Hoy será un día duro y muy aburrido, partiremos en coche desde Lúxor hacia Hurgada, prácticamente todo el trayecto será por desierto. Estos días así, la verdad que nos bajan el ánimo bastante pero son necesarios (si te mueves en coche). Son días en los que acabas agotado de tanto coche y vacíos porque no ves mucho, es verdad que en nuestras dos paradas veremos dos templos espectaculares y hará que nuestro día sea bastante fructífero y merecerá la pena tantas horas de trayecto. En estos casos me gustaría poder tener una máquina tele-transportadora que te lleven al destino en 0 sg… .
Tomamos nuestro último desayuno en el barco, nos despedimos de nuestro amigo camarero de habitación que con tanto entusiasmo nos arreglaba todos los días el camarote, utilizando todas esas decoraciones que no olvidaremos. Le dimos una propina en agradecimiento al trato que nos había dado y la verdad que se lo curró mucho.
Salimos en coche hacia nuestra primera parada, Abydos. En el trayecto además de Mahmoud nos acompaña nuestro chófer Walied, muy agradable, estará con nosotros todo el día hasta dejarnos en Hurgada. La primera parte del viaje durará unas 3 horas, como he dicho antes, todo por desierto por lo que el paisaje es bastante monótono y aburrido.
Durante el trayecto charlamos con Mahmoud y Wailed (éste último no habla español por lo que hablamos en inglés) sobre las costumbres, política, religión…, vamos la vida en Egipto. El nivel de vida es bastante bajo la verdad, nos comenta que un maestro puede ganar sobre unos 200€/mes, así como un buen médico que está en los 300€/mes.
Llegamos a la primera parada, debido a que Abydos no es una visita que se encuentre en los toures convencionales, comprobamos que no hay casi turismo, apenas unas 6 personas. Esto nos hace si cabe, disfrutarlo aún más.
Entramos en el templo con Mahmoud y nos acompaña una de los locales que están allí cuidando del templo, la cual también se une a las explicaciones de nuestro guía. Es un templo construido a Sti I, decorado y enriquecido por su hijo Ramses II. Construido en piedra caliza en una sola planta. Allí se encuentra la tumba de Osiris, el dios de los muertos. Paseamos por el templo descubriendo las distintas salas que emergen por la visita hasta que llegamos hasta la tumba de Osiris en el exterior. La luz, las columnas y las salas le dan un toque místico y aventurero. Me flipa!
Según cuenta la historia, Osiris fue asesinado por su hermano mayor Seth y resucitado por su esposa Isis, para después concebir al Dios Orus. Seth vuelve a asesinar a Osiris y lo descuartiza en catorce partes, repartiéndolas por todo el reino. En la tumba que vemos es donde dejó Seth la cabeza.
Curiosidad: ¿Qué veis en la siguiente foto? Pues sí, estás viendo bien. No tengo manera de explicarlo, pero se aprecia perfectamente en el jeroglífico un helicóptero, un tanque y un avión. ¿Cómo puede ser? Que cada uno piense lo que quiera…
Salimos del templo rumbo a nuestra segunda parada, el Templo de Denderá. El trayecto otras 3 hrs de viaje, entre tanto comemos en el coche el picnic que nos han dado en el barco.
Llegamos a Denderá, ciudad que pertenece a la provincia de Quena, y a su famoso templo construido a la Diosa Hathor, diosa de la alegría y el amor. El color de sus techos y algunas columnas es espectacular.
Será el único templo en todo Egipto donde hay un techo dedicado exclusivamente a la Diosa Hathor donde se ve como se come al Sol y da a luz a la Luz, simbolizando así el día y la noche.
En el templo tampoco hay turistas, excepto una familia local que se encuentra visitando el templo. Son muy agradables, hasta nos piden sacarnos una foto con ellos jejeje.
Desde allí, nos dirigimos hacia la estación de tren de la ciudad donde nuestro guía Mahmoud se despide. Debe volver a Aswan para visitar a su mujer e hijos.
Desde aquí nos quedamos con el chófer Walied, el cual nos llevará hasta Hurgada ya bien entrada la noche. Tenemos casi cuatro horas de viaje, todo por el desierto. Hacemos una parada de rigor para descansar, en un bar de carretera. Allí vemos dos abuelillas nómadas con sus cabras y también otra familia que viene de pasar unas vacaciones con sus allegados en Lúxor. Se dirigen también hacia Hurghada, ya que el padre trabaja en la hostelería. Nos despedimos y nos deseamos buen viaje.
Por fin llegamos a Hurghada, al hotel Hurghada Marriott Beach Resort Hotel. Qué decir de esta maravillosa cadena de hoteles, no se puede decir nada malo.
En esta ocasión nos hospedamos con todo incluido, aunque es un poco raro, no es como los resorts del Caribe. Aquí el todo incluido son refrescos, cócteles sin alcohol y cervezas, nada de comidas entre horas.
El hotel es una maravilla, muy lujoso y su playa privada es de ensueño. Los desayunos y comidas son tipo buffet con cocina en directo, todo de muy buena calidad. El trato es insuperable y las habitaciones muy bien equipadas. No le pongo ninguna pega.