El trayecto en autobús que hacemos para llegar a Pas de la Casa (Línea 4) es el más largo que hacemos en estas vacaciones. Volvemos a atravesar Canillo y seguimos la carretera por la zona del Tarter y Ransol para volver a llegar a la Vall d'Incles. En ese punto el autobús inicia un ascenso para adentrarse en Soldeu.
Soldeu se desarrolló en dos partes. Por un lado era un antiguo pueblo ganadero de alta montaña (está a más de 1.800 metros de altitud), que conserva su iglesia de sant Bartomeu y antiguas casas (una es la de Josep Calvó i Areny, que llegó a ser militar de confianza de Luis XIV).
La iglesia hasta 1915 fue la capilla de la familia Calbó, que la cedió al pueblo. Había sido la capilla privada de la Casa Molines y luego pasó a serlo de los Calbó. Tiene un retablo renacentista del siglo XVI, un baldaquino del siglo XV y un único campanario en espadaña.
Pero Soldeu, dada la proximidad a las pistas de esquí, se ha ido transformando en un lugar pensado para los turistas y practicantes de éste y otros deportes de montaña.
Si seguimos subiendo, nos encontraremos con el Túnel de Envalira. Tiene una longitud de 2879 metros y une Grau Roig con Pas de la Casa. Antes este trayecto solo podía hacerse por el Puerto de Envalira, trayecto de unos 8 kilómetros y con múltiples curvas. Aunque el túnel sea de pago, vale la pena.
Pas de la Casa es la última población andorrana antes de entrar en Francia. Se comunicó directamente con el país vecino a partir de 1933, con la construcción de la carretera. Eso supuso para ellos un antes y un después. De hecho, el propio nombre de la población lo dice todo. A principios del siglo XX aquí solo había una cabaña de pastores. En 2015 se calcula que había más de 2.000 habitantes y muchos turistas, atraídos por el esquí. Todavía muchos franceses se acercan hasta aquí para hacer sus compras (alcohol y tabaco, sobre todo). Prácticamente solo se ven tiendas (perfumerías, de artículos para el esquí...) y restaurantes (con menús en francés preferentemente).
Preguntamos en la oficina de turismo y el edificio más antiguo destacable está junto a la entrada del pueblo y la parada del bus. Es una iglesia moderna dedicada a Sant Pere (creo que dijo el chico que era de los años 80).
Seguimos la calle principal (en subida). Hay mucha gente ( y solo se oye hablar en francés; cómo se nota dónde estamos). Al final de la calle encontramos un aparcamiento y unos telesillas de las pistas de esquí. Estaban haciendo unas obras.

Tenemos que dejar el río a nuestra izquierda e irnos lo más cerca posible de los telesillas para subir. La verdad es que yo no vi ninguna indicación. Al principio hay unos caminos.
Unos 20 minutos de subida pueden llevarnos hasta el Lago de Abelletes, a 2.258 metros de altitud.

Es un sitio muy popular para ir a pasar el día. Se puede subir en coche (yo vi algunos arriba). El recorrido para subir andando es de 808 metros con un desnivel positivo de 120 metros.

No es un lago muy grande pero está en un sitio bonito.

No se prohíbe el baño. Mucha gente, sobre todo niños, metían los pies en el agua. Intenté que Erik, el peque, se mojara los pies. Lo había rechazado en la Vall d'Incles por miedo. Tiene 17 meses y estas cosas para él aún son nuevas. Pero en el lago lo aceptó sin problemas y fue caminando, cogido de la mano, sin tener miedo al suelo algo pedregoso.

