Esta ruta la hicimos a continuación de la del Forau d’Aiguallut y Coll de Toro, que he contado en la etapa cuyo enlace es el siguiente para quien le interese: FORAU D’AIGUALLUT Y COLL DE TORO, BENASQUE (HUESCA). PIRINEOS ARAGONESES.
No es que sea la mejor opción, pero como no nos sobraba el tiempo en la zona, decidimos aprovechar la tarde, cuando todavía quedaban varias horas de luz, para realizar la que se presentaba como una caminata atractiva, fácil y de poco más de una hora de duración que, además, nos pillaba de paso desde Llanos del Hospital hasta nuestro alojamiento en la población de Benasque.
No es que sea la mejor opción, pero como no nos sobraba el tiempo en la zona, decidimos aprovechar la tarde, cuando todavía quedaban varias horas de luz, para realizar la que se presentaba como una caminata atractiva, fácil y de poco más de una hora de duración que, además, nos pillaba de paso desde Llanos del Hospital hasta nuestro alojamiento en la población de Benasque.
Situación en el mapa peninsular según Google Maps.
Para iniciar la ruta hay que dirigirse al lugar conocido como Baños de Benasque, situado a 8,9 kilómetros de Benasque siguiendo la carretera A-139, que termina en Llanos del Hospital, desde donde parte, entre otras, la ruta hacia el Forau d’Aiguallut que ya he mencionado. Lo primero que nos llamó la atención al desviarnos de la carretera fue un enorme edificio de aspecto antiguo y en aparente mal estado que parecía estar colgado de la montaña. Imaginamos que se trataba de la Casa de Baños, cuyo origen se remonta a 1801, si bien las propiedades terapéuticas de estas aguas ya eran conocidas y utilizadas en tratamientos desde principios del siglo XVI.
Tras la Guerra Civil se reconstruyeron las instalaciones que habían sido quemadas en la contienda y se reiniciaron los tratamientos que ganaron auge en 1967, fecha en la que se reconocieron oficialmente las propiedades mineromedicinales de estas aguas, constituyéndose así el balneario más alto de España, a 1720 metros de altitud. El complejo funcionaba desde mayo a octubre como hostal de una estrella, con 80 habitaciones. Sin embargo, en enero de 2020, un informe de Sanidad obligaba a cerrar dicho hostal por las malas condiciones higiénico-sanitarias de sus instalaciones, si bien podía seguir funcionando la zona del balneario. Para evitar el cierre de un lugar con tanta historia, el ayuntamiento tenía la intención de buscar un inversor que modernizas el complejo y lo hiciera rentable evitando, pero justo entonces llegó la crisis del coronavirus y, supongo, que todas las buenas intenciones quedaron aparcadas, al menos por el momento.
Itinerario desde Benasque según Google Maps.
Siguiendo los indicadores, llegamos al río Ésera y dejamos el coche en un pequeño aparcamiento, junto al puente, que hay frente al Hotel Turpi. No tuvimos ningún problema para encontrar hueco, pero hay pocas plazas y en momentos de mucha afluencia de gente se puede utilizar el parking Literola, que se encuentra junto al desvío de la carretera. Solamente tuvimos que caminar unos metros hasta que encontramos un panel informativo de la ruta, que nos la presentaba como un “agradable sendero que recorre parte del antiguo camino que unía el Reino de Aragón con el Sur de Francia por la Bal de Benás (Valle de Benasque)”. Por lo tanto, ideal para lo que nos apetecía hacer esa tarde.
Datos de la ruta. Sendero S-1. Sendero Botánico Gorgas de Alba.
Longitud: 2.200 metros. Duración: 1 hora. Tipo de ruta: circular. Dificultad: baja. Desnivel: 136 metros.
Panel informativo de la ruta.
Nuestro recorrido.
Al ser circular, podíamos empezarlo en cualquiera de los dos sentidos, pero decidimos seguir la ruta propuesta en el cartel informativo, es decir, tomando el sendero hacia la derecha. Cerca del río, entre pastos y bojes, tal como nos había anticipado el panel, pronto la ruta empezó a picar hacia arriba y nos condujo hacia el interior de un bosque de pino negro, tejos y abetos. De momento, se cumplía lo del paseo agradable.
Sin embargo, en poco tiempo habíamos subido una altura considerable, que nos llevaba a ver el río al fondo de un barranco, si bien la vegetación nos impedía ver el agua correr con la nitidez que nos hubiese gustado, pues el sonido evidenciaba la existencia de lo que debían ser pequeñas cascadas. Al fin, llegamos a un mirador que nos permitió ver aun entre los árboles el agua formando una preciosa caída de agua que rompía el paisaje a borbotones. ¡Qué bonito!
No era del todo fácil contemplar la estampa en toda su integridad, pero encontramos un hueco y con precaución nos acercamos al borde del barranco para hacer unas fotos.
Y también al fondo, en las montañas, podíamos contemplar unas inmensas enormes chorreras deslizándose desde las alturas. El Valle de Benasque está plagado de este tipo de cascadas, que son realmente impresionantes y que en cierta forma me recordaron a las que vi en Noruega. Y eso que estábamos ya a mitad del mes de julio.
Seguimos ascendiendo por el sendero, con el río a nuestros pies, cada vez más al fondo, hasta que lo perdimos de vista casi completamente, no sin antes ofrecernos nuevas y sugerentes perspectivas.
El camino se empinó vertiginosamente mientras se adentraba en un terreno quebrado y rocoso, que nos requirió algo de esfuerzo. La verdad es que se nos hicieron largos estos metros porque los escalones eran altos y nuestras piernas empezaron a acusar el esfuerzo que habíamos hecho por la mañana. Nos pareció entonces que aquello había dejado de ser un agradable paseo en el sentido literal de la frase. No obstante, también es cierto que pese a la baja dificultad técnica del sendero, en el apartado que mide la marcha por sendas escalonadas o terrenos irregulares ésta está catalogada con nivel 3. En fin, no es nada serio, pero hay que tener en cuenta que los 120 metros de desnivel se cubren en menos de un cuarto de hora y por terreno muy incómodo.
De nuevo otro claro nos permitió apreciar una nueva cascada al fondo. Impresionante. Mucho más en directo que en la foto, lo que hacía pensar que merecía la pena un esfuerzo que allí nos parecía mayor de lo que fue en realidad.
Al fin llegamos a unas barandillas de madera, en medio del bosque, donde encontramos también un arroyo y otra cascada. Entonces nos sorprendimos del desnivel que teníamos por delante para hacer el descenso. En esta zona, también hay una pista que lleva al edificio del antiguo Balneario de Benasque y que alarga una hora más la ruta, entre ida y vuelta, pero la verdad es que estábamos cansados y no nos decidimos a continuar hasta allí.
Una bajada brusca nos llevó en pocos minutos hasta la orilla del río, donde encontramos un puente metálico desde el que pudimos contemplar las Gorgas de Alba en todo su esplendor (o eso creíamos). El rugido del agua era ensordecedor y el panorama imponente.
Sin embargo, unos metros más adelante, alcanzamos unas pasarelas metálicas que nos mostraron la auténtica dimensión de estas dos preciosas cascadas paralelas, cuya altura y belleza nos sorprendió. De nuevo, las fotos no hacen justicia a lo bonito que era el panorama. Lamentablemente, resultaba imposible sacarlas enteras, ni a lo alto ni a lo ancho. Mejor verlas en directo. Supongo que en época de lluvias o deshielo las vistas deben ser espectaculares.
Después de estar un rato contemplando las fantásticas caídas de agua y su consiguiente rugido, recuperamos el sendero y seguimos hacia la izquierda, por la margen derecha del río, recorriendo esta vez un bosque de abetos, casi todo el rato cuesta abajo y por un sendero bastante más fácil que el que habíamos traído a la ida.
En resumen, una ruta que merece mucho la pena, pues se ven unas cascadas preciosas en un recorrido muy corto, de poco más de una hora. Sin embargo, tampoco es un paseíto tal cual, sobre todo la parte inicial. Para personas que no quieran o no puedan hacer esa parte, pueden ver las cascadas iniciando el camino en el Hotel Turpi (punto final del recorrido en el sentido recomendado, tal como lo hicimos nosotros), ya que es más rápido y fácil llegar a las pasarelas y miradores por aquí que por la margen izquierda del río. Una vez vistas las cascadas se puede volver por el mismo sitio, en cuyo caso la ruta en vez de circular sería de ida y vuelta.