Se trata de una de las iglesias más bonitas de Andorra. Se sitúa a 1.500 metros de altitud.

Es una iglesia de nave única rectangular, rematada en su lado este por un ábside semicircular que presenta un friso decorativo exterior de arcuaciones lombardas. Ante la puerta, situada en el muro sur del templo, se levanta un porche de época posterior (en los siglos XVII y XVIII y restaurado en el siglo XX).

El campanario es muy alto, 17,5 metros, y de planta cuadrangular, de estilo lombardo, con tres pisos de ventanas geminadas y techo piramidal. Arriba hay una cabecita humana esculpida. Esta cabeza, muy deteriorada, es uno de los pocos testimonios de escultura románica andorrana.

La nave es muy grande para ser románica. Se trata de una ampliación posterior. En el interior puede admirarse una reproducción de las pinturas murales, cuyas originales están en el MNAC desde 1918.
Las pinturas se atribuyen al llamado Maestro de Sta. Coloma. Se representa un Pantocrátor o Cristo en Majestad dentro de una almendra o mandorla. Está sentado sobre un arco celestial, con los pies apoyados en un semicírculo que representa la tierra. Le flanquean tres evangelistas, representados en su forma simbólica, y la figura del arcángel San Miguel, de mayor tamaño que sus acompañantes, puesto que es a él a quien está dedicado este santuario. Posiblemente la ausencia del cuarto evangelista, San Mateo, se deba a la poca destreza del artista, que no tuvo espacio suficiente para pintar los cuatro evangelistas y además al patrón de la iglesia.

En la parte inferior de la cúpula dos ángeles llevan el símbolo de los evangelistas Lucas y Marcos, y abajo, se encuentran representados siete apóstoles. El espacio absidial está separado del arco triunfal por una banda en forma de diente de sierra. La parte superior de la cúpula está ocupada por el Cordero de Dios, el Agnus Dei, sostenido por dos ángeles, y a ambos lados, varios cabezas de santos.
Desde allí se obtiene unas vistas fantásticas.
