BUSCAMOS UNA ALTERNATIVA A LA SUBIDA A LOS VOLCANES GORELY Y MUTNOVSKY
Los excursionistas regresan al cabo de un par de horas. Están empapados y llenos de barro. Aunque han caminado con cuidado, siempre pendientes de no resbalar y clavar bien los bastones, dicen que ha merecido la pena. Han visto Geysers y fuentes termales y, a pesar del mal tiempo, ha sido muy bonita. Esta excursión no debemos confundirla con la del Valle de los Geysers que se hace en helicóptero y que es una de las visitas estrella de Kamchatka.


Cuando llega Kyril, el grupo está nervioso, hablan entre ellos, el guía hace unas llamadas, habla con el grupo, vuelve a llamar… No entendemos nada. Finalmente nos cuentan que según las previsiones, el tiempo va a peor, así que las ascensiones al Gorely y al Mutnovsky quedan definitivamente suspendidas. Con este panorama, el grupo le ha pedido que nos busque otro alojamiento para evitar pasar una noche más en el campamento, que a estas horas es un auténtico barrizal, en el que además no podemos hacer nada a no ser que queramos pasar un día y medio dentro de las tiendas. Después de algunas gestiones, nuestros guías encuentran un hotel. Como ha sido decisión del grupo, lo pagamos de nuestro bolsillo y pagaremos también las habitaciones del staff. Por 45 euros por persona, esta noche dormiremos en un hotel.
Regresamos al campamento y Luidmila tiene la comida preparada. Unas hamburguesas de pescado con puré de patatas. Después de comer desmontamos el campamento. Tatiana y yo ayudamos en lo que podemos, pero nos sorprende la “ la russian tradixon “ como pronuncia Sergei, en que los hombre hacen la mayor parte del trabajo desmontando, cargando y colocando los bultos en el camión, y las 6 mujeres del grupo esperan en el camión sin mover un dedo. Tatiana me cuenta que todavía está muy presente esta idea que la mujer no haga fuerza, que eso es cosa de hombres…

Aunque sigue lloviendo la intensidad es menor y al menos, el viento ha parado. De hecho, cuando salimos del campamento, empieza a salir el sol pero el guía nos cuenta que no durará mucho.
Paramos de nuevo en la Silver Water, y aprovechamos para ir al lavabo a campo abierto…
Aquí es cuando nos damos cuenta de la poca“consciencia ecológica” que todavía hay en la zona, y que el turismo es una industria reciente ( solo 20 años) , todavía no es planteado en términos de gestión y planificación a largo plazo, pero la cantidad toallitas húmedas y pañuelos de papel en el suelo ( que parecen una alfombra blanca ) me hacen pensar en la necesidad que se pongan las pilas en este tema.
