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Pues nos hemos despertado y las cosas de buceo siguen igual de húmedas... La maleta pesa dos kilos más que antes así que ha tocado hacer cabriolas para dejar las dos maletas facturadas en 20 kilos, máximo que permiten las compañías locales. Al final he conseguido meter 14 kilos en la de mano que salvo que cojas la mochila en peso ni te lo imaginas.
A las 10:30 teníamos el vuelo hacia Ciudad del Cabo. Ha salido todo rapidísimo, desde dejar el coche, el control y el avión. El viaje a Ciudad del Cabo es como dos horas y cuarto en las que el avión principalmente vuela sobre un área desértica hasta convertirse en un área montañosa apareciendo finalmente la famosa silueta de Table Mountain.
Al bajar del avión hemos ido derechos al alquiler del coche. Al llegar había una cola increíble, mínimo de dos horas. Gracias a Dios que en su día me registré en lo de Avis Preferred y hemos podido meternos en la cola corta sin apenas gente. En 30 minutos teníamos nuestro Toyota Quest automático.
Viendo que hacia un día de sol perfecto hemos puesto rumbo a visitar "Table Mountain". La montaña de la mesa es una formación súper curiosa, se trata de una montaña con una cima totalmente plana que se encuentra a 1000 metros sobre el nivel del mar y tiene una extensión de 3 kilómetros. Además la flanquean dos picos también curiosos, el pico del diablo y la cabeza del león. Para visitar Table Mountain se tienen que dar dos condiciones, que no haya nubes y que no haya viento. La predicción para los siguientes días es mala así que es ahora sí o sí. Poco antes de las 15 estábamos arriba. Para subir se coge un teleférico que está bastante bien, va rotando mientras sube y así te permite ver todo. Lo mejor es ir con las entradas compradas en internet porque se lía una cola importante y con la entrada de internet te la ahorras. No es necesaria comprarla por internet con mucha antelación, en nuestro caso la compramos nada mas llegar al aparcamiento al ver la cola que había. Con el móvil la compras en 5 minutos y te descargas un justificante que se genera con código QR, directamente te saltas toda esa cola y vas directa a la rampa del teleférico, enseñas el móvil y para arriba!
Una vez en la cima corre un frío que pela y está lleno de turistas. Es lo más turístico de Sudáfrica sin duda. Lo bueno es que los turistas se concentran en la estación del cable y según te alejas se ven menos. Hemos hecho una ruta que bordea la mesa. Por el camino nos hemos encontrado unos animales que llaman dassies y que son como chinchillas. Está lleno de esos animales.
Las vistas son lo más espectacular, la bahía de ciudad del cabo con el puerto, Roben Island y la montaña de la cabeza de león, vistas a la península del cabo de buena esperanza donde nos hemos comido un sándwich. Hemos pasado por la garganta de Platteklip por donde se hizo el primer ascenso a la montaña y por donde ahora suben los que se han ahorrado los 18 euros del teleférico... Un zigzag importante encajonado en unas paredes altísimas. Las nubes han comenzado a meterse dejándonos el tiempo justo para ver las vistas del pico del diablo de cerca. Esta montaña es un paraíso para el senderismo con estas vistas. La pena es que parece ser que en cuanto te sales del recorrido principal de la mesa hay riesgo de sufrir asaltos. Hay varios casos los últimos meses de ataques a senderistas incluso con resultado de muerte. No aconsejan hacer senderismo solo y nosotros no vamos a ser la excepción.
Tras las vistas del pico del diablo se ha metido un nube y un viento incomodísimo. Hemos llegado a la estación del cable y nos hemos sentado en un mirador a refugio a ver si pasaba la nube. A los diez minutos ha sonado por megafonía un mensaje de que van a cerrar el cable por empeoramiento de las rachas de viento. Que los que bajen en teleférico tienen que bajar ya, tras el mensaje suena una alarma por toda la montaña que parece que vengan los alemanes a bombardearnos. Afortunadamente hemos podido visitar la montaña y a las 17:30 estábamos abajo y hemos puesto rumbo al alojamiento.
El tráfico en Ciudad del Cabo es bastante asqueroso y eso que es domingo. Tenemos el alojamiento en Simons Town, el pueblo famoso por encontrarse al lado de una colonia de pingüinos. Hemos ido directos a ver los pingüinos, no hemos accedido porque quedaba poco para el cierre y no sabíamos que con la Wildcard es gratis. Así que nos hemos quedado viéndolos desde fuera, un grupito que había sobre las piedras. Los pingüinos no te cansas de verlos solo viendo cuando se arrancar a andar ya. Son pequeñitos pero aun así hacen un ruido tipo rebuzno que se escucha desde lejos. Hay cientos de pingüinos. Mañana primera hora volvemos verlos con tiempo.
De los pingüinos vamos por fin al alojamiento. Dejamos las cosas y nos acercamos a un bar a cenar como Dios manda, pizza y un par de cerves locales.
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