La noche ha sido muy cortita, nos acostamos tardísimo, porque tuvimos que reorganizar las maletas para guardar lo que llevábamos en las mochilas, por el cambio horario (supongo) nos hemos despertado unas cuantas veces por la noche, y hemos tenido que madrugar bastante porque hoy nos vamos a las Cataratas del Niágara y el tren sale pronto.
Las telerincillas se resisten a levantarse. Mientras yo las convenzo, Telerino ya a enterarse que ocurre con nuestro desayuno, en cuál de los dos hoteles lo tendremos, porque ayer ninguno lo tenía muy claro, y donde tenemos que dejar el equipaje.
El desayuno lo tenemos en el Hilton, y como ya tenemos las maletas, nos piden que por favor las llevemos nosotros. Así que empezamos la mañana trasladándonos de hotel y tomando un señor desayuno, rapidito, eso sí, que el tren no espera.
Para ir a las Catataras del Niágara hay dos opciones, tren y autobús. Los autobuses son de dos compañías (Greyhound y Megabus) salen de Toronto Coach Terminal, el trayecto dura dos horas y salen cada hora.
Los trenes son también de dos tipos (Via Rail y Go-Train), Via Rail funciona durante todo el año, mientras que Go-Train es estacional, sólo funciona los fines de semana y días festivos del verano. El tren también tarda 2 horas y tiene los siguientes horarios:
- Via Rail (Union Station): 8:20 – 10:16 (ida), 17:45 – 19:41 (regreso)
- Go-Train (Union Station): 9:00 – 11:04 (ida), 19:20 – 21:24 o 23:00 – 1:04 (regreso)
Nosotros optamos por Go-Train, porque por horario nos venía mejor, pero sobre todo por lo que venía mejor era por precio, cuesta la mitad que el resto de las opciones.
En Union Station nos costó encontrar la zona donde vendían los tickets de Go-Train, es bastante laberíntica la estación, y había varias zonas de mostradores y máquinas y en cada uno venden un tipo de billetes.
La estación de tren de Niágara se encuentra a unos 4 km de las cataratas, hay autobuses que te acercan, pero nosotros optamos por ir caminando por la calle que va bordeando el río. Es un paseo agradable.

Mapa
Las Cataratas del Niágara son las cascadas más visitadas del mundo. En realidad, existen dos series de cataratas separadas por una estrecha isla. Las cataratas estadounidenses, American Falls, en el lado del río que pertenece a Estados Unidos, tienen 300 m de ancho y más de 50 m de alto. Las cataratas canadienses, Horseshoe Falls (con forma de herradura), tienen casi 800 m de ancho y 50 m de alto, y drenan el 90% de las aguas del río.

American Falls
Estas cascadas se producen al caer por el precipicio que separa los lagos Erie y Ontario.
El volumen del agua varía entre noche y día y según las estaciones. De hecho está controlado por una presa que hay antes, Estados Unidos y Canadá tienen un acuerdo para que durante el verano el flujo de agua sea elevado (business is business

Antes de llegar a las cataratas se encuentra el puente Rainbow Bridge, une Canadá con Estados Unidos. Muchos turistas cruzan el puente para tener una panorámica de las cataratas, es necesario pagar un peaje (los peatones pagan 0,5 CAD para atravesar los tornos) y pasar un control de frontera. Es fundamental llevar el pasaporte y toda la documentación!!
Nosotros no cruzamos el puente, desde el paseo que va por la orilla se ven las tres cataratas, pero las más espectaculares, que son las canadienses desde donde mejor se ven es desde la zona de Table Rock. La caída de agua desde aquí es espectacular, el aire hace que el spray de la catarata te moje.

Vista de Horseshoe desde TableRock
Hay varias atracciones en Niágara, el pase Adventure Pass incluye la entrada a 4 de ellas, el barco Hornblower, Journey behind the falls, Niagara Fury y Whitewater walk, así como el transporte WEGO por 48 horas (el autobús que recorre toda la zona) y unos cupones de "descuentos" en diferentes establecimientos. Sólo merece la pena si tienes pensado ir a las 4 atracciones.
Tras unas cuantas fotos de las cataratas desde Table Rock, cruzamos Table Rock Welcome Center, donde hay unas cuantas tiendas, restaurantes de comida, heladería..., para llegar a la entrada de Journey Behind the Falls. Compramos los tickets para entrar media hora después, tiempo que aprovechamos para reponer fuerzas con un tentempié.
La visita dura de 30 a 45 minutos en total. A la hora marcada nos pusimos en la fila, pasamos rápidamente la revisión de mochilas, nos hicieron una foto y nos dieron unos ponchos amarillos. Vestidos de bolsa de basura de envases entramos en un ascensor que baja unos cuantos metros hasta un túnel.
El túnel que continua de frente te lleva a dos plataformas de observación situadas al lado de la cascada, una más alta y protegida con un techo; y otra más baja, más amplia y exterior.
Salir al mirador inferior, ver la panorámica y sentir la cascada tan cerca, que te empapa, es brutal. Es impresionante el ruido del agua al caer, y la cantidad agua que salpica y que te moja, cosa que agradecimos porque hacía mucho calor, y con el poncho más.

Journey Behind the Falls
Regresando por el túnel a la izquierda sale otro ramal que te lleva a unas aberturas para ver la cascada por detrás. Hay varias, nosotros paramos en la primera, nos pusimos en la fila y al poco tiempo estábamos viendo desde la ventana la cortina de agua.
Tras comer unas porciones de pizzas continuamos con las atracciones que teníamos previsto visitar. Nos fuimos a las taquillas del barco Hornblower para ver cuando podríamos entrar.
Por el río van dos barcos que te acercan a la base de las cascadas, uno canadiense (Hornblower – ponchos rojos) y otro estadounidense (Maid of the Mist – ponchos azules), hasta hace poco había sólo una empresa que lo gestionaba de manera conjunta.
Compramos las entradas y nos pusimos directamente en la cola, pasas al lado un chiringuito con mesas y sillas donde se puede comer y te dan el poncho de color rojo, todos muy obedientemente nos pusimos nuestro poncho, y aunque fue poco tiempo (unos 10 minutos) lo que tuvimos que esperar para subir en el barco, el calor debajo del plástico era tremendo. Lo mejor es esperar a ponérselo cuando subes al barco.

Barco Hornblower al lado de Horseshoe Falls
Subimos a la cubierta superior, nos pegamos a una de las barandillas y a disfrutar. Primero te acercan a las cascadas estadounidenses, pero el plato fuerte es cuando el barco se acerca lo máximo posible a las cataratas canadienses. En ese punto hace un giro completo para que todo el mundo tenga la misma experiencia independientemente de en qué parte del barco estés. La cantidad de agua y el estruendo son impresionantes, con poncho o sin él, terminas empapado, porque el agua se cuela, es una ducha en toda regla !!!

Dentro del Barco Hornblower
Para mí, es la atracción imprescindible, te sientes diminuto al lado de la cascada, es toda una experiencia.
Empezamos a caminar hacia la estación, pensando en coger un autobús, pero nos cambiamos de acera porque en esa daba el sol (y hacía mucho mucho calor) y terminamos llegando a pie. Muy cerca (menos de 10 minutos andando) se encuentra White Water Walk, hicimos cálculos y nos daba tiempo a una visita relámpago antes de coger el tren, así que para allá que nos fuimos. Las telerincillas se quejaban de que estaban un poco cansadas (con razón !! pobrecitas mías que dos días de trajín llevábamos !!)
White Water Walk es un conjunto de pasarelas de madera que permiten acercarse a la orilla del rio Niágara donde se encuentra la zona de rápidos. La visita es rápida.
Hay que bajar en ascensor 70 metros hasta un túnel que te lleva a una serie de pasarelas y caminos en el borde del río. El paseo junto a los rápidos mide 305 metros, y tiene varias áreas de observación.

White Water Walk
El agua viaja a diferentes velocidades a lo largo del río Niágara. Al sur de las cataratas donde el río es ancho y lento, la velocidad máxima es de 40 km/h. Cerca del borde de las cataratas, se ha registrado una velocidad de 109 km/h. A medida que el río viaja a través de los rápidos Whirlpool en White Water Walk, viaja a unos 48 km/h, creando “rápidos de clase 6” de agua blanca.

White Water Walk
Visita rápida y regreso a la estación de tren.
La vuelta en tren se nos hizo un poco pesada, el tren tarda dos horas porque va lentísimo !!! Las telerincillas se durmieron al final, y claro cuando llegamos, no había manera de despertarlas … menos mal que tenían hambre, y eso las espabiló un poco. Pero estábamos todos tan cansados que decidimos comprar algo en un Tim Hortons que había de camino al hotel y cenar eso en la habitación.
Al llegar al hotel nos encontramos con la grata sorpresa de que nos habían asignado una habitación superior y nos habían dejado un plato con frutas y quesos por las molestias. Teníamos una habitación en la planta 25 con una vista espectacular de la CN Tower !!!

Vistas desde la habitación del hotel
Con estas vistas cenamos y caímos rendidos en la cama, el día había sido intenso.