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Día 7 (01-01-19): crucero por las bahías de Lan Ha y Halong (primer día)
Empezar el nuevo año surcando la fascinante Bahía de Halong, rodeados por sus imponentes y misteriosas formaciones kársticas originadas por un dragón que descendió de los cielos, no tiene precio. Bueno, sí que lo tiene: 99 dólares por persona por un crucero de dos días y una noche saliendo desde Cat Ba.
Como ya os he comentado, contratamos el tour con la agencia Cat Ba Vision y quedamos muy satisfechos. Nosotros pasamos la noche en un barco, pero también existe la opción de dormir en casa flotante. La excursión incluye guía, ayudante, el personal del barco (patrón y cocinero), kayak (dos salidas, una cada uno de los dos días), observación de plancton bioluminiscente por la noche y todas las comidas con agua (refrescos, cervezas y cafés se pagaban a parte a tarifas muy razonables). Además, al ser invierno, tan solo fuimos nosotros dos y una chica neozelandesa durante el día y tuvimos un junco para nosotros solos por la noche (la chica dormía en la aldea flotante). Aparte del frío, que no nos permitió bañarnos, mejor imposible.
La palabra "Halong" significa "dragón descendente". Todo lo que sube, baja, así que el famoso dragón se elevó en la capital, Hanoi (dragón ascendente), y descendió en la maravillosa bahía de Halong, no tenía un pelo de tonto, el tío. Hoy en día, miles de humanos nostálgicos repiten cada fin de semana ese mismo ritual, más concretamente entre Semana Santa y finales de Septiembre, pero en vez de volar, haciendo cola en la AP-7 desde Barna en dirección a la Costa Brava. Y el domingo por la tarde a fastidiarse todos en el peaje de La Roca de vuelta a casa
.Así que aquel primer día del año nos levantamos con toda la ilusión del mundo en nuestro hotelito en Cat Ba y, después de desayunar, dejamos el equipaje en la sala que tienen para guardarlo y nos dirigimos hacia las oficinas de Cat Ba Vision. Llegamos a las 7:45, tal como habíamos quedado, y allí nos presentaron a Donna, la que sería nuestra compañera de crucero neozelandesa (y muy maja, afortunadamente, ya que compartiríamos muchas horas juntos).
Sobre las 8 nos recoge una furgoneta que nos lleva al muelle de Ben Beo, desde donde salen las excursiones a las bahías de Lan Ha y Ha Long. 15 minutos después ya estábamos en marcha, surcando las aguas en nuestro barquito exclusivo para tres. Nuestro guía, Hui, era un chico joven muy agradable y gran conocedor de todo lo relativo a la zona, además de mostrar un gran interés por aprender (por ejemplo, sabía algunas frases en español y quería aprender también catalán). Su inglés era muy bueno y no tuvimos ningún problema en entenderlo durante toda la excursión.
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la bahía de Halong ocupa una extensión de unos 1.500 km2, en los cuales afloran más de 2.000 pináculos de piedra caliza y dolomía. Cuenta la leyenda que un gigantesco dragón descendió del cielo y se lanzó al golfo de Tonkin, formando la bahía (como decía, Ha Long significa dragón descendiente). Como siempre, los fascinantes nombres vietnamitas vuelven a la carga.
La realidad no es tan romántica, pero sí muy interesante: los geólogos han descubierto que la topografía kárstica es el producto resultante de la erosión a lo largo de los años. Dicha erosión tiene como resultado el fascinante complejo marino repleto de formaciones de extraordinarias formas, cuevas y recónditas calas de arena.
Estas formaciones kársticas tan características, presentes tanto en la costa de gran parte del golfo de Tonkin como en zonas interiores tipo Tam Coc y Ninh Binh, están formadas por sedimentos que se acumularon en el fondo del mar hace miles de años, y que debido a la erosión y los movimientos tectónicos acabaron ascendiendo a la superficie. Una vez en el exterior, al encontrarse expuestas a la acidez del agua de lluvia, las rocas de caliza adquirieron sus maravillosas formas.
Existen diversos tipos de cruceros para visitar la bahía, algunos desde Hanoi, otros desde Cat Ba... Los tours desde Hanoi suelen incluir el traslado y el clásico recorrido visitando alguna cueva y haciendo actividades varias en el barco, como clases de cocina o tai-chi al amanecer. Suelen ser barcos grandes, con capacidad para bastantes pasajeros, y los hay de diversas categorías, desde más sencillos a más lujosos. Los destinos más frecuentados por este tipo de cruceros se encuentran mayoritariamente en la zona oeste de la bahía, saliendo desde la ciudad de Halong, y suelen estar bastante masificados por lo que he leído.
Los tours que salen de Cat Ba suelen ser en barcos más sencillos y con menos personas, dedicando más tiempo a la navegación y a hacer rutas en kayak entre las formaciones rocosas, pero no se visitan cuevas ni se realizan actividades a bordo. Al salir de Cat Ba, se visita la bahía de Lan Ha y en Halong se va a zonas más alejadas y menos visitadas. Dependiendo de lo que os interese, os conviene elegir un tour u otro. Interior de nuestro barquito de día:
Nuestra primera jornada en el crucero desde Cat Ba transcurrió como sigue:
Empezamos con un par de horas de navegación entre formaciones rocosas espectaculares, atravesando la bahía de Lan Ha más cercana a Cat Ba Town y entrando después en lo que sería ya la bahía de Halong (la zona más alejada de ciudad de Halong y por tanto menos transitada). Pasamos de largo la conocida "Monkey Island", donde no paramos, y una aldea de casas flotantes de pescadores. Luego llegamos a un punto donde el barco echó el ancla y mientras nos preparaban la comida, según el programa habríamos podido nadar, pero como hacía demasiado frío nos quedamos en el barco contemplando el paisaje y charlando con Donna.
Sobre las 11, muy temprano para mi gusto, pero según horario vietnamita, nos sirvieron la comida: un banquete de nueve platos que incluía almejas, pescado calamares con verdura, pollo al jengibre, tofu, verduras salteadas, patatas y zanahoria al vapor, arroz y mango de postre. La verdad es que nos resultó imposible terminarlo todo entre los tres, no sé si cocinan siempre a lo bestia independientemente del número de pasajeros o qué, pero aquello era imposible acabárselo sin acabar hundiéndose uno como un pez de plomo en el fondo de la bahía
.
Tras el banquete, seguimos navegando durante unos 30 0 40 minutos más hasta llegar al lugar donde haríamos la primera excursión en kayak, que duró sobre una hora y media o así. Marineros de agua dulce haciendo el canelo durante el trayecto:
Desde el barco bajamos a una plataforma donde se podía subir a los kayaks y salir ya en ellos. Nosotros íbamos en dos kayaks: en el de delante iban Donna y Hui, y nosotros siguiéndolos. También nos dieron frontales para tener luz cuando entrásemos en cuevas.
El recorrido es el siguiente: se pasa por 4 cuevas diferentes, Dark Cave, Bat Cave, Monkey Cave y Bright Cave. Sobre todo, la primera, la Dark Cave, es espectacular. Aparte, el entorno es precioso por todos los lados. Hay que decir que para hacer kayak la temperatura era ideal, no pasé ni chispa de frío. El agua estaba calentita, hubiésemos podido bañarnos de haber querido, lo malo era luego al momento de salir. Igualmente, no apetecía nada bañarse, por supuesto, pero me llamó la atención su calidez en contraste con la del aire. Imagino que, debido a su ubicación, no llega a bajar demasiado de temperaturas en todo el año.
Tras la excursión en kayak, que nos encantó, según el programa habría tocado ir hasta una playita cercana a nado y tomar un rato el sol y bañarnos, pero decidimos que mejor no. Así que seguimos navegando, esta vez de regreso hacia la bahía de Lan Ha hasta una aldea flotante de pescadores. Por el camino pasamos por una pequeña playita donde había un templo:
En la aldea de pescadores visitamos una "fish farm", una especie de piscifactoría enganchada a una casa flotante.
Algunas escenas de los poblados flotantes de la bahía:
Allí estuvimos bastante rato, porque además de hacer la visita a la "granja de peces" luego estuvimos esperando a que viniera el junco donde pasaríamos la noche, el barco de día no disponía de camarotes, sino que nos cambiaban a última hora. Éste era el barco de la excursión durante el día:
Y éste nuestro barquito para hacer noche:
Cuando llegó el barco para hacer noche, Donna se quedó en la casa flotante con el ayudante y nosotros nos trasladamos a la nueva embarcación con Hui. Navegamos un ratito más y echamos el ancla en la bahía, dispuestos a quedarnos allí de relax hasta la mañana siguiente. El camarote era mejor de lo que esperaba por ese precio. Teníamos una cama enorme, aire acondicionado/ bomba de calor, baño completamente equipado, ventilador, mesitas. Y dos enormes ventanales con estas increíbles vistas, lo mejor de todo
:
Nos quedamos un rato en la habitación descansando, yo aproveché para escribir como había transcurrido la jornada y anotar algunas curiosidades que nos había contado Hui:
- Al parecer la mejor época para explorar la bahía es Octubre-Noviembre o ya en Abril, cuando la pesca del calamar está en pleno apogeo. El peor mes es Julio, cuando debido al monzón es posible que se cancelen las salidas bastantes días.
- Vimos que en las casas flotantes tenían perros: esto resulta útil para evitar que las águilas y otras aves roben los peces de las piscifactorías. La verdad es que no se me había ocurrido, pero tiene sentido, claro.
- No paramos en Monkey Island porque al parecer con el aumento de turismo los monos se han vuelto bastante agresivos. Una pena...
Al cabo de un rato nos avisaron para cenar, de nuevo se lo habían currado demasiado y el banquete era inacabable: al mejas, ensalada, verduras al vapor, pollo con zanahorias, pescado a la brasa, tofu con tomate, cacahuetes y el omnipresente arroz blanco. De postre: una fruta blanca con puntitos negros, parecida a un kiwi blanco, que no sé cómo se llama. Imposible acabarnos todo eso, la verdad... se pasan un poco con la comida.
Cuando ya era plena noche y no había demasiadas luces en el entorno, salimos a cubierta a ver el plancton bioluminiscente. En principio deberíamos haber ido en kayak, pero entre que los kayaks estaban mojados (el sitio donde deberíamos poner el culo, me refiero) y que hacía bastante frío, decidimos verlo desde el mismo barco. Fuimos bajando por la escalerilla del barco uno a uno hasta situarnos a ras de agua, y desde allí, agitando la superficie con un palo, se veía el plancton como una lluvia de estrellas acuática. Luego incluso fuimos a la parte trasera del barco y lo vimos directamente desde cubierta: al agitar el agua, se descubrían unas lágrimas brillantes que parpadeaban durante un rato hasta desaparecer, eso era el plancton. Me pareció bastante curioso, una cosa más, aunque no sea lo mejor del viaje.
Después nos retiramos a descansar, justo antes de ir a dormir encendieron el generador y pudimos tener el aire caliente en marcha bastante rato, así que la habitación estuvo calentita toda la noche. Más tarde apagaron el generador, por supuesto, pero ya no nos hacía falta. Dormir en un barco flotando sobre esas aguas tan tranquilas y envueltos en aquel silencio es genial, a mí me gustó muchísimo la experiencia.
Y así de contentos (y atiborrados de comida) nos fuimos a dormir, al día siguiente nos esperaba otra jornada recorriendo las bahías de Lan Ha y Halong, de lo mejorcito de la costa del norte de Vietnam.
Información práctica:
Excursión de dos días y una noche por las bahías de Lan Ha, Halong y Bai Tu Long durmiendo en barco (tour 03)
Agencia: Cat Ba Vision
Precio: 99 euros por persona
Hora de salida: 8:00 de la mañana del primer día
Lugar de salida: oficinas de Cat Ba Vision o pasan a recogerte por tu hotel si lo solicitas
Hora de llegada: 15:00 de la tarde del segundo día
Incluido: barco, todas las comidas, entradas, material de kayak, material de snorkel, agua y guía vietnamita de habla inglesa.
No incluido: el resto de bebidas
Camarote con baño privado.
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