Nos levantamos más tarde lo de que habíamos planeado, así que ya empezamos “mal” el día. Desayunamos lo que pudimos, y como teníamos que parar en algún sitio a comprar cartuchos para el campingas y algo de comida fresca, decidimos esperar hasta las 10 que abría un centro comercial que no estaba lejos y así ya lo hacíamos todo. Teníamos fichadas las tiendas “XL” que son como un Decathlon noruego y en ese centro comercial había una. Compramos los cartuchos y comprobamos que el material de montaña no es tan caro como cabría esperar, así que si os falta algo de material, que nos os de pena comprarlo allí porque el precio es bastante parecido al de España.
Entramos a nuestro primer súper a fliparlo un poco con los precios, todo como al doble de precio que en España. Sólo queríamos pan del molde, unos bricks de leche, un paquete de arroz y algo fresco (tomates, lechuga, esas cosas), pero madre mía… El pan es carísimo. El arroz, como ya dije, inexistente, no conocen la existencia del arroz bomba, sólo del basmati, así que acabamos comprando pasta en vez de arroz y lo de los tomates y las lechugas… dos tomates contados porque era todo carísimo. Decidimos comprar cada día si es que lo necesitábamos para no malgastar dinero. También nos llamó la atención la sección de chocolates, que es mucho menos variada que la de un supermercado normal español. Nos costó bastante encontrar una tableta de chocolate negro, cuando en España hay mil opciones.
Compra hecha, pusimos rumbo al Preikstolen y empezamos a adentrarnos en la naturaleza. Desde el momento en el que sales de las ciudades, todo es precioso. Pasamos nuestro primer ferry. Para los que vayan un poco cagados sobre el funcionamiento, es muy sencillo: Llega un momento en el que se acaba la carretera y aparecen unos números pintados en el asfalto y unas ventanillas para cobrar (o no). Te vas colocando en el número que tenga menos gente, y cuando llega la hora de pasar, o bien pasas por la ventanilla y pagas como un peaje, o bien pasa una persona y te cobra sobre la marcha (efectivo o tarjeta) y te da el ticket. En algunos también te cobran una vez dentro en vez de antes de entrar. Luego ya te indican ellos donde situar tu coche en el ferry, aparcas, apagas motor y listo. A disfrutar del paisaje.
El Preikstolen tiene dos parkings, uno más arriba y otro más abajo. Al menos cuando nosotros fuimos, había personal que te indicaba en cuál de ellos querían que aparcaras, todo muy bien organizado. A nosotros nos tocó el de arriba, que tiene una caseta de información y unos baños muy bien equipados. Se paga a la salida, que hay una barrera en la que tienes que meter la tarjeta para que se abra (que por cierto, no me funcionó una de las tarjetas que llevaba en esa barrera, tuve que coger la otra). Recordad en qué parking estáis porque al terminar la ruta el camino se separara en dos para cada uno de los parkings y yo casi cojo el camino que no era. Menos mal que mi novio tiene más orientación que yo y no se fió de mí. En esos parkings pone claramente que no se puede pernoctar. Lo que sí que vimos fui muchísima gente que se quedaba a dormir con su tienda en pleno Preikstolen, es una idea que no se nos había ocurrido. Tiene que ser muy bonito, aunque en agosto cuando fuimos, ya os digo que mucha gente parecía tener ese plan, así que quizás no es tan bucólico como parece a primera vista.
Excursión al Púlpito. La famosa excursión. Lo primero de todo es decir que sí que merece la pena. La ruta es muy bonita, pero sobre El Púlpito en sí mismo, es espectacular. Quizás el fiordo al que se asoma no es el más bonito del mundo, pero a mí me impresionó muchísimo la roca en sí, es un lugar precioso. Aunque también es un lugar abarrotado de gente. Imposible hacerse una foto sin nadie alrededor. No vayáis allí a buscar paz. Como todo el mundo dice, conviene ir lo más temprano posible. Nosotros fuimos con muchísimo retraso, no recuerdo a qué hora llegamos, quizás a las 12 del mediodía o algo así y aquello era una auténtica romería. A esa hora ya te encuentras al millón de personas que sube como tú, y al medio millón que ha madrugado y ya está de vuelta.
Dificultad de la ruta: No es una ruta difícil para alguien que esté de caminar. Es todo el rato para arriba, eso es así. Pero está súper acondicionada con pedrolos que forman escaleras, no es nada agreste. Hay un par de puntos de escalera pura, pero nada que no se pueda hacer. En principio habíamos leído que eran 2 horas ida y 2 horas vueltas. Nosotros lo hicimos en hora y media, y hay que tener en cuenta que fuimos muy lentos, primero porque paramos con tranquilidad a hacer fotos donde nos dio la gana, y segundo y principalmente porque había tal cantidad de gente que no te dejaban circular a tu ritmo. Íbamos todo el rato adelantando gente, pero hay puntos estrechos en los que no puedes. Nosotros estamos acostumbrados a caminar, no somos grandes montañeros pero sí que hacemos rutas y esta no fue para nada la más difícil que hice en mi vida. Para los que tengáis dudas (y para los que no también) hay una clave en esta ruta: bastones. Compraos unos bastones de caminar que valen 7 euros en el Decathlon y no ocupan nada en el equipaje. Os ayudarán un montón. En esta ruta que es todo desnivel, la diferencia puede ser brutal, tanto en subida como en bajada, porque la bajada no es fácil tampoco y los bastones te frenan un montón.
Por lo demás, poco tengo que aportar que no se haya dicho ya. Que cuando llegas al púlpito puedes subir hacia arriba para tener otra perspectiva ya lo sabe todo el mundo que se haya pasado por este foro. Desde allí arriba vimos una pedida de mano en pleno púlpito… A mí me hacen eso y le tiro de la piedra abajo jajajaja. Y también sabe todo el mundo que la gente es una inconsciente y ves cada cosa que quedas asustado. Padres asomando a niños al abismo, gente haciéndose selfies dando la espalda a la caída… En fin, que pocas desgracias hay para las que podría haber. Y por supuesto nos encontramos con los clásicos asiáticos haciendo la ruta en chanclas y calcetines. Calzado de caminar, señores por favor!! Es muy importante!! Botas con buena suela que es todo roca y resbala!!
Así que nada, con el primer highlight hecho, nos pusimos en ruta por las carreteras noruega. Cogeríamos la primera carretera turística, la Ryfylke y nuestra idea era llegar hasta el final, a la altura de Håra o Rødal y buscar alojamiento por allí. Pero llevábamos mucho retraso de todo el día, y se nos hizo de noche. No nos dio tiempo a pararnos en demasiados sitios. Como se nos estaba haciendo de noche, decidimos llegar hasta la casada la cascada Svandalsfossen y buscar alojamiento por allí. El pueblo más cercano era Sauda y allí nos quedamos en el camping local. Al llegar ya estaba cerrado, así que pasamos sin preguntar. Estaba a la orilla del fiordo del pueblo y era bastante básico. El más básico de todos en los que estuvimos (también el más barato con diferencia), pero aún así, suficiente. A la mañana siguiente nos podríamos haber ido sin pagar perfectamente, pero no lo hicimos porque somos buena gente. Hay campings en los que no puedes entrar si ya está cerrada la recepción, pero otros sí, y es fácil irse sin pagar, aunque no lo recomiendo para nada, hay que apoyar los pequeños negocios locales como los campings, por favor, que bastante dinero le damos ya a Ryanair cuando viajamos.
Del resto de la ruta de este día, no hay mucho que decir. Simplemente primera toma de contacto con la espectacular naturaleza noruega. Cruzamos puentes increíbles, fiordos increíbles, cascadas increíbles, todo verde… una introducción a lo que nos esperaba en los próximos días. Como íbamos con un poco de prisa no paramos mucho, pero fuimos flipándolo por las ventanillas todo el rato. Es cierto eso que dice la gente que alucinas con la primera cascada que te encuentras al llegar a Noruega, pero cuando llevas 3 días de viaje ya las ves como “otra cascada más” porque ves tantas y tan bonitas que ya te parecen del montón. Y lo mismo con los fiordos. Esas montañas reflejándose en el agua totalmente lisa de los fiordos son preciosas, pero vas a ver como 7.500 veces esa estampa
En la cascada de Svandalsfossen también tuve mi primera toma de contacto con algo que me perseguiría todo el viaje y que también me flipa: la mezcla de la naturaleza salvaje con la arquitectura moderna. Me flipan los miradores que se han montado los noruegos, que son un espectáculo por si mismos. Las escaleras de esta cascada fueron el primer ejemplo. Podrían haber hecho una escalerita normal y corriente, pero aprovecharon a hacer algo que llame la atención por su mismo, mezclando lo moderno con lo salvaje. Aunque hay gente que le horroriza este concepto, a mí me encanta.
Entramos a nuestro primer súper a fliparlo un poco con los precios, todo como al doble de precio que en España. Sólo queríamos pan del molde, unos bricks de leche, un paquete de arroz y algo fresco (tomates, lechuga, esas cosas), pero madre mía… El pan es carísimo. El arroz, como ya dije, inexistente, no conocen la existencia del arroz bomba, sólo del basmati, así que acabamos comprando pasta en vez de arroz y lo de los tomates y las lechugas… dos tomates contados porque era todo carísimo. Decidimos comprar cada día si es que lo necesitábamos para no malgastar dinero. También nos llamó la atención la sección de chocolates, que es mucho menos variada que la de un supermercado normal español. Nos costó bastante encontrar una tableta de chocolate negro, cuando en España hay mil opciones.
Compra hecha, pusimos rumbo al Preikstolen y empezamos a adentrarnos en la naturaleza. Desde el momento en el que sales de las ciudades, todo es precioso. Pasamos nuestro primer ferry. Para los que vayan un poco cagados sobre el funcionamiento, es muy sencillo: Llega un momento en el que se acaba la carretera y aparecen unos números pintados en el asfalto y unas ventanillas para cobrar (o no). Te vas colocando en el número que tenga menos gente, y cuando llega la hora de pasar, o bien pasas por la ventanilla y pagas como un peaje, o bien pasa una persona y te cobra sobre la marcha (efectivo o tarjeta) y te da el ticket. En algunos también te cobran una vez dentro en vez de antes de entrar. Luego ya te indican ellos donde situar tu coche en el ferry, aparcas, apagas motor y listo. A disfrutar del paisaje.
El Preikstolen tiene dos parkings, uno más arriba y otro más abajo. Al menos cuando nosotros fuimos, había personal que te indicaba en cuál de ellos querían que aparcaras, todo muy bien organizado. A nosotros nos tocó el de arriba, que tiene una caseta de información y unos baños muy bien equipados. Se paga a la salida, que hay una barrera en la que tienes que meter la tarjeta para que se abra (que por cierto, no me funcionó una de las tarjetas que llevaba en esa barrera, tuve que coger la otra). Recordad en qué parking estáis porque al terminar la ruta el camino se separara en dos para cada uno de los parkings y yo casi cojo el camino que no era. Menos mal que mi novio tiene más orientación que yo y no se fió de mí. En esos parkings pone claramente que no se puede pernoctar. Lo que sí que vimos fui muchísima gente que se quedaba a dormir con su tienda en pleno Preikstolen, es una idea que no se nos había ocurrido. Tiene que ser muy bonito, aunque en agosto cuando fuimos, ya os digo que mucha gente parecía tener ese plan, así que quizás no es tan bucólico como parece a primera vista.
Excursión al Púlpito. La famosa excursión. Lo primero de todo es decir que sí que merece la pena. La ruta es muy bonita, pero sobre El Púlpito en sí mismo, es espectacular. Quizás el fiordo al que se asoma no es el más bonito del mundo, pero a mí me impresionó muchísimo la roca en sí, es un lugar precioso. Aunque también es un lugar abarrotado de gente. Imposible hacerse una foto sin nadie alrededor. No vayáis allí a buscar paz. Como todo el mundo dice, conviene ir lo más temprano posible. Nosotros fuimos con muchísimo retraso, no recuerdo a qué hora llegamos, quizás a las 12 del mediodía o algo así y aquello era una auténtica romería. A esa hora ya te encuentras al millón de personas que sube como tú, y al medio millón que ha madrugado y ya está de vuelta.
Dificultad de la ruta: No es una ruta difícil para alguien que esté de caminar. Es todo el rato para arriba, eso es así. Pero está súper acondicionada con pedrolos que forman escaleras, no es nada agreste. Hay un par de puntos de escalera pura, pero nada que no se pueda hacer. En principio habíamos leído que eran 2 horas ida y 2 horas vueltas. Nosotros lo hicimos en hora y media, y hay que tener en cuenta que fuimos muy lentos, primero porque paramos con tranquilidad a hacer fotos donde nos dio la gana, y segundo y principalmente porque había tal cantidad de gente que no te dejaban circular a tu ritmo. Íbamos todo el rato adelantando gente, pero hay puntos estrechos en los que no puedes. Nosotros estamos acostumbrados a caminar, no somos grandes montañeros pero sí que hacemos rutas y esta no fue para nada la más difícil que hice en mi vida. Para los que tengáis dudas (y para los que no también) hay una clave en esta ruta: bastones. Compraos unos bastones de caminar que valen 7 euros en el Decathlon y no ocupan nada en el equipaje. Os ayudarán un montón. En esta ruta que es todo desnivel, la diferencia puede ser brutal, tanto en subida como en bajada, porque la bajada no es fácil tampoco y los bastones te frenan un montón.
Por lo demás, poco tengo que aportar que no se haya dicho ya. Que cuando llegas al púlpito puedes subir hacia arriba para tener otra perspectiva ya lo sabe todo el mundo que se haya pasado por este foro. Desde allí arriba vimos una pedida de mano en pleno púlpito… A mí me hacen eso y le tiro de la piedra abajo jajajaja. Y también sabe todo el mundo que la gente es una inconsciente y ves cada cosa que quedas asustado. Padres asomando a niños al abismo, gente haciéndose selfies dando la espalda a la caída… En fin, que pocas desgracias hay para las que podría haber. Y por supuesto nos encontramos con los clásicos asiáticos haciendo la ruta en chanclas y calcetines. Calzado de caminar, señores por favor!! Es muy importante!! Botas con buena suela que es todo roca y resbala!!
Así que nada, con el primer highlight hecho, nos pusimos en ruta por las carreteras noruega. Cogeríamos la primera carretera turística, la Ryfylke y nuestra idea era llegar hasta el final, a la altura de Håra o Rødal y buscar alojamiento por allí. Pero llevábamos mucho retraso de todo el día, y se nos hizo de noche. No nos dio tiempo a pararnos en demasiados sitios. Como se nos estaba haciendo de noche, decidimos llegar hasta la casada la cascada Svandalsfossen y buscar alojamiento por allí. El pueblo más cercano era Sauda y allí nos quedamos en el camping local. Al llegar ya estaba cerrado, así que pasamos sin preguntar. Estaba a la orilla del fiordo del pueblo y era bastante básico. El más básico de todos en los que estuvimos (también el más barato con diferencia), pero aún así, suficiente. A la mañana siguiente nos podríamos haber ido sin pagar perfectamente, pero no lo hicimos porque somos buena gente. Hay campings en los que no puedes entrar si ya está cerrada la recepción, pero otros sí, y es fácil irse sin pagar, aunque no lo recomiendo para nada, hay que apoyar los pequeños negocios locales como los campings, por favor, que bastante dinero le damos ya a Ryanair cuando viajamos.
Del resto de la ruta de este día, no hay mucho que decir. Simplemente primera toma de contacto con la espectacular naturaleza noruega. Cruzamos puentes increíbles, fiordos increíbles, cascadas increíbles, todo verde… una introducción a lo que nos esperaba en los próximos días. Como íbamos con un poco de prisa no paramos mucho, pero fuimos flipándolo por las ventanillas todo el rato. Es cierto eso que dice la gente que alucinas con la primera cascada que te encuentras al llegar a Noruega, pero cuando llevas 3 días de viaje ya las ves como “otra cascada más” porque ves tantas y tan bonitas que ya te parecen del montón. Y lo mismo con los fiordos. Esas montañas reflejándose en el agua totalmente lisa de los fiordos son preciosas, pero vas a ver como 7.500 veces esa estampa

En la cascada de Svandalsfossen también tuve mi primera toma de contacto con algo que me perseguiría todo el viaje y que también me flipa: la mezcla de la naturaleza salvaje con la arquitectura moderna. Me flipan los miradores que se han montado los noruegos, que son un espectáculo por si mismos. Las escaleras de esta cascada fueron el primer ejemplo. Podrían haber hecho una escalerita normal y corriente, pero aprovecharon a hacer algo que llame la atención por su mismo, mezclando lo moderno con lo salvaje. Aunque hay gente que le horroriza este concepto, a mí me encanta.