Copacabana, sus casas, hoteles y hostales trepan por la ladera ondulada de esa ciudad que está a 155 km de La Paz.

-Escuchaste bien Jalena no solamente Brasil tiene su famosa Copacabana. Acá en Bolivia hay otra pero ésta es bien indígena.
Copacabana es famosa en Bolivia gracias a la Virgen de la Candelaria, más conocida por la Virgen de Copacabana o la Virgen Morena que por el color de su tez es la patrona de los bolivianos. Caminando la cuesta hacia la iglesia los puestos afuera de flores e imágenes de la Virgen y otros santos te maravillan y sorprenden.
Una extraña sensación de paz y respeto se adueña de tu espíritu y te da fuerza para seguir el camino donde la altura a veces te hace respirar con dificultad.
Copacabana, parte de su vida y movimiento está en su concurrido mercado donde las cholitas exhiben sus mercaderías.
Los olores, unos agradables y otros no tanto, sorprenden al viajero a cada paso.
Fue una equivocación entrar a un humilde bar y pedir pizza. No era como en Buenos Aires. Acá en Copacabana parece una pizza de cancha o canchera, una masa de pan con salsa de tomates sin condimentar y sin queso. Es popular pero desabrida.

La isla más grande del lago Titicaca es la Isla del Sol, este lugar antiguamente era conocido como Isla Titicaca. Según cuenta la leyenda, Manco Capac y su mujer, Mama Ocllo, comenzaron la dinastía Inca en la Isla del Sol y desde aquí partieron a fundar Cuzco. En la época inca, la Isla del Sol era un santuario con un templo con vírgenes dedicadas al dios Sol (Viracocha). Actualmente la isla está poblada por indígenas de origen quechua y aimara. Viven principalmente del turismo, la agricultura, el pastoreo y la artesanía.

La isla esta formada por tres comunidades: Yumani (sur), Challa (centro) y Challapampa (norte)
En este lugar hay conflicto por temas económicos relacionados con el turismo. En la comunidad del norte (Challampampa) es donde aparentemente hay más lugares históricos y yacimientos. Por tanto, son una fuente de ingresos para la región.
En la zona centro de la isla (Challa), al no tener tanta riqueza cultural, decidieron construir en la frontera con la zona norte varios hoteles y hospedajes para sacar beneficio del turismo que llega a la Isla del Sol. Esto no gustó a la comunidad del norte y actualmente son estas dos comunidades las que no tienen buena relación.
La zona sur (Yumani) se mantiene al margen y sigue abierta al turismo con normalidad. Es importante destacar que en toda la isla se rigen por unas leyes comunitarias ajenas al sistema judicial boliviano y, por tanto, hay que esperar a que solucionen el conflicto entre ellos. Esta información sobre el tema nos la contaron trabajadores que hacen el recorrido para ir a la isla. Acá todo tiene olor, unos agradables y otros no. Hay dos viajes uno al sur donde está muy preparado para recibir al turismo. En este poblado, Yumani , se encuentra la mayoría de los hospedajes. El paisaje te sorprende a cada paso.
Cuando comprás el boleto la gente de estos lugares es muy reservada y callada y no te da explicación alguna.
Podés hacer excursiones subiendo una impresionante escalera y para acceder a los hostales otras infinitas escaleras te dejan sin respiración y si vas con mochilas los casi 4000 metros se tornan insoportables.
Como si fuera un parque nacional los lugareños te cobran una entrada de acceso.
La parte norte es tranquila, con playas para caminar y hostales sencillos. Una diferencia que es imprescindible para que puedas elegir lo que más te guste, lo populoso o lo tranquilo.
Las cholitas limpian los pescados en el lago para luego ofrecerlos de diferentes maneras y el pollo, la papa morada, papa cremosa, el chuño que es la papa deshidratada, el queso andino, los huevos fritos, el ispi, pequeños pescados fritos y los chicharrones de trucha pueden formar parte de una comida muy particular y sabrosa para degustar en ocasiones especiales.

A un costado en la playa vimos asombrados las balsas de totora para navegar el lago, como lo hacían los pobladores precolombinos y como aún lo hacen sus descendientes. Están construidas por varas de totora unidas entre sí y amarradas fuertemente.

Visitar Copacabana y la isla del Sol nos permitió maravillarnos por una cultura andina fuertemente arraigada en sus pobladores. Al final no dormimos en la isla y con el barco de la tarde, creemos que era el último, volvimos a Copacabana.
Nos sorprendió el rebuzno de los burros de carga. Nos asomamos en una curva de la senda y vimos como venían bajando por el cerro escalonado. A su derecha un grupo de indígenas con sus vestimentas de vivos colores. Y de fondo el maravilloso Lago Titicaca que más que un lago parece un mar inmenso.
Acaba de atardecer en el lago navegable más alto del mundo. Las nubes forman nubes caprichosas y se siente una brisa ligera. No sabes si te late rápido el corazón de la emoción o por estar a 3.925 metros sobre el nivel del mar. Muy probablemente sea por ambas cosas. Si a esto le sumas que estás en el lugar donde se dice que nació el imperio inca, tienes todos los ingredientes para que la Isla del Sol no te deje indiferente.
