan aún algo menos de 500km para llegar al destino, la verdad es que no vamos muy sobrados de tiempo así que habrá que sacrificar alguna parada para llegar a tiempo.
2 horas más tarde llegamos a Needles, donde dejaremos la I40 para hacer un tramo de montaña de la route 66 que pasa por Oatman un antiguo pueblo minero donde los descendientes de los burritos que usaban en las mismas viven a sus anchas.
Llegamos a Oatman después de subir por una carretera de montaña bastante escarpada, el pueblo es muy pequeño, lleno de tiendas de recuerdos, un par de bares/restaurantes y un montón de burros que hacen los que les viene en gana. Evidentemente está todo lleno de caca de burro y moscas. Es curioso pero no imprescindible.
TIP: Ojito con los burritos que son como los zombies, como uno vea (o piense) que llevas comida hará efecto rebuzno y en menos de lo que canta un gallo, tendrás una horda de burritos adorables pesiguiendote. Avisado estás.
Pues bueno, en 15 minutos teníamos el pueblo visto así que de vuelta al coche, bajamos el puerto de montaña y disfrutamos de una vistas espectaculares, la carretera no está muy bien cuidada así que ojito con la velocidad y ni se os ocurra ir de noche.
Justo al acabar el descenso nos encontramos con "Cool Springs Station" una antigua gasolinera de la ruta 66 situada en medio de la nada, estaba cerrada y solo la pudimos ver por fuera aunque con lo pequeño que es el local no creo que nos perdiéramos gran cosa. De todas formas es un sitio muy auténtico, en un lateral había unas mesas con piedras y fósiles marcados con distintos precios y una caja de madera cerrada con una ranura para que las pagases. Luego justo en frente había una garrafa de agua vacía con piedras en su interior por si querías hacer un donativo, había como 7 o 8$... me sorprendió tanto la confianza de esa gente que les dejé un par de dólares, quien sabe si no se los llevó el siguiente que paso por allí.
Otra cosa que nos sorprendió fue la paz de esa zona, silencio absoluto, solo roto por algún lejano grito de pájaro. Muy peliculero.
Nos encanto el sitio y poderlo disfrutar en esas condiciones fue toda una experiencia.
A todo esto ya eran las 6 de la tarde y teníamos ya ganas de llegar a Williams, así que optamos por seguir del tirón y dejar Kingman, Selingman y el otro tramo de la route66 para otra ocasión.
A medida que avanzamos, el desierto de Mojave con sus rocas, sus joshua tree y sus montañas va quedando atrás, dejando ver cada vez más vegetación, hasta convertirse en verdes y tupidos bosques al acercarse al gran cañón.
Alucinando con estas vistas llegamos sólo dos horas más tarde a nuestro destino.
Nuestro hotel, el "Canyon Country Inn", es una histórica casa americana convertida en alojamiento, es un edificio precioso con entrada directa a las habitaciones situadas a lo largo del porche de la casa. Cada habitación tiene una mesita y dos sillas en el porche donde puedes tomar el desayuno que se sirve en recepción.
La habitación era grande, con todas las comodidades necesarias (TV, nevera, sofá, armario, microondas, lavabo completo, toallas...), con desayuno tipo buffet incluido (muy correcto) y a muy buen precio. Además los propietarios (otra pareja de hindúes) fueron super amables y serviciales en todo momento. Muy recomendable.
Después de hacer el chek-inn salimos a dar una vuelta y a cenar algo, cabe decir que Williams es un pueblo muy pequeño pero muy animado, el hotel estaba a dos calles de lo que podríamos denominar "el centro", aunque es una distinción un poco absurda teniendo en cuenta su tamaño, el pueblo se considera la capital de la route 66 y está lleno de referencias a la misma.
Muchas tiendas de souvenirs y artesanía, restaurantes y bares de todo tipo, gasolineras históricas, coches clásicos expuestos a plena calle. Otro sitio que pese a ser una turistada nos encanto y es que por lo que parece estos americanos saben unir muy bien los intereses turísticos con su cultura y manera de vivir.
Compramos muchos recuerdos, algunos regalos y fuimos a cenar al "Far West Junction" un local con mesas comunes en el exterior donde sirven autentica comida vaquera con música country en directo. Aún estábamos llenos del almuerzo así que optamos por unas "tapas"
a la americana, es decir, patatas fritas, fingers de queso, jalapeños rebozados y una mazorca de maíz. Para beber, dos budwaisers (20$ aprox.), además pudimos hablar un poco con el dueño, un tipo vestido de cowboy, con el sombrero, el mostacho y el palillo reglamentario en la boca. Después del intenso día fue genial poder relajarnos en ese pintoresco lugar.
Y una vez cenados fuimos a dormir que bien merecido lo teníamos.
Valoración, el día de hoy a sido una pasada, tanto por los sitios visitados como por la aventura de hacer los 700 km en coche o simplemente por la belleza de los paisajes. Geográficamente este es un país increíble, en el que vale la pena simplemente mirar por la ventanilla del coche y asombrarse por las descomunales distancias vírgenes que como europeo es difícil asimilar.
Es algo que no me había planteado nunca, ver delante de ti extensiones de cientos de kilómetros sin ver una sola casa o construcción hecha por el hombre es algo totalmente asombroso que merece ser visto al menos una vez en la vida. Ellos tienen la suerte de tener todo ese espacio libre y nosotros de haberlo podido disfrutar. Somos unos afortunados!
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