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Llegamos a la segunda semana del viaje y el día de hoy será para visitar Osaka, que se encuentra al sur oeste de Kioto. Están apenas a 50km de distancia y aunque es posible ir en tren “normal” pues teniendo la opción de irnos en Shinkansen teniendo la JRPass, pues eso, que casi no da tiempo a ponerse cómodo en el asiento que ya te dicen que estás llegando apenas 15 minutos después.
Dejamos Kioto despejado y con 6ºC de na… Antes de montar en el Shinkansen, teníamos el capricho de unos sándwiches de fresas con nata a los que ya les habíamos echado el ojo. Ricos, no … d e l i c i o s o s …… y nos salieron por ¥1295 /6€.
Pero como os hemos dicho, apenas pegamos el último bocado, habíamos llegado a destino. La línea de Shinkansen no para directamente en Osaka, sino en Shin-Osaka (nueva Osaka). Así que desde allí tomamos un tren para llegar a Osaka y otro más para llegar hasta nuestra visita de la mañana, el santuario Sumiyoshi Taisha.

El templo Sumiyoshi Taisha fue construido por la emperatriz-regente Jingū en el año 211 y honra a cuatro deidades: un trío de dioses del mar llamado Sumiyoshi Sanjin y la propia emperatriz Jingū, cuyo espíritu fue consagrado junto a ellos después de su muerte.
Desde su fundación, Sumiyoshi Taisha ha estado vinculado al mar. Todas aquellas personas que tienen alguna vinculación actividades relacionadas con el mar, aún acuden a rezar en Sumiyoshi buscando su favor para que les asegure unas travesías seguras. Así mismo, el santuario ofrece protección al puerto de Osaka, que fue el puerto principal del país hasta finales del siglo XIX.
El acceso es gratuito. Sin información disponible para el visitante pero sí que es posible descargarse una pequeña guía aquí.
Uno de los símbolos del santuario es este llamativo puente de color rojo, llamado Taikobashi. Su imagen más reconocible es la que aparece a la derecha, con su reflejo en el agua.
Os dejamos unas imágenes de los edificios que se pueden ver dentro del santuario. Para aquellos que estéis en búsqueda activa de pareja, tenéis un pequeño amuleto que, tras proceder a frotarlo, os ayudará en la misión, o eso dicen.
Al santuario Tanekashi-sha se le asocia con la inversión y esfuerzos necesarios para iniciar un negocio éxito. Así mismo se le vincula con la siembra y la fertilidad, ya que “tane” significa semilla, y de ahí que sea popular entre las personas que buscan tener hijos.
En la zona del santuario que llaman Nankun-sha se pueden comprar unas figuras con forma de gatos (shōfuku neko) para participar en el festival Hattatsu Mairi. Hay dos modelos diferentes: con la pata izquierda levantada que atraerían clientes a los negocios, se exhiben y ofrenden durante los meses impares. Mientras que los gatos con la pata derecha levantada atraerían riqueza financiera y su ofrenda se realiza en los meses pares.
Pasado el mediodía acabamos la visita y regresamos al centro de Osaka en tranvía. Nos parecía que era un poco pronto para comer así que nos decidimos a dar un paseo y aprovechando que había unas pocas nubes en el cielo, pues sacar unas instantáneas.
En esta ocasión no hicimos la visita pero no dejéis de visitar el Castillo de Osaka aunque sólo sea por fuera porque es realmente bonito. Aunque os invitamos a que entréis porque desde dentro se tienen unas muy buenas vistas de la ciudad.
En la actualidad el edificio más emblemático de esta urbe es el Abeno Harukas 300. Su construcción comenzó oficialmente en el 2010 y se finalizó en el 2014. A día de hoy aún ostenta el título honorífico de ser el rascacielos más alto del país con una altura de 300m. Sí, quizás os suene que la Tokyo Tower y la Tokyo Skytree miden más, pero no son propiamente edificios.
A la altura de la planta 16 se puede acceder gratuitamente a un mirador y ya desde aquí las vistas son increíbles. Aprovechamos que dentro del edificio hay una zona de restauración para comer el famoso y riquísimo, damos fe de ello, Okonomiyaki estilo Osaka (¥2068 /14,3€).
No es precisamente que nos quedásemos con hambre, pero como que se nos antojó un cafecito y ya aprovechamos la excusa para añadir algo de postre (¥1064/7,2€) Nos acercamos para dar un paseo al cercano parque Tennōji. Estuvimos un ratito buscando candidato/a que nos hiciese una foto con el típico cartel turístico con el nombre de la ciudad y el Harukas 300 al fondo. El chico que se ofreció, nos dijo que la cámara pesaba lo suyo, pero aun así, no lo hizo mal, aunque le resultó imposible no cortar el edificio… ¡pero por poco!

Dentro del parque Tennōji visitamos el Keitakuen Garden que es de estilo japonés. Fue donado a la ciudad de Osaka por la familia Sumitomo, unos ricos comerciantes, en el año 1926.
El precio de la entrada es simbólico, ¥150 por persona y te entregar una pequeña guía con un mapa que te muestra los puntos más interesantes del recorrido. No, no había en español. Así que optamos por el inglés. (Tengo que decir a estas alturas, que además siempre cogíamos la información de los sitios en japonés, para lectura, aprendizaje y deleite de Raquel y luego, en coreano porque es el idioma en el que se ha metido de lleno Anna … ¡en la variedad está el gusto, dicen! jejeje).
No es un jardín de gran tamaño, pero sin embargo su punto fuerte son algunos rincones interesantes como el que se da con el reflejo del Harukas 300 en el estanque o su gran linterna de piedra. Así que por el precio que tiene, lo dicho, lo recomendamos.


Nuestra intención era volver al rascacielos cuando fuese echándose la tarde porque queríamos subir al observatorio de las últimas plantas para disfrutar del atardecer desde lo más alto. Se trata de las plantas 58, 59 y 60. Para llegar a ellas hay que pasar previamente por taquilla y pagar una entrada individual de ¥1500/11€. Está incluida una pequeña guía explicativa en inglés.
De las tres alturas, en la planta 58 se encuentra el Sky Garden que es un espacio exterior que iluminan por la noche. Es un sitio relajado para disfrutar del airecito fresco y las vistas, pero no va mucho más allá.
Subiendo un piso, en la planta 59 están las tiendas, baños y poco más … ¡y ya! porque lo interesante realmente está en la última altura con el observatorio o mirador donde se tienen unas vistas de 360° de la ciudad. Para aquellos que no sufren de vértigo ni miedo especifico, en la esquina oeste, os han puesto una parte de suelo acristalada.
Cuando el cielo en las fotos empezó a verse negro, pensamos que era momento de ir bajando haciendo una breve, pero provechosa parada en la tiendita.
No quisimos irnos aun así que volvimos a la zona de la estación de Osaka (el ayuntamiento está cerca) y desde allí fuimos dando un paseo por Miotsukushi Promenade. Es una zona peatonal que transcurre en paralelo al río Tashahori y que ya encontramos iluminada con luces navideñas.


Por alrededor de las 20h nos entró el gusanillo y nos compramos unos sándwiches que decidimos animadamente degustar a la orilla del río. Claro, sin tener en cuenta que la temperatura era de poco más de 10°C y no estaba como para estar de chill out y chachara. Así que, con los guantes y gorros puestos, decidimos no alargar la sentada más allá de lo estrictamente necesario. Nos gastamos ¥1050/7,3€.
A las 21h30 cogimos el Shinkansen de vuelta a Kioto. Llegar, parar en nuestro konbini de confianza para el avituallamiento ¥1193/8€ y buscar el calorcito del hostel. Lo demás, hasta la hora de apagar luces, pues lo habitual en nosotros.
*** final del día 8 ***
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