
Después de desayunar, nos ponemos en marcha, la etapa de hoy son unos 260 kilómetros que es la distancia que nos separa de Wanaka. Hay muchas paradas que hacer, así que es pronto cuando salimos en dirección a Bruce Bay, a unos cincuenta kilómetros

Bruce Bay, bonita playa en la que se funden mar, arena y vegetación

A unos veinte kilómetros de Bruce Bay, nos encontramos con el lago Paringa, un lago muy chulo, con esa neblina mañanera que le daba un aspecto misterioso.


Seguimos, a unos veinte kilómetros desde el lago Paringa, se encuentra el track de Monro Beach.

Un paseo de una hora ida y vuelta que atravesando un bosque lluvioso (definitivamente los bosques lluviosos ya no nos impresionaban tanto) va a dar a una solitaria y salvaje playa en la que se pueden ver. si tienes suerte pingüinos.

Nosotros estábamos solos y tuvimos la suerte de poderlos ver.


Las playas se funden con la vegetación, una constante de toda Nueva Zelanda.

Nos gustó mucho la excursión, muy recomendable.
Un par de kilómetros más adelante, paramos en el mirador Knights point

Continuamos, diez kilómetros más y llegamos a ship creek point, que es la desembocadura del rio ship en el mar de Tasmania, hicimos la Dune Lane Walk, unos 30-35 minutos.


No nos emocionó mucho la visita, pilla de camino y lo ves, pero no es algo esencial para nosotros.
Reanudamos nuestro trayecto, abandonamos definitivamente la West Coast y nos dirigimos hacia el interior a través del paso de Haast, paso de montaña de los alpes del sur.

Paso de Haast
Paramos a comer en un área recreativa y aquí fue la única vez que sentimos la presencia de las sandflies, tanto es así que tuvimos que acabar comiendo dentro del coche, es sorprendente que con el frio y el viento que hacía, hubiera sandflies por doquier.
Continuamos, en el trayecto desde Haast a Wanaka, unos 150 kilómetros, hay multitud de puntos marcados como de interés, nosotros sólo paramos en alguno de ellos, como la Thunder creek fall, una cascada de 96 metros, bonita sin más, muy accesible ( cinco minutos) a través de un bosque húmedo que nos parecía ya el pasillo de nuestra casa.


Ni siquiera paramos en la Fantail Fall y condujimos hasta las blue pool, veinte kilómetros más adelante.


Están bien, son bonitos de ver, pero nos gustaron más las Hokitica Gorge, más azules (seguramente influiría que hoy estaba cubierto) y más aisladas, con mucha menos gente.
Nos dirigimos a Wanaka, el día es desapacible, nubes y viento. Aún así, las vistas son muy bonitos.

Bordeamos el lago del mismo nombre.

No se puede correr.

Media hora después llegamos a la entrada de Wanaka

El día sigue siendo un auténtico “coñazo”, nublado y un fuerte viento muy desagradable. A los pocos metros de pasar por delante del puzzling world, a la derecha, está el aparcamiento desde donde iniciar la ruta al Monte Iron. Para allá que vamos.

Por si quieres hacer una parada

Miras atrás, esto promete.

Es una ruta muy sencillita, es cuesta arriba (250 metros), es su mayor dificultad, tiene muy buenos zig-zags y sin apenas darte cuenta, estás en la cima. Tardaríamos 40 minutos,


Tienes muy buenas vistas allí donde mires. Una vez en la cima, tienes la opción de regresar por otro lado o hacerlo por donde has venido, si eliges esta opción, tendrás mucho mejores vistas durante la bajada.

Esta ruta, nos gustó más de lo esperado, a pesar de que no tuviéramos el mejor tiempo para hacerla, al menos no nos llovió y tuvimos buenas vistas. Por lo que consigues por el esfuerzo, es muy recomendable.
Teníamos la intención de hacer el track de Diamond Lake, pero en vista de que el tiempo iba empeorando, decidimos ir directamente al hotel, a darnos una ducha y dar una vuelta por la ciudad.
Callejeamos por la ciudad y nos encontramos con el famosos cinema Paradise, para los cinéfilos.

Es pronto todavía, así que hacemos tiempo dando una vuelta alrededor del lago. Con un día soleado, se intuye que tiene que ser espectacular.

Y llegamos a uno de los símbolos de la ciudad.


No me extraña que sea uno de los árboles más fotografiados de Nueva Zelanda, yo contribuí a ello.


La verdad, es que la estampa es muy bonita, el árbol en medio del lago rodeado de agua, las montañas nevadas de fondo, muy chulo, pena el frío que hacía.
Nos fuimos a cenar a la Red Star Burger Bar, donde nos comimos unas hamburguesas enormes y buenísimas a un precio más que correcto.
Las previsiones para mañana eran nefastas, agua, viento, nieve, la Rob Roy Glaciar estaba en peligro, así que a rezar para que cambien las previsiones durante la noche.
Nos alojamos en el Wanaka Hotel, yo creo que fue la mejor cama y almohada del viaje, pero por la noche, cada vez que se levantaba el del piso de arriba, sonaba muchísimo en nuestra habitación. Así que no lo recomendaría si tenéis el sueño ligero.