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Nos levantamos, recogimos las cosas y las dejamos guardadas en el coche, dentro del parking, dispuestos a dedicarle la mañana a Toronto, antes de irnos para las zona de las Mil Islas. He de decir que nos gusta mucho la naturaleza y, por lo tanto, hemos sacrificado más tiempo en las ciudades (solo un día en cada una de ellas) para poder pasar más tiempo en parques .
Fuimos a conocer el P.A.T.H., la ciudad subterránea donde los toronteses hacen vida durante el invierno, cuando alcanzan esas temperaturas bajo cero incompatibles con los paseos al aire libre. Es un conglomerado de galerías llenas de tiendas, restaurantes, entrada a edificios de oficinas, al metro, etc., que te permiten recorrer gran parte de la ciudad bajo tierra. Es como un centro comercial, pero de tamaño interminable.
Como nos encanta caminar, nos fuimos dando un paseo hasta Kensington Market, un conjunto de callecitas llenas de tiendas bohemias, restaurantes healthy y mucho mucho arte urbano, pasando por Chinatown, con multitud tiendas de productos frescos que estaban bastante baratos y con muchas frutas exóticas.
Después, continuamos el paseo hasta el Rogers Center y la CN Tower aunque de nuevo la climatología se puso en nuestra contra... La niebla escondía toda la parte alta de la torre por lo que vimos que era una pérdida de tiempo subir para no ver nada y, a fin de cuentas, ya habíamos visto Toronto desde las alturas desde nuestro apartamento.
Tras una breve parada en Steam Whistle Brewing, la fábrica donde hacen la mejor Pilsner de Toronto, nos fuimos a recoger nuestro coche para acercarnos con él hasta la Casa Loma, que es uno de los puntos más alejados del centro y, desde allí, continuar con nuestro viaje hacia las Mil Islas.
Nuestro siguiente destino era Gananoque. Llegamos allí a media tarde y tras dejar las cosas en el hotel, nos dio tiempo a pasear un poco hasta la zona donde se embarca para hacer el crucero de la Mil Islas, conocer Gananoque Brewing, la cervecera local, donde nos aconsejaron cenar el en Stonewater gastropub. ¡Todo un acierto! Es un local pequeñito pero con mucho encanto, donde pudimos disfrutar de buenas cervezas artesanas y de una actuación en directo. ¡100% recomendable!
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