Nos acercamos a la recepción y tras pagar la factura, echo un ojo al libro en el que los viajeros reflejan los avistamientos del día anterior. Busco en especial guepardos (cheetah) y me doy cuenta de que hay una zona donde suelen localizarse: al norte de nuestro campamento cerca de los límites del PAN de Etosha. Ese será nuestro primer destino. El paisaje esta zona es mayoritariamente de praderas donde abundan gacelas, cebras, ñus...
El guepardo es el más frágil de los grandes felinos, a la vez que un animal muy hermoso y de figura estilosa: podríamos decir que son los top-model de los grandes gatos africanos. Es un cazador de praderas dónde se impone por velocidad incluso a las gacelas, pero tiene que tener mucho cuidado con otros felinos de mayor tamaño como el leopardo y sobre todo el león, que no duda en matarlo. Incluso las hienas los pueden herir fatalmente y le roban a menudo las presas después de cazarlas o les matan las crías.
Se dice quiere que guepardo pasa la mitad de la vida cazando y la otra mitad evitando ser cazado.
Tengo mi espina clavada con ellos, porque nunca los he visto en libertad. ¡Así que hoy vamos a guepardos!
Buscamos por las praderas y por pequeñas colinas. Nos acercamos a las charcas más próximas a la gran laguna y las praderas del norte de Halali, pero no tenemos suerte. Preguntamos a algunos vehículos con los que nos cruzábamos si habían visto “algo interesante” (eso incluye no solo a las cheetah), pero andan como nosotros: sin demasiado éxito mañanero.

Nos paramos en un par de puntos con buenas vistas de las praderas, pero solo podemos disfrutar del paisaje verde y de las manadas de ñus, cebras y otros herbívoros. Ni rastro de los cazadores. Los animales se bañan, retozan o pelean por una hembra, pero en general todo esta muy relajado.

Me siento como “pillando purpos” expresión del motrileño clásico que significa un estado de entre atontamiento y frustración y que da título a una de las más importantes aportaciones cinematográfica de Motril a la cultura mundial: www.youtube.com/watch?v=VcWlMxR3KxU
Así que aprovechamos para acercarnos al mirador de la gran laguna seca, el Pan de Etosha. Una enorme extensión completamente blanca, se despliega ante nuestros ojos. Se vuelve a nublar pero aun así hace un terrible calor. Nos adentramos en la laguna salada por un camino señalizado. Hacemos las fotos de rigor e iniciamos la vuelta.


Justo llegando al límite de la laguna salada aparece una gran manada de ñus que marcha en fila india. Parecen almas en pena avanzando por la banca llanura.

Allí paramos el coche y nos ponemos a comer observando cómo se van acercando los ñus lentamente. Estamos en un mirador en alto que domina el paisaje.

Al pie de la ladera, pasan tres chacales que creo que no se percatan de nuestra posición ventajosa de observador. Van peleando entre ellos o jugando, no se sabe muy bien.