No pudo ser esta excursión para el día que la tenía prevista. A la hora convenida para recogerme en el hotel, las 7:30, el representante de la agencia Vive Mayan Tours con el que había contactado para informarme de las excursiones, me llamaba para decirme que acababa de hablar con los lancheros de Sian Ka’an y que el nivel del agua en algún punto de la laguna no era el adecuado como para poder llegar en lancha hasta Punta Allen, así que se cancelaba la excursión para ese día. Me daba la opción de hacerla 3 días después, pero para entonces yo ya no estaba en la Riviera Maya, así que le dije que sólo podía al día siguiente. Aceptó. Yo pensé que podía ser alguna excusa por no haber reunido bastantes participantes para el tour, pese a que inicialmente me aseguraran que sí que estaba disponible para 1 persona. Por otro medio averigüé que no, que no era una excusa, sino que en ciertas condiciones (que desconozco) podía bajar la marea en la laguna.
El caso es que al día siguiente, a eso de las 7 de la mañana, contacté de nuevo con el representante de la agencia y me confirmó que aproximadamente media hora después pasarían por el hotel a recogerme, lo que efectivamente ocurrió. El tour estaba en marcha.
Había 2 personas más que se habían apuntado al tour, así que lo primero fue pasar a recogerlas en los hoteles de la zona de playa de Tulum, que está de camino a Sian Ka’an.
Antes del viaje había estado viendo algunos hoteles por esa zona, pero los precios eran demasiado caros. Hablándolo días más tarde con el conductor José Luis Curiel, me comentaba que era una zona que había crecido sin ningún tipo de control ni de planificación porque nunca se llegó a pensar que se construyesen tantos hoteles y restaurantes. Me dijo que la zona carecía de las infraestructuras básicas necesarias y que por ejemplo no había ni sistema de alcantarillado para los residuos y que en su lugar tenían que pasar todas las mañanas unos camiones y vaciar unos pozos negros o fosas sépticas. La única carretera se encontraba en un estado regular. Todo ello hacía que se formasen retenciones bastante largas.
De paso por la zona hotelera, me pareció una carretera insufrible y una zona polvorienta. Eso sí, como mucho rollo hippy, yoga, alternativo o como se quiera llamar. Yo pensé para mí mismo: “¿Éste es el Ubud de la Riviera Maya?” Y luego: “Ni loco me alojo aquí”
Tras recoger a las nuevas integrantes del tour seguimos hasta la entrada a la reserva de Sian Ka’an y tras más de media hora por una carretera con unos cuantos baches, llegamos por fin al embarcadero donde íbamos a subirnos a la lancha que a través de la laguna nos llevaría hasta Punta Allen.
Sian Ka’an (“donde empieza el cielo”) es una reserva de la biosfera que en 1987 fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Son más de 5000 km cuadrados de jungla, manglares, islas, ciénagas. En esta reserva viven jaguares, monos aulladores, cocodrilos, águilas, pumas, zorros, osos hormigueros, mapaches, espátulas rosadas, flamencos.
El primer tramo de la navegación por la laguna nos permitió ver los manglares y algún cocodrilo intentamos ver, pero no se dejó ver.
Según nos acercábamos a Punta Allen el agua estaba más picada y más saltos dábamos en la lancha. Mi culo se acuerda bien de ello.
Al llegar a Punta Allen (Javier Rojo Gómez) cambiamos de lancha y esperamos a una nueva incorporación al tour que se alojaba en el pueblo. La siguiente parte era un recorrido de aproximadamente unas 3 horas por el mar Caribe para ver algunos animales habituales de la zona. El lanchero dijo que el mar estaba un poco más picado que el día anterior pero que aún así pensaba que se podría hacer la excursión.
Primero, casi nada más salir del embarcadero, vimos un águila macho y otra águila hembra en un nido.
El siguiente animal que fuimos a buscar fue el delfín. No fue complicado verlos de cerca, aunque sí más poderlos inmortalizar en una fotografía, porque se movían muy rápido. Mejor es grabar un vídeo.
El siguiente animal que buscamos fue la tortuga marina. Las tortugas que vimos eran más esquivas. No paraban de nadar por debajo del agua de un lado para otro y no se dejaban ver. No me extrañaría que se estresasen, porque la lancha iba detrás de la tortuga allá donde aparecía. Eso sí me cansaba y no me hizo mucha gracia, el agobiar a las tortugas un rato. Al final, sacaron la cabeza un par de segundos para respirar y ya está. Al igual que con los delfines, mejor un vídeo.
La siguiente actividad fue hacer snorkel durante una media hora cerca de la barrera de coral. Alguien comentó al principio que el coral estaba muerto y que no se veían apenas peces. No sé si esa fue la situación todo el tiempo. Yo no me animé porque nunca había hecho antes snorkel y cuando oí que comentaban que quizás había un poco de corriente, pues se me quitaron las ganas.
A continuación fuimos a una zona llamada la piscina natural para bañarnos. Arena blanca, agua cristalina de color azul turquesa. Estuvimos sobre media hora quizás, no sé, aunque yo hubiera permanecido más, porque era un lugar precioso.
Tras esto subimos a la lancha y nos bajamos en una playa para ir a comer creo que en el Fisherman Lodge (almuerzo incluido en la excursión). El almuerzo consistió en un plato combinado con pollo, pescado, arroz blanco y spaghetti. Fue bastante consistente.
Nos llevaron al embarcadero del pueblo para subir de nuevo a la lancha para navegar por la laguna. Esta vez nos acercamos a otros puntos de interés como la isla de los pájaros, donde vimos fragatas, espátulas rosadas, pelícanos, etc...
También vimos a un águila hembra en un nido en medio de la laguna (algún polluelo estaría protegiendo) y al águila macho merendando la cabeza de un pescado.
Tratamos otra vez de ver el cocodrilo, pero ni rastro de él.
Poco después iniciamos el regreso hacia nuestros alojamientos.
La excursión fue muy interesante por la variedad de paisajes. Me quedo con el color del agua del mar Caribe y con el dolor del trasero .