Como el vuelo a Santa Marta no salía hasta las 14:15, después de desayunar nos dimos una vuelta por el centro comercial Oviedo.
La verdad es que nos íbamos encantados de Medellín, la ciudad nos había gustado y la gente era encantadora, más amable que en otros sitios que estuvimos después.
Sobre las 12 bajamos el equipaje y fuimos al aeropuerto en taxi que nos costó 70.000cop (20€) o sea, más barato que el transporte del hotel cuando llegamos.
Habíamos comprado un billete por internet de Medellín a Sta. Marta con la compañía Viva Colombia que nos salió por 313.426 cop (100€) los dos billetes con un paquete llamado “Plan paseo” que incluía check in en el aeropuerto (si no, lo tienes que llevar hecho de casa), 1 maleta por persona de 20kgs, fila rápida y selección de asientos.
El vuelo salió a las 14:15 y a las 15:30 ya estábamos en el aeropuerto de Santa Marta. Después de recoger las maletas tomamos un taxi para que nos llevara al Zaino, que es la población más cercana al Parque Nacional de Tayrona y nos cobró 100.000cop (28€) no nos pareció caro porque la distancia es considerable, 45 kms y tardamos casi 1 hora.
El hotel que teníamos reservado era el Hostal Monteverde (340.000cop unos 100€, 2 noches desayuno y wifi incluido) tuvimos que pagar en efectivo porque este hotel no admite tarjetas.
Teníamos reservada la habitación del árbol (solo hay una), a mí me hacía mucha ilusión, pero se me quitó rápidamente al ver los inconvenientes. Lógicamente se accede por una estrecha y empinada escalera, y como esto era de suponer íbamos preparados para no tener que subir todo el equipaje porque habíamos puesto lo necesario para esos dos días en una pequeña mochila, pero a pesar de eso yo no me veía subiendo y bajando muy frecuentemente por aquella escalera.

La habitación en sí es más bien un mirador, porque no tiene ventanas ni siquiera mosquiteras, está totalmente abierta, eso sí, tiene mosquitera encima de la cama. Yo empecé a pensar la cantidad de bichitos que nos íbamos a encontrar. Además, tiene puerta, pero sin cerradura, con lo cual cualquiera puede entrar y tiene también un baño diminuto. Por si todo eso fuera poco para quitarme las ganas, la dueña nos avisó que en caso de tormenta debíamos bajar inmediatamente del árbol por seguridad. El cielo estaba amenazante, no quería ni pensar en no dormir tranquilos pensando en que si se desataba una tormenta teníamos que salir pitando de allí. Así que, por todo ello, le preguntamos si tenía disponible una habitación normal y nos cambiamos.
Las habitaciones estaban distribuidas en cabañitas en cuesta, a diferentes alturas entorno a un jardín con una piscinita pequeña que por las noches iluminan y le da un aspecto idílico.
Arriba del todo está el edificio principal que es totalmente abierto, solo cubierto con un techo como de brezo a dos aguas y allí se encuentra la recepción y el restaurante.
El desayuno está incluido, pero si quieres comer o cenar allí tienes que reservarlo y elegir el menú de una lista para que te lo tengan preparado. Volviendo a las habitaciones, por lo menos la nuestra era muy amplia. Las ventanas tampoco tenían cristales, pero sí mosquiteras y había otra sobre la cama.
No había armario, solo unas baldas para dejar las cosas. Tenía varios ventiladores distribuidos por la habitación, pero no aire acondicionado, personalmente yo lo prefiero. El baño era pequeño pero aceptable, la sorpresa vino cuando fuimos a ducharnos, NO HABÍA AGUA CALIENTE, y para nosotros eso es algo importantísimo, ¿por qué no lo informan cuando reservas? Está claro, porque por lo menos yo no iría, pero me parece muy mal esa falta de información lo único que consiguen es tener que aguantar luego las quejas de los clientes.
Por lo demás el hotel me gustó mucho y exceptuando el tema del agua caliente, desde luego lo recomieno.
Una vez acoplados y duchados nos fuimos a cenar al hostal Yuluka, que está al lado, porque allí sí admiten tarjetas de crédito y nosotros no solemos viajar con mucho efectivo. La cena de los dos y los correspondientes gin-tonics nos salió por 82.000cop (24€). Cierran sobre las 21:00 así que hay que ir a cenar pronto. Después nos fuimos a dormir que al día siguiente nos esperaba una buena caminata en el Parque Nacional de Tayrona.