Como el vuelo de regreso a España salía por la tarde, aprovechamos la mañana para ver el Mercado de las pulgas de Usaquén.
Nos contaron que lo llaman así porque antiguamente se vendían muchos objetos viejos, actualmente no es así y puedes encontrar artesanía, antigüedades y un poco de todo. Es muy pintoresco y merece la pena la visita. Nos llamó la atención un mercadillo dentro de un garaje.
Compramos unos imanes en un puesto que había un artesano haciéndolos y te los personalizaba, eran muy originales.
A parte de los puestos, el mercado tiene mucho ambiente y hay espontáneos demostrando sus habilidades como esta chica.
En el centro del mercadillo hay una gran plaza con una estatua de Simón Bolívar, el venezolano, también llamado Libertador porque colaboró en que países como Colombia, Bolivia, Ecuador, Panamá, Venezuela y Perú se independizaran de España.
Comimos allí mismo en el restaurante la Mediterránea de Andrei, recomiendo el carpacho de pulpo y el lenguado a las finas hierbas, buenísimos. (146.625 cop 42€ la comida de los dos)
Después volvimos al hotel para recoger el equipaje e iniciar nuestra vuelta a España.
Cuando llegamos al aeropuerto quise plastificar la maleta, pero “sorpresa” no las plastifican por medidas de seguridad, ya sabéis, para poder revisarlas si sospechan que llevas “sustancias extrañas”, pero a cambio te ofrecen unas fundas muy chulas que son reutilizables y además las ponen un precinto, por cierto, que la mía llegó a Madrid sin él y con una notita dentro que decía que la habían revisado.
El vuelo de vuelta lo hicimos con Iberia y muy bien, salió en hora y fue muy cómodo y entretenido con tu pantalla propia para poder seleccionar la película que quieras, juegos, etc.
Hasta siempre Colombia ya te llevamos en el corazón para siempre.