La Massana ciudad tiene poco para ver, la verdad.
Vamos para veces pero casi siempre con la intención de hacer otras cosas, más que por ver sus atractivos, que no son muchos.
Lo más destacado es su Iglesia de Sant Iscle y Santa Victòria, del siglo XVI. Se reformó en 1622, como se indica sobre la puerta. No se han encontrado rastros de ninguna edificación anterior.
Es un edificio de una sola planta, bastante ancha, con dos capillas laterales y una cabecera monumental rectangular, todo cubierto con bóveda de cañón. En el lado norte sobresale al exterior el volumen de la capilla de la Virgen del Rosario, de 1677.

La cubierta de la nave es a dos aguas, la de las capillas laterales del lado sur a una sola vertiente y la del campanario a cuatro aguas. Todas tienen losa de pizarra. No es ni mucho menos la iglesia más bonita de Andorra.
En pleno centro de la ciudad encontramos Xocland. Hacemos una corta visita en uno de los tours del bus turístico. Lo que nos vamos a encontrar solo es una pequeña tienda con un escaparate con delicias. Nos hacen colocar a un lado y nos ponen un dvd explicativo del proceso. A la vez una señora nos va dando explicaciones.

Cuando termina nos ofrecen un trocito de chocolate a cada uno. Nos comentan que lo hacen con cacao de Venezuela usando muy poca cantidad de azúcar. Es el único chocolate que se elabora en Andorra y la verdad es que tiene un sabor muy intenso, incluso en las opciones de 70% cacao. No es barato (una tableta de 100 gramos cuesta 4,80 euros) pero es muy bueno. También tienen piezas de cacao (70%, 80% o más) combinados con jengibre, arándanos, frambuesas, etc. Compro una tableta de 70%, un trozo con frambuesa, uno de chocolate negro con avellanas y otro con arándanos. Son muy buenos.
Cerca de la oficina de turismo, en la plaza de las Fontetes, encontramos el Museo del cómic. Acoge periódicamente exposiciones temáticas y tiene sala de consulta, una colección de DVD y un fondo bibliográfico de 1.000 ejemplares. Éste se compone de piezas que datan desde el año 1904, como El pequeño Nemo en el país de los sueños, pasando por los años 40 a los 70, con obras españolas como El capitán Trueno, Esther y su mundo y Hazañas bélicas, hasta hoy en día. También hay cómics europeos, como Tintín, Lucky Luke o Astérix y Obélix, cómics americanos, como El príncipe Valiente o Flash Gordon, y otros ejemplares, como los de la colección «Marvel»o los de temática manga.
Cerca de la plaza, a la derecha, baja un camino que nos lleva hasta las piscinas. Tenemos que bajar hasta encontrar un camino que discurre junto al río. No tardaremos en encontrar indicaciones que nos pondrán "Camí Ral". Tenemos que seguirlo.
Se trata de un paseo muy agradable junto al río que no tiene ninguna dificultad más que es un poco largo. Algunas veces tendremos que cruzar el río.

La parte más bonita, sin duda, está cuando nos encontramos con la capilla de Sant Antoni de la Grella, originariamente románica y restaurada en la década de los 40 por los daños que pudo sufrir cuando se hizo la carretera general. Allí encontramos algunos bancos, parrillas y una fuente. La capilla está dedicada a Sant Antoni Abad, patrón, entre otras cosas, de los carreteros (els "traginers"), que bajaban sus mercancías por el río.

Más allá está el Puente de Sant Antoni de la Grella. Su construcción es de origen medieval y se rehízo a mediados del siglo XX . En su tiempo era el único camino que existía para poder ir de Andorra la Vella a La Massana y viceversa. Tiene un arco de medio punto rebajado y suelo empedrado. Mide 21,20 metros y su altura máxima es de 5,55 metros.

El Camí Ral acaba enlazando con el Rec del Solà.
En el camino vemos en lo alto la iglesia de Sant Cristòfol d'Anyós. Anyós es uno de los pueblos más encantadores de la parroquia. La iglesia se construyó en su parte más alta para poder controlar la entrada al valle de Escaldes-Engordany y los núcleos de Sispony, La Massana e incluso Ordino.
Es una bonita y regordita iglesia del siglo XII, de muy pequeñas dimensiones, que, aunque ha sido modificada varias veces, aún conserva su carácter románico. En el interior conserva una representación de la Santa Cena, de época franco-gótica, así como diversas pinturas del siglo XII que representan el peso de las almas por San Miguel y a San Cristóbal, patrón de la iglesia. También hay un retablo del siglo XVI.
En 1936 se arrancaron otras pinturas murales románicas, atribuidas al maestro de Santa Coloma y fechadas en el siglo XII. Fueron compradas por un anticuario de Madrid y luego fueron expuestas en Nueva York, en 1939. Actualmente se desconoce su ubicación. Representaban la Virgen con los apóstoles San Pedro y San Pablo.
El último día de nuestra visita quisimos ir a Sispony para ver, por primera vez unos y por segunda otros, la Casa Rull. Ya comenté al hablar de la casa Cristo que había más de un museo etnográfico.
La casa fue construida en el siglo XVII y fue transformándose a medida que la familia evolucionaba. En el siglo XIX, la vivienda sufrió un incendio que afectó el desván y provocó que se hicieran otras reformas en la casa: en la actualidad, el edificio consta de dos pisos, una planta baja y el desván.
En la visita se puede ver cómo vivía la familia Perich, los antiguos propietarios. No eran jornaleros como los de la Casa Cristo ni ricos de alto nivel como los de la Casa Areny de Plandolit. Se trataba de una familia de pueblo pero con tierras.
El exterior de la casa es precioso. Parece una típica masía catalana.
No pudimos hacer la visita. ¿Motivo?. Falta de tiempo unida a la hora y media que dura la visita y a la reducción de los horarios de autobuses por ser domingo y estar en plena ola de coronavirus. En fin...
La visita empieza, según dijeron en la oficina de turismo, con dos audiovisuales. Uno de ellos explica cómo era la vida tradicional en los valles. Y el otro como ha evolucionado el país con el turismo. Esto, cuando yo visité el museo hace muchos años, no existía. Luego puedes escoger entre verla por libre, con audioguía o en visita guiada (con suplemento).
La casa estuvo habitada hasta 1920. Después pasó lo mismo que con la casa Cristo. Los herederos venían solo a temporadas hasta que dejaron de hacerlo y se la ceden al gobierno andorrano con la condición de hacer un museo.
Aunque la casa date del siglo XVIII, la musealización y las explicaciones se centran en el siglo XIX y principios del XX. De los tiempos en los que la familia vivía de la agricultura (principalmente tabaco), la ganadería (vacas) y de la madera de los bosques.
En la planta baja de la casa está la leña, las herramientas, la bodega y la despensa. Al primer piso encontramos la cocina, el lugar donde amasaban el pan, el horno y algunas habitaciones. Bajo la escalera, un par de graneros. Al segundo piso aún hay más dormitorios y una gran sala.
En todas las estancias se puede ir viendo mobiliario, herramientas, la cuna del bebé...
En la tercera planta, el llamado padre de familia, hay otro granero muy amplio donde se guardaba la cosecha de manzanas o secaba el tabaco.
A medida que ves la casa yo recuerdo que te van contando la historia de la familia, desde sus momentos de bonanza (como cuando el heredero se casa con la "pubilla" de una buena casa de Anyós o el nacimiento de los niños) hasta los malos.