TILCARA – SAN SALVADOR DE JUJUY
Estamos otra vez en el departamento. Ayer llegamos de Colonia en el Uruguay. Nos levantamos temprano. A la mañana parte el avión hacia Salta. Fue un viaje corto y tranquilo. Llegamos al aeropuerto volando entre unas blancas y rosadas nubes que no dejaban ver hacia la tierra. Un taxi nos llevó a la ciudad. El ómnibus que iba a Tilcara demoraría dos horas así que fuimos al Patio de la Empanadas en la calle Esteco.
Jalena miraba asombrada las empanadas, parece que nunca las había comido. Jalena aunque hace poco vive en Argentina nació en Sarajevo - Bosnia y se está acostumbrando a vivir una cultura muy diferente.
-Qué lindas y doradas me dijo sorprendida.
-Pedí las clásicas de carne, jugosas y calentitas.
-Espero que la masa sea crocante y te guste.
Comimos un par cada uno y estaban para mi gusto muy sabrosas. La miré y enseguida me contestó:
-¡Qué ricas! , se parecen al burek que es la comida callejera de los Balcanes. Es una masa rellena de carne picada con cebolla y aromatizada con paprika, pimienta y canela, aunque también se rellena de espinaca o de queso y hierbas.
-Tienen gustos diferentes pero me gustan mucho y la sonrisa le iluminó la cara.
Salta Capital está a unos 200 km de Tilcara y el ómnibus tardó más de 3 horas. El viaje se hizo corto contemplando el paisaje que era increíble. Casas de adobe, capillas, arroyos, el campo árido, cálido y misterioso.
TILCARA
En un valle rodeado de montañas se fundó el 19 de abril de 1593 la ciudad de San Salvador de Jujuy.
En un marco natural su río Grande toma nuevos bríos recorriendo la extensa quebrada de Humahuaca.

Allí con su estilo colonial, calles angostas y cerros de formas extrañas y coloridas está Tilcara, un pueblo tranquilo y encantador.
Los extraños cactus o bien llamados cardones están como formaciones vigilantes apostados a lo largo de un pueblo con un singular paisaje indígena de creencias, leyendas y ritos paganos.


Allí vivieron los Tilcara que formaban parte de la Confederación política Omahuaca hace 900 años. En un clima seco y templado con vegetación pobre se dedicaron a la agricultura, el tejido y la alfarería.
Sus cuatro especies de camélidos, la llama y la alpaca como domésticos y la vicuña y los guanacos como silvestres eran muy importantes para las sociedades que habitaron y habitan hoy esta región.
Yendo hacia el pasado, 4.500 años A.C. las caravanas de llamas eran muy habituales en esos tiempos.

Y hoy sus descendientes siguen tejiendo maravillas con sus mantas multicolores y su alfarería rústica. La lana de las llamas, alpacas, guanacos y vicuñas fueron una de las mercancías más preciadas en la antigüedad. La conservación de los alimentos como la papa deshidratada (chuño), la carne seca (charqui) y las harinas de algarroba y de chañar) forman parte también de ese mundo cultural increíble.
-Sabés algo Jalena?
-Ahora después de centenares de años, se ponen de moda gracias a la alimentación orgánica.
El Pucará de Tilcara es uno de los numerosos poblados prehispánicos que se distribuyen a lo largo de la Quebrada de Humahuaca. Este sitio arqueológico se encuentra emplazado en la parte media de esta región, sobre un cerro de 70 metros de altura ubicado en la margen izquierda del Río Grande. Si bien fue definido como un Pucará (vocablo quechua que significa fortaleza o fuerte) no presenta construcciones defensivas.
Fue ocupado entre comienzos del primer milenio d.c. y el momento del contacto hispano - indígena. Presenta una gran concentración de estructuras arqueológicas y son parte de las antiguas viviendas, talleres, plazas, tumbas y espacios ceremoniales que habitaron los antiguos pobladores del Pucará.
En estos espacios los pobladores realizaban diferentes actividades como alimentarse, descansar y elaborar utensilios y herramientas para desarrollar trabajos vinculados a la producción metalúrgica, textil, lapidaria y alfarera.
La mística de sus tradiciones y costumbres autóctonas convierten a este
lugar en único.


TILCARA es caminar callecitas tranquilas, subir cerros de colores, aspirar el aroma de su tierra y respirar el aire puro de un lugar que está lejos del mundanal ruido.
Estamos rodeados de silencios espesos y de verdes espléndidos.

Con respecto al alojamiento y alimentos hay para todos los gustos y presupuestos: económicos para personas que lo tienen ajustado y son amantes de la vida sencilla y con altos precios para los que buscan otra manera de disfrutar su tiempo libre.
La paz y tranquilidad de la Quebrada se ofrece generosa a todos los que transitan su mágico paisaje.
Hoy nos levantamos temprano porque queríamos caminar hacia los cerros para ver el sol en el horizonte.
Nos costó encontrar el inicio del camino, preguntamos a la gente del lugar y algunas indicaciones nos confunden y vamos a parar a un sitio que no es.
Al final nos quedamos a mitad de camino de la subida al cerro esperando la salida del sol. Desde aquí hay unas vistas espectaculares del pueblo.
Unas pequeñas nubes hacen demorar la esperada aparición del sol que ilumina el pueblo y los cerros con su luz haciendo aún más mágica esta visión que ya llevábamos un buen rato contemplando.
Mañana nos espera Pumamarca, otro pueblito encantador de la Quebrada de Humahuaca.