
Después de dar buena cuenta del desayuno con pan casero que nos habían dejado preparados nuestros anfitriones, emprendemos el camino, hoy nos vamos a Rotorua, a conocer sus parques termales.

Pero antes de eso, nuestra primera parada del día es el Whakarewarewa forest, del que nos separan unos ochenta kilómetros, una hora y cuarto más o menos. Para llegar allí, atravesamos Rotorua, nos llama la atención la cantidad de fumarolas que salen de cualquier sitio.
Este bosque de Redwoods procedentes de California, ofrece una red de bonitos senderos para caminar o disfrutar en bicicleta de montaña. Nosotros hicimos el redwood memorial grove, un recorrido 2 kilómetros y 30 minutos y el paseo waitawa, de una hora de duración.



Es un recorrido bonito, entre los redwoods y helechos gigantes, aunque no es comparable con las secuoyas de Yosemite o de Secuoya National park en Estados Unidos.


Terminamos la visita, como habíamos comprado las entradas a través de una oferta de book.me, nos teníamos que ceñir al horario de entrada a Waimangu de 13:30 a 15:30, así que paramos a comer algo en una de las muchas áreas habilitadas para ello al borde de la carretera, de camino al parque geotermal.
Waimangu es un parque hidrotermal, que su principal característica es que es muy joven que se conoce con exactitud la fecha en la que inició su actividad. Esto ocurrió el 10 de junio de 1886, con una gran erupción del volcán Tarawera
Canjeamos nuestras entradas sacadas por internet en la taquilla y nos dan un mapa (en castellano) con todos los puntos a visitar del parque. El recorrido de casi cinco kilómetros, es en ligera bajada hasta que llegas al lago Rotomahana y a la vuelta puedes regresar en autobuses habilitados para ello o ir combinando ir a pie con montarte en el autobús.

Primeras vistas del frying pan lake.

Lo primero que vemos al iniciar el recorrido es el Southern cráter, con cincuenta metros de profundidad y unas piscinas de barro en su parte norte.

Un poco más adelante nos encontramos con echo cráter y frying pan lake, el lago de agua caliente más grande del mundo.




Las Cathedral rocks

Más adelante nos encontramos con riachuelos y manantiales de agua caliente, que es por donde se desborda el Frying pan lake y nos muestran colores irreales.



A nosotros que no hemos estado en Islandia ni en Yellowstone, nos está gustando mucho la visita, es realmente sorprendente y merece mucho la pena, parar, escuchar los sonidos que provienen de las entrañas de la tierra.



Llegamos ahora a la terraza del nido de pájaro, terrazas con dicha forma y con pequeños geiseres.


Terrazas de sílice

El manantial de la concha

Las estalactitas de sílice

Aquí nos dimos la vuelta para iniciar el ascenso al monte Haszard, vemos el inferno cráter, lago de color turquesa.


El camino va en ligero ascenso, durante la subida apreciamos la cruz blanca que marca el lugar donde cuatro turistas murieron en 1903. Cuando llegas a la cima, tienes buenas vistas del Rift Valley y del lago Rotomahana

Descendemos y esperamos a que pase el autobús que nos lleve a la parada número dos, donde vamos a ver la terraza Warbrick, conjunto de plataformas de sílice





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Desde aquí, ya nos dirigimos al último punto del parque, el Lago Rotomahana, desde el que se puede hacer una navegación y hay al lado una zona de avistamiento de aves acuáticas.


Ya sólo queda esperar al autobús que nos devuelva al punto inicial, justo cuando empieza a llover un poco. Hemos estados cerca de dos horas y media y nos ha gustado mucho esta visita

Nos metemos en la tienda de los souvenirs, compramos algún imán y nos vamos a Rotorua a hacer el check-in, lo hacemos sin problemas en nuestro bed & breakfast regentado por un matrimonio mayor muy agradable , buscamos un supermercado donde hacer acopio de víveres y nos dirigimos rodeando el lago (Rotorua) hacia Hamurana Springs, una surgencia de agua por varios puntos con un espectacular color azul turquesa. Para cuando llegamos habían cerrado, así que decidimos ir a Kuirau Park, un parque lleno de actividad termal en pleno centro de la ciudad y gratuito.



Es muy curioso como casi en cualquier lado hay muestras de actividad geotermal a lo largo y ancho de la ciudad. Nos sorprendió positivamente que la ciudad no olÍa tanto a huevos podridos como habíamos leído. Ya de noche, volvimos a nuestro alojamiento y nos preparamos una rica cena en la cocina.