Hoy es uno de los días cumbre en nuestro viaje: cambiamos de país, aunque solo sea por unas horas, y visitamos la Serenísima República de San Marino, el Estado soberano más antiguo del mundo, la Andorra de Italia.
Que nos hace ilusión lo muestra el madrugón que nos damos. A las 6:00 estamos sacando los billetes en la estación, a las 6:30 estamos de regreso ante la puerta del restaurante del hotel para desayunar y, tras un desayuno en tiempo record, a las 7:09 sale nuestro tren en dirección Rimini.
Una vez en Rimini, esperamos durante casi una hora en una cafetería, para coger el autobús que nos llevará a San Marino. Por cierto, aquí tenéis el enlace con la web de los autobuses. Y cuando llega la hora, después de 50 minutos descansando, mi marido tiene que correr para comprar los billetes: ya en la cola del autobús, a punto de subir, nos enteramos, que los vendían en el estanco situado junto a la cafetería en la que habíamos desayunado. ¡Suerte que está en una forma física espectacular! A raíz de esta carrera, se dice, se comenta, que Usain Bolt ha decidido retirarse.


Nosotros llegamos a la Piazzale Marino Calcigini, fuera de las murallas, pero también se puede llegar a San Marino Borgo Maggiore y subir a Città di San Marino en Funicular, que deja junto a la Oficina de Turismo.
En la Piazza della Libertà, la plaza principal de San Marino, se encuentra el Palacio Público, que es el ayuntamiento de la Ciudad de San Marino a la par que es el edificio oficial del Gobierno.

La verdad es que aunque parece un edificio medieval, recuerda mucho al Palazzo Vecchio de Florencia, fue construido a finales del siglo XIX y en los años 90 del siglo XX, fue objeto de una gran intervención, debido a la inseguridad del edificio. La fachada está decorada con el Escudo de armas de la República y de los cuatro municipios o Castelli: Serravalle, Fiorentino, Montegiardino y Faetano. Apoyado en tres arcos góticos un balcón central con dos grandes ventanas decoradas a cada lado.
El tesoro de este Palacio es el Aula del Consiglio. La figura de San Marino, el santo fundador, domina la sala. Se representa al Santo rodeado de sus seguidores: campesinos, soldados, eruditos, mujeres y niños, escuchándolo mientras los amonesta diciendo "Relinquos vos liberos ab utroque nomine " (os dejo libres del dominio de los demás).

Pronto se llega a la Basílica del Santo, neoclásica.

Ya desde aquí nos dirigimos a ver la primera de las tres torres que hay. La primera Torre se conoce también como Torre de Guaita. La Torre de Guaita data de antes del siglo XI, aunque ha sido restaurada en distintas ocasiones. Ha sido la sede de Guardia de la Roca, que queda muy bonito, pero que no quiere decir más que era la cárcel. Aunque se puede subir, la “maravillosa” escalera hace que solo mi marido lo haga. La verdad es que la Torre de Guaita es imponente.

Desde la cima de la Torre de Guaita se observa la segunda de las torres: la Torre de Cesta.

A lo largo del trayecto de unos 10 minutos que nos conduce a ella, vamos viendo distintas perspectivas de la Torre de Guaita. Esta Torre es posterior a la de Guaita, de los siglos XIII y XIV. Está situada en el punto más alto del enorme risco que es el Monte Titano. Las vistas son excelentes. Esta torre es la sede de un museo de armas antiguas. Desde aquí la vista de la Torre de Guaita con la ciudad de San Marino a sus pies es espectacular.

Tras bajar de la Torre de Cesta se llega hasta la tercera torre, la Torre Montale. El paseo es corto, unos cinco minutos, y transcurre en medio de un frondoso bosque. Esta torre no se puede visitar.

Y desde aquí, en un plis nos plantamos en la Piazza Garibaldi, donde empezamos a buscar un lugar para comer. La verdad es que muy lujoso no es, pero la comida no está mal.

Estamos al lado de la Porta San Francesco, una construcción que formó parte del sistema defensivo de la ciudad, y que se conoce como la Puerta de los Locos.

Y pronto nos vamos a buscar el autobús que nos lleve a Rimini. No hay tren directo, vamos vía Bolonia. El tiempo de espera hasta el tren que nos lleva a Mestre lo empleamos en buscar un supermercado, pero el Spar de la estación está en obras y en las inmediaciones no hay ninguno. Al llegar a Mestre, vamos a la carrera y por los pelos encontramos el súper abierto.