
Durante la noche había caído el diluvio universal, no me extraña que en vez de llamarla la West Coast, hagan un juego de palabras para denominarla la Wet Coast.
El mismo ritual de cada día, desayunar, cargar el coche, ajustar el gps y camino. 250 kilómetros nos separan de Fox Glacier, nuestro destino de hoy. Unas cuatro horas más las paradas.
Con los cielos encampotados, pero aguantando sin llover, proseguimos nuestro camino bordeando la costa.

A unos ochenta y cinco kilómetros, una hora y media más o menos (las señales de velocidad en las carreteras están hechas para Fernando Alonso, sabiendo que no va a venir nadie de frente, tras una curva), se encuentra Hokitika, ciudad famosa por sus tiendas de jade. Pero nosotros sólo íbamos a parar en su playa, con su icónico cartel.


A medida que el día avanzaba, el cielo se despejaba.

Vamos hacia la garganta de Hokitika, por carreteras secundarias, los picos coronados de nieve, empiezan a asomar.

Al cabo de 35 kilómetros y tres cuartos de hora, llegamos al aparcamiento de Hokitika George, unas piscinas naturales de un intenso color azul. Mediante una corta caminata de unos 650 metros, te introduces en la garganta y cruzas un puente colgante.


Y llegas al final del sendero. El agua está para meterse con neopreno!!.




El sitio está muy bonito, ahora entre ir y venir de Hokitika, implica tener dos horas para ello. A nosotros nos gustó y encajaba en nuestro planning.
Desandamos el camino por el que hemos venido, la carretera es un auténtico disfrute. Desde Hokitika, nos quedan 140 kilómetros para llegar a Franz Joseph



Comemos de camino y llegamos al parking que da acceso a la lengua terminal del glaciar, son unos dos kilómetros, que nos llevarán unos treinta minutos.

glaciar franz joseph de lejos


Lo que distingue a los glaciares de esta zona (aparte de su evidente y preocupante retroceso) es que están a muy baja altitud y muy cerca del mar.


Regresamos al coche y ponemos dirección a Fox glacier, atravesamos el pueblo, que está enteramente dedicado al turismo y llegamos al aparcamiento. Esta ruta pica algo más para arriba que la anterior, tardamos en llegar unos cuarenta y cinco minutos hasta del punto más cercano desde el que ver el glaciar. Al igual que Franz Joseph, este glaciar está en claro declive.





Sabíamos que esta visita no nos iba a impresionar, ya conocemos glaciares mucho más espectaculares, aún así con el día tan bueno que hizo, nos gustó hacer las dos caminatas.
Aún es pronto, así que marchamos al lago Matteson, donde se puede hacer un circuito bordeándolo, en el que puedes invertir, una hora más o menos y en el que hay un punto que si las condiciones son buenas, puedes fotografiar al MT Cook reflejado en el lago.
No tuvimos suerte, aún así es un paseo más que recomendable, con un día despejado, las vistas son de escándalo.



Se adivina el Mt Cook



Nos entretuvimos un rato en la tienda de souvenirs y recuerdos, gastamos unos dólares y nos fuimos al Fox village a hacer el check-in. Una última vista atrás

Nos alojamos en el Fox Glacier Top 10, en una unidad perfectamente equipada en la que después de ducharnos y tomarnos una cerveza con vistas a las montañas nevadas, preparamos la cena y nos fuimos a dormir.