Después de desayunar nos recogieron en el hotel para llevarnos al muelle. Allí tuvimos que estar esperando un buen rato mientras llegaban las barcas y nos distribuían en ellas por agencias. El recinto donde esperas es al aire libre y muy básico, tiene una especie de bancos corridos, tipo gradas para esperar y hay puestos de bebidas y de ropa lo que nos vino muy bien porque mi chico se volvió a olvidar los escarpines en el hotel (qué cabeza) y tuvo que comprarse otros allí, 40.000cop, 11€, fijaos qué diferencia de precio con los que compramos en la tienda del centro. También compramos unas camisetas acuáticas. Recomiendo mucho estas camisetas finas de manga larga que secan rápido para protegerte del sol mientras haces snorkel. En el puesto nos costaron 40.000cop 11€ cada una, pero en las tiendas también eran más baratas.
Bueno, por fin embarcamos en lanchas rápidas y tras una corta travesía llegamos a Johnny Cay, que es un islote pequeño precioso como de película con una arena blanca, blanquísima y un agua turquesa ideal, la pena es que se fue llenando de gente hasta estar masificado.

En el centro hay mesas y varios chiringuitos. Nos reunieron a todos los de la lancha en una de ellas y nos explicaron cómo iba el tema de la comida, había que encargarla y podías elegir entre pollo, pescado o langosta, las dos primeras opciones valían 30.000 pesos y la langosta 100.000. Como no nos fiábamos mucho del estado de conservación de las langostas allí, elegimos la opción pescado. Si no llevabas suficiente efectivo, te daban la opción de abrirte una cuenta y luego ir a cobrar a tu hotel, cosa que nos vino muy bien y así lo hicimos. Nos citaron allí a las 12:00 para comer y nos fuimos a disfrutar de la playa.
Los refrescos valían 5000cop, 1,50€
Dimos una vuelta al pequeño cayo, nos bañamos y a las 12:00 fuimos a comer. El pescado estaba muy rico y lo acompañamos con una cerveza Club Colombia bien fresquita. Como las mesas eran de esas que están unidas a los bancos y tienes que pasar las piernas para poder sentarte, no sé qué hice, pero me caí a la arena y me raspé con la madera del banco, otra vez que nos vino muy bien el aerosol de apósito líquido desinfectante.
Después de descansar un rato tras la comida, volvimos a la lancha para ir a Cayo Acuario. El viaje en lancha fue muy bonito disfrutando de la vista un agua preciosa con diferentes tonos, por eso al mar de San Andrés se le llama el mar de los 7 colores. Pasamos por la barrera coralina que según nos dijo el guía es la tercera más importante del mundo.




Volvimos a la lancha y fuimos a los manglares, pero los vimos de refilón, no me causaron impresión, la verdad.
Regresamos a la Marina y tuvimos que volver al hotel caminando porque el traslado de regreso no estaba incluido, la verdad nos vino bien para secarnos porque llegamos empapados de lo que salpicaba el agua en la lancha. Al llegar fuimos un ratito a la playa frente al hotel para despedirnos de ella.
Por la noche habíamos reservado para cenar en uno de los restaurantes a la carta del hotel, pero solo encontramos cupo para el que está en Rocky Cay, así que volvimos a San Luis, por cierto, que tienes que ir por tus medios, ellos no se encargan del transporte. Cogimos un taxi y nos costó 18.000 cop por trayecto.
El restaurante estaba dentro del Club de Playa del Decamerón San Luis. Era al aire libre y estaba bien puesto con velitas en las mesas que le daban un aire romántico. El servicio impecable y la comida muy rica. Después volvimos a nuestro hotel y nos tomamos allí un coctel antes de acostarnos, al día siguiente teníamos que levantarnos temprano porque salíamos para Bogotá.
Consejos prácticos para esta excursión, imprescindible llevar:
- Zapatos de agua
- Equipo de snorkel, si no lo llevas también te lo alquilan allí, pero si eres escrupuloso, mejor llévate el tuyo propio y recomiendo las caretas enteras que venden en Decathlon, son geniales, no se empañan y tienes un gran campo de visión.

- Camiseta de nadar para no achicharrarte.
- Cámara acuática, mejor las deportivas, tipo Go pro que las desechables.
- Mejor ir temprano y no ir ni sábado ni domingo.
Mi opinión sobre San Andrés: tiene unas playas espectaculares, pero les falta infraestructura y limpieza. Los sanandresanos son menos amables y más antipáticos que el resto de los colombianos que me sorprendieron por su amabilidad. Yo solo lo recomiendo como parte de un viaje a Colombia, no como objetivo principal del viaje, porque para playas divinas hay otras zonas del Caribe como Punta Cana y Tulum que además tienen buenas instalaciones.