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Vagueamos un poco y nos dimos el lujo de levantarnos algo más tarde de lo habitual. Para las 8:30h ya estábamos desayunando. No sé quién fue más puntual, sí Erina o nosotros porque a las 10 en punto estábamos todos en la entrada del hotel. El día apareció un algo nublado con 10°C.
Qué mejor para empezar una mañana relajada que entrar en el Book-Off de turno. Raquel quería localizar unos manga y juegos que le habían pedido y este es un buen lugar para conseguirlos. Pero sí eres neófito como yo también puedes perderte, literalmente, entre tantos pasillos llenos y llenos de libros, todos de segunda mano y en un estado impecable… (¿esto mismo ya lo comenté cuando entramos en el de Kioto? ¡Perdón sí es así!) Así que me salí a la calle para sacar algunas fotos aquí y allá en la avenida Rijo-dori aprovechando un paso elevado, mientras las tres iban y venían dentro del local.
En la foto de la izquierda se ve la zona del castillo y en la foto de la derecha, uno de los emblemas de la ciudad de Hiroshima, los tranvías (todavía circulan algunos bien antiguos).
Erina nos dijo que merecía la pena visitar el castillo así que tras salir de la tienda ese fue nuestro destino. El precio de la entrada es de ¥370 /2,5€ con el que te entregan un folleto del castillo ¡en español! y otro que detalla los trabajos de restauración llevados a cabo (este en inglés). Como en otras ocasiones podéis descargaros la guía digital aquí.
En la primera sección se encuentra la exposición que narra las labores de reconstrucción a lo largo de la historia del castillo. Nos hicieron descalzarnos (ojito con llevar calcetines con ventilación asistida en vuestro viaje, que no lo hemos comentado, pero quitarse el calzado para entrar en los sitios es lo habitual). Eso sí, nos facilitaron unas zapatillas elegantes donde las haya, cómodas ya no sabría qué deciros porque se escapaban a la mínima y andábamos tras ellas … jeje… aquí nos tenéis luciéndolas primorosamente.
En la primera sección se encuentra la exposición que narra las labores de reconstrucción a lo largo de la historia del castillo. Nos hicieron descalzarnos (ojito con llevar calcetines con ventilación asistida en vuestro viaje, que no lo hemos comentado, pero quitarse el calzado para entrar en los sitios es lo habitual). Eso sí, nos facilitaron unas zapatillas elegantes donde las haya, cómodas ya no sabría qué deciros porque se escapaban a la mínima y andábamos tras ellas … jeje… aquí nos tenéis luciéndolas primorosamente.
El castillo de Hiroshima (también apodado “la carpa”) fue construido en 1589 por el poderoso señor feudal Mōri Terumoto, y fue una importante sede de poder en el oeste. Si bien se salvó de la demolición que sufrieron muchos otros castillos durante la era Meiji, al igual que el resto de la ciudad, fue destruido inevitablemente por la bomba atómica en 1945. Lo que ahora vemos y recorremos, es una reconstrucción del año 1958.
Esta vez tendremos que recurrir a haceros un resumen de lo que hay en su interior porque las fotos no están permitidas ni siquiera sin flash. Así que vamos a ello: en la primera altura, la historia del castillo. Segunda altura, la vida que se llevaba dentro del mismo y aspectos culturales. Pasando al tercer nivel, encontramos una exposición de armas y armaduras (¡no de las nuestras eh??!). Y en la última planta, está el mirador, desde cómo no, hay unas estupendísimas vistas de la ciudad. Aquí sí que pudimos resarcirnos y sacar la cámara.
Nos dio la hora de comer y buscamos un sitio. Erina nos preguntó qué nos apetecía comer y le comentamos que igual algún sitio de parrilla. Y encontramos un restaurante no muy lejos de dónde estábamos así que tampoco lo pensamos demasiado. Comimos por ¥8800 /60€.
Nos compramos unos cafés (¥493/3,50€) que fuimos tomando dando un paseo hasta el Pokémon Center de Hiroshima porque teníamos un encargo de una amiga así que fuimos a echar un primer vistazo para poder enviarle fotos de lo que había para que nos dijese qué quería cogerle a los críos. ¡Una locura de sitio!
Erina nos llevó a visitar los jardines Shukkeien, junto al río Kiobashi. Su construcción data de 1620 por orden de Asano Nagaakira, señor feudal de Hiroshima, justo después de la finalización del Castillo de la ciudad. Es de estilo tradicional y dentro hay varias casas de té junto con un gran estanque en el centro. Como no podría ser de otra manera, a lo largo de su historia han sufrido daños, algunos de gravedad como el de 1945 cuando sucedió el nefasto acontecimiento de la bomba. Su restauración dio comienzo en el año 1949 y tardó 30 años en completarse.
La entrada cuesta ¥260/1,80€ y te entregan un mapa/guía (en inglés) con los puntos con más encanto. Si os interesa, se puede descargar una copia digital de la guía, aquí.
La entrada cuesta ¥260/1,80€ y te entregan un mapa/guía (en inglés) con los puntos con más encanto. Si os interesa, se puede descargar una copia digital de la guía, aquí.
Y a pesar de que no estamos hablando de unos jardines que destaquen por su tamaño, pasamos un rato muy agradable, en parte por el lugar en sí, lleno de momiji (que no esperábamos encontrar aquí ya) rincones muy fotogénicos y por supuesto, contar con la compañía de Erina. Dejamos que ellas dos estuviesen a su aire, hablando de sus cosas en japonés y nosotros dos, nos dedicamos a “lo nuestro” … jaja….
Hasta que comenzó a escasear la luz y acabamos la visita en uno de las zonas donde se ve una de las casas de té, un rascacielos reflejado en el estanque y el puente Kokō-kyō (puente entre el cielo y la tierra).
No eran ni las 17h así que el resto de la tarde lo pasamos callejeando y haciendo alguna que otra comprilla.
Para las 19h:30 pensamos que no sería una mala hora para cenar localizamos un pequeño local donde tenían sitio libre (¥4960/34€).
De aquí volvimos al hotel. Nos teníamos que despedir de Erina porque al día siguiente trabajaba y ya no podría estar con nosotros. Así que nos subimos con ella a la terraza del hotel. Al hacer el check-in nos dieron unos token (monedas sin valor, solamente se pueden usar dentro del hotel) para poder canjear por consumiciones (bebidas y snacks). Quisimos estar en la parte terraza exterior pero la brisilla hizo que, tras el primer trago, nos fuésemos al calorcito del interior. Y nos dijimos adiós, con la promesa de que haya más oportunidades de volver a vernos.
*** final del día 13 ***
El día de hoy era especial. Mucho. Por varios motivos. El primero, íbamos a visitar los lugares relacionados con el lanzamiento de la bomba atómica sobre la Hiroshima que es un tema que, como os comenté al principio del diario, me apasiona. Y bueno, también era importante porque era mi cumpleaños. Y lo iba a celebrar aquí.
No eran mucho más allá de las 7h30 cuando salimos del hotel. Y qué mejor que comenzar la jornada fresquitos con 6ºC, cielo despejado y nubes. Sin desayunar, nos fuimos directamente al Parque Memorial de la Paz. En una de las orillas del río Motoyasu, se encuentran las ruinas del edificio que se levantó para la Exposición Comercial de la Prefectura de Hiroshima. Aunque parte de sus paredes de ladrillo y hormigón fueron capaces de resistir la fuerza de la destrucción, su cúpula quedó desnuda y solamente el acero aguantó el envite tan brutal. Es un recuerdo tangible de lo ocurrido ese fatídico día y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1996.
Para aquellos que conozcan la historia un poco por encima igual no es muy conocido que todos los días a las 8h15 suena una campana desde lo alto de la Torre del Reloj de la Paz que es precisamente la hora en la que se produjo la explosión. Ese minuto parece detener el tiempo. Solo los pájaros rompen el silencio que reina en el parque a esa hora. Quizás es algo banal o insustancial para los habitantes de la ciudad, pero como visitante, a mí, personalmente, me llega a poner la piel de gallina.
No eran mucho más allá de las 7h30 cuando salimos del hotel. Y qué mejor que comenzar la jornada fresquitos con 6ºC, cielo despejado y nubes. Sin desayunar, nos fuimos directamente al Parque Memorial de la Paz. En una de las orillas del río Motoyasu, se encuentran las ruinas del edificio que se levantó para la Exposición Comercial de la Prefectura de Hiroshima. Aunque parte de sus paredes de ladrillo y hormigón fueron capaces de resistir la fuerza de la destrucción, su cúpula quedó desnuda y solamente el acero aguantó el envite tan brutal. Es un recuerdo tangible de lo ocurrido ese fatídico día y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1996.
Para aquellos que conozcan la historia un poco por encima igual no es muy conocido que todos los días a las 8h15 suena una campana desde lo alto de la Torre del Reloj de la Paz que es precisamente la hora en la que se produjo la explosión. Ese minuto parece detener el tiempo. Solo los pájaros rompen el silencio que reina en el parque a esa hora. Quizás es algo banal o insustancial para los habitantes de la ciudad, pero como visitante, a mí, personalmente, me llega a poner la piel de gallina.
En 2016 hicimos un pequeño montaje en video. Esperamos que os guste.
Os ponemos algunas fotos de los puntos considerados más interesantes del parque y una breve explicación de cada uno de ellos.
La Campana de la Paz. Creada con el objetivo de promover un mundo de verdadera convivencia pacífica sin armas nucleares ni guerras. La campana tiene un diámetro aproximado de 1m, con una altura de 1,7m y un peso de 1.200kg.
La Campana de la Paz. Creada con el objetivo de promover un mundo de verdadera convivencia pacífica sin armas nucleares ni guerras. La campana tiene un diámetro aproximado de 1m, con una altura de 1,7m y un peso de 1.200kg.
Torre de los estudiantes reclutados y Torre del reloj de la Paz
Debido a una escasez de mano de obra, el gobierno recurrió a promulgar la Ley del Servicio Laboral Estudiantil en agosto de 1944. Con ella se requería que los estudiantes de secundaria y grados superiores realizasen un servicio laboral en fábricas de municiones y del ramo. Se cree que unos 6.300 estudiantes murieron el día del bombardeo.
La esfera de 2m de diámetro que representa a las personas del mundo, es sostenida por tres vigas de acero de 20m de altura simbolizando las manos de los ciudadanos de Hiroshima unidos en rezo por un futuro en paz.
La esfera de 2m de diámetro que representa a las personas del mundo, es sostenida por tres vigas de acero de 20m de altura simbolizando las manos de los ciudadanos de Hiroshima unidos en rezo por un futuro en paz.
El montículo de la bomba atómica y El monumento a los coreanos muertos a causa del bombardeo. Debajo del montículo hay una bóveda que contiene las cenizas de unas 70.000 víctimas. Son personas cuyos restos no han sido reclamados porque bien, toda la familia habría muerto o porque se trataba de personas con identidad desconocida.
En 1945 Corea era un país ocupado por Japón y se calcula que podrían vivir aquí alrededor de 200.000 coreanos como mano de obra barata (por no usar otra terminología, pero para que nos entendamos todos). De ellos, unos 20.000 se cree que murieron en este día.
En 1945 Corea era un país ocupado por Japón y se calcula que podrían vivir aquí alrededor de 200.000 coreanos como mano de obra barata (por no usar otra terminología, pero para que nos entendamos todos). De ellos, unos 20.000 se cree que murieron en este día.
La llama de la Paz y El Memorial a las víctimas de Hiroshima
Esta llama lleva encendida ininterrumpidamente desde que se prendió el 1 de agosto de 1964. Simbolizando el deseo de conseguir un mundo libre de armas nucleares, seguirá encendida “hasta el día en que todas esas armas hayan desaparecido de la tierra”. Viendo cómo están los tiempos actualmente, creo que la llama no la lograrán apagar nunca. Es triste. Lamentable. Increíble. Desolador. Se utiliza para encender otras llamas que simbolizan la paz en diversos eventos.
El Memorial en honor a las víctimas se erigió con el deseo de reconstruir la ciudad de Hiroshima. En él hay una inscripción que reza así: "Que todas las almas aquí descansen en paz, porque no repetiremos el mal". El cofre de piedra del centro guarda el registro de las personas fallecidas sin importar su nacionalidad. Los nombres se agregan cuando las personas relacionadas con una muerte hacen su solicitud. En 2015 el registro constaba de 108 volúmenes con 297.654 nombres inscritos y un volumen adicional para personas no identificadas.
El Memorial en honor a las víctimas se erigió con el deseo de reconstruir la ciudad de Hiroshima. En él hay una inscripción que reza así: "Que todas las almas aquí descansen en paz, porque no repetiremos el mal". El cofre de piedra del centro guarda el registro de las personas fallecidas sin importar su nacionalidad. Los nombres se agregan cuando las personas relacionadas con una muerte hacen su solicitud. En 2015 el registro constaba de 108 volúmenes con 297.654 nombres inscritos y un volumen adicional para personas no identificadas.
Y por último, quizás el que produce más desolación y tristeza sí cabe, el Monumento a la Paz de los Niños. Construido en memoria de todos los niños que perecieron en este nefasto día. Tiene su inspiración en la terrible muerte de la pequeña Sadako Sasaki.
Historia de Sadako Sasaki y las 1.000 grullas de papel
Sadako Sasaki estuvo expuesta a la radiación provocada por la bomba a la edad de dos años. No mostró ningún síntoma de enfermedad en los años posteriores, pero a los 12 años, desarrolló un tipo de leucemia letal que finalmente acabó con su vida en poco más de ocho meses.
Los médicos les dijeron a sus padres que la enfermedad se había debido a la exposición a la “pika”. “Pika-don” era el término con el que, los japoneses de aquella época, llamaban a la bomba atómica. Pika significa destello paralizante y don, estruendo.
Sadako y su compañera de habitación en el Hospital de la Cruz Roja, tuvieron el primer contacto con las grullas de papel, cuando otra niña de un colegio de Nagoya envió cientos de estos pájaros de papel al hospital para que fueran repartidos entre los pacientes. Sadako recordó entonces una historia que su madre le había contado de pequeña que decía que, si se hacían 1.000 grullas de papel, se cumplía un deseo. Y lo tuvo claro desde el principio. Haría 1.000 grullas de papel y así podría curarse porque ese era su deseo. Y así se inició su historia…
La pequeña comenzó a confeccionar grullas con cualquier trozo de papel que encontraba a mabi, incluso con los envoltorios de los medicamentos que tomaba.
Se pensaba que Sadako no llegó a formar más que 644 grullas y que fueron sus compañeras de clase las que hicieron el resto hasta completar las 1.000 que enterraron junto a ella. Posteriormente, su padre explicó en un documental que Sadako había llegado a realizar ella sola casi 1.500 grullas y que las guardaban en su casa familiar. Aquellas grullas con las que fue enterrada, eran hechas en su totalidad por compañeros de clase.
Su prematura e inesperada muerte entristeció enormemente a sus compañeros y conmovidos iniciaron un movimiento con el fin de conseguir dinero para construir un monumento en honor a todos esos niños que murieron a causa de la pika. Gracias a las donaciones de más de 3.200 escuelas en el propio pais y donantes de nueve países más, el Monumento a la Paz de los Niños pudo inaugurarse el 5 de mayo de 1958.
Sí os interesa saber un poco más de Sadako Sasaki, os animo a ver este corto de animación y/o que leáis este libro. Es muy triste. Desgarrador. Conmovedor. Pero merece la pena. No olvidéis tener a mano algún que otro pañuelo. Pero agradeceréis a la larga haber conocido su relato. Nosotros al menos, así lo sentimos.
Los médicos les dijeron a sus padres que la enfermedad se había debido a la exposición a la “pika”. “Pika-don” era el término con el que, los japoneses de aquella época, llamaban a la bomba atómica. Pika significa destello paralizante y don, estruendo.
Sadako y su compañera de habitación en el Hospital de la Cruz Roja, tuvieron el primer contacto con las grullas de papel, cuando otra niña de un colegio de Nagoya envió cientos de estos pájaros de papel al hospital para que fueran repartidos entre los pacientes. Sadako recordó entonces una historia que su madre le había contado de pequeña que decía que, si se hacían 1.000 grullas de papel, se cumplía un deseo. Y lo tuvo claro desde el principio. Haría 1.000 grullas de papel y así podría curarse porque ese era su deseo. Y así se inició su historia…
La pequeña comenzó a confeccionar grullas con cualquier trozo de papel que encontraba a mabi, incluso con los envoltorios de los medicamentos que tomaba.
Se pensaba que Sadako no llegó a formar más que 644 grullas y que fueron sus compañeras de clase las que hicieron el resto hasta completar las 1.000 que enterraron junto a ella. Posteriormente, su padre explicó en un documental que Sadako había llegado a realizar ella sola casi 1.500 grullas y que las guardaban en su casa familiar. Aquellas grullas con las que fue enterrada, eran hechas en su totalidad por compañeros de clase.
Su prematura e inesperada muerte entristeció enormemente a sus compañeros y conmovidos iniciaron un movimiento con el fin de conseguir dinero para construir un monumento en honor a todos esos niños que murieron a causa de la pika. Gracias a las donaciones de más de 3.200 escuelas en el propio pais y donantes de nueve países más, el Monumento a la Paz de los Niños pudo inaugurarse el 5 de mayo de 1958.
Sí os interesa saber un poco más de Sadako Sasaki, os animo a ver este corto de animación y/o que leáis este libro. Es muy triste. Desgarrador. Conmovedor. Pero merece la pena. No olvidéis tener a mano algún que otro pañuelo. Pero agradeceréis a la larga haber conocido su relato. Nosotros al menos, así lo sentimos.
El monumento mide 9m de altura y está coronado por una estatua de bronce con una niña que levanta una grulla dorada a la que se le confían los sueños de un futuro en paz.
La inscripción en el bloque de piedra debajo del monumento declara: "Este es nuestro grito. Esta es nuestra oración. Por construir la paz en este mundo". En la superficie de la campana colgada dentro del monumento, las frases "Mil grullas de papel" y "Paz en la tierra y en los cielos" están grabadas con la letra del Dr. Hideki Yukawa, Premio Nobel de Física.
La inscripción en el bloque de piedra debajo del monumento declara: "Este es nuestro grito. Esta es nuestra oración. Por construir la paz en este mundo". En la superficie de la campana colgada dentro del monumento, las frases "Mil grullas de papel" y "Paz en la tierra y en los cielos" están grabadas con la letra del Dr. Hideki Yukawa, Premio Nobel de Física.
En este viaje no se dio la oportunidad, pero en 2016 asistimos a una ceremonia donde participaban grupos de escolares presentando sus respetos frente al monumento. Silencio sepulcral para mostrar respeto.
Sabíamos que la visita al Museo de la Paz nos tomaría un buen tiempo así que pensamos que antes de entrar podríamos desayunar y darnos un pequeño banquete con tarta incluida para celebrar mi día. Entre otros regalitos (de esos que os conté que habían ido comprando a mis espaldas) se habían hecho con una taza con el nombre de la ciudad que saben que para mí es tan significativa.
El Museo Memorial de la Paz de Hiroshima fue inaugurado en 1955 con el objetivo de dar a conocer al mundo entero la realidad de los daños causados por la bomba atómica y contribuir a la prohibición del uso de la energía nuclear con fines militares.
El precio de la entrada es simbólico ¥200 /1,40€. Hay posibilidad de audio-guías en varios idiomas (incluido español) por ¥400/2,80€. Hay disponible bastante información, algunos folletos en español, aunque la mayoría están en inglés. Nosotros cogimos una audio guía cada uno por que el sitio es grande y al final cada uno va a su ritmo.
A las 8:15 am del 6 de agosto de 1945, el bombardero B-29 de nombre Enola Gay, arrojó sobre Hiroshima la primera bomba atómica que se utilizaba contra civiles. Miles de vidas humanas se apagaron al instante.
El precio de la entrada es simbólico ¥200 /1,40€. Hay posibilidad de audio-guías en varios idiomas (incluido español) por ¥400/2,80€. Hay disponible bastante información, algunos folletos en español, aunque la mayoría están en inglés. Nosotros cogimos una audio guía cada uno por que el sitio es grande y al final cada uno va a su ritmo.
A las 8:15 am del 6 de agosto de 1945, el bombardero B-29 de nombre Enola Gay, arrojó sobre Hiroshima la primera bomba atómica que se utilizaba contra civiles. Miles de vidas humanas se apagaron al instante.
La bomba estalló a unos 600m. del suelo y según la información que pudimos ver en el propio museo, todos los edificios que había en 800m. alrededor del hipocentro (zona cero de la explosión) fueron destruidos o gravemente dañados. Por su puesto, todas las personas que se encontraban en la calle en esos momentos, murieron súbitamente. Fulminadas.
La detonación de la bomba generó una ola de calor de unos 4000°C en un radio aproximado de uno 4km. y la onda expansiva ocasionó vientos de más de 500 km/h (a 1km. del hipocentro).
La detonación de la bomba generó una ola de calor de unos 4000°C en un radio aproximado de uno 4km. y la onda expansiva ocasionó vientos de más de 500 km/h (a 1km. del hipocentro).
Según las cifras oficiales sacadas de la página web de la ONU, en el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki (9/08/1945) murieron directamente a causa de la bomba, 200.000 personas. Tras varias décadas se atribuyen otras 400.000 muertes a causa de enfermedades derivadas de la radiación.
Sin querer entrar en polémicas y debates, hay quien sigue “justificando” el uso de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki con el fin de que no se alargara la guerra y que, posiblemente, habrían muerto más personas de haber continuado la guerra. Nadie lo sabrá jamás. Nosotros estamos TOTALMENTE en contra de este pensamiento.
Para acabar con esta reflexión, os dejamos una cita del actual Secretario General de la ONU, Antonio Guterres: “Setenta y cinco años son demasiados para no haber aprendido que poseer armas nucleares disminuye la seguridad en vez de reforzarla. Hoy, un mundo sin esas armas parece alejarse más y más de nuestro alcance”. Creo que no hay mucho más que añadir.
Las imágenes que os mostramos a continuación son una mezcla de las dos visitas que hicimos ya que la primera vez, el museo estaba en obras y hubo alguna parte que estaba cerrada pero sí que pudimos ver en esta segunda ocasión.
Antes de continuar nos gustaría avisar de que algunas de las fotos que vienen a continuación, aunque están hechas con el mayor de los respetos, pueden herir la sensibilidad de algunas personas. Son duras.
Junto a la puerta de acceso al museo se encuentra el reloj de la Paz. Además de hacer su función obvia, tiene dos pantallas. Una es el indicativo de los días que han transcurrido desde que se lanzó la bomba sobre Hiroshima. A día 12 de diciembre de 2022 se habían cumplido 28252 días. La otra, muestra los días que han pasado desde que se realizó la última prueba nuclear llevada a cabo por cualquier país. El reloj había vuelto a ponerse a cero el 16 de septiembre de 2021 tras el anuncio por parte de Estados Unidos de ensayos nucleares. Podéis ver la noticia aquí.
Sin querer entrar en polémicas y debates, hay quien sigue “justificando” el uso de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki con el fin de que no se alargara la guerra y que, posiblemente, habrían muerto más personas de haber continuado la guerra. Nadie lo sabrá jamás. Nosotros estamos TOTALMENTE en contra de este pensamiento.
Para acabar con esta reflexión, os dejamos una cita del actual Secretario General de la ONU, Antonio Guterres: “Setenta y cinco años son demasiados para no haber aprendido que poseer armas nucleares disminuye la seguridad en vez de reforzarla. Hoy, un mundo sin esas armas parece alejarse más y más de nuestro alcance”. Creo que no hay mucho más que añadir.
Las imágenes que os mostramos a continuación son una mezcla de las dos visitas que hicimos ya que la primera vez, el museo estaba en obras y hubo alguna parte que estaba cerrada pero sí que pudimos ver en esta segunda ocasión.
Antes de continuar nos gustaría avisar de que algunas de las fotos que vienen a continuación, aunque están hechas con el mayor de los respetos, pueden herir la sensibilidad de algunas personas. Son duras.
Junto a la puerta de acceso al museo se encuentra el reloj de la Paz. Además de hacer su función obvia, tiene dos pantallas. Una es el indicativo de los días que han transcurrido desde que se lanzó la bomba sobre Hiroshima. A día 12 de diciembre de 2022 se habían cumplido 28252 días. La otra, muestra los días que han pasado desde que se realizó la última prueba nuclear llevada a cabo por cualquier país. El reloj había vuelto a ponerse a cero el 16 de septiembre de 2021 tras el anuncio por parte de Estados Unidos de ensayos nucleares. Podéis ver la noticia aquí.
Entrando en la sala principal nos encontramos con una reconstrucción de una de las escenas que se vivieron tras la detonación: supervivientes vagando por las calles arrasadas y su ropa hecha girones. Es solo una maqueta pero parece querer ponerte en antecedentes para lo que estás por ver a continuación.
En ambas ocasiones algo que nos llamó poderosamente la atención es la visita que realizan los escolares al museo acompañados por sus profesores. Van pasando por todas las estancias, prestando atención a lo que ven y haciendo anotaciones en sus cuadernos. Siempre guardando silencio y mostrándose muy respetuosos. Pensándolo fríamente, esta forma de educarles en pos de la paz y que sepan la historia de su país de primera mano y qué conllevan los actos, quizás es lo más acertado. En occidente, sería impensable porque la tendencia es sobreproteger.
Hay una zona de exposición de objetos recogidos tras la explosión. Un reloj de bolsillo detenido a la hora de la detonación y un triciclo infantil nos llamaron la atención.
Shinichi Ttsutani de casi 4 años de edad estaba montando ese triciclo frente a su casa cuando estalló la bomba. Ambos resultaron con graves quemaduras. Por desgracia el pequeño falleció esa misma noche. Su padre pensó que era demasiado pequeño para ser enterrado lejos de su casa, así que le dio sepultura en el jardín trasero junto con su juguete. Habían pasado 40 años cuando en el verano de 1985 su padre desenterró sus restos y los trasladó a la tumba familiar, donando el triciclo al museo.
Shinichi Ttsutani de casi 4 años de edad estaba montando ese triciclo frente a su casa cuando estalló la bomba. Ambos resultaron con graves quemaduras. Por desgracia el pequeño falleció esa misma noche. Su padre pensó que era demasiado pequeño para ser enterrado lejos de su casa, así que le dio sepultura en el jardín trasero junto con su juguete. Habían pasado 40 años cuando en el verano de 1985 su padre desenterró sus restos y los trasladó a la tumba familiar, donando el triciclo al museo.
Para que podamos hacernos una idea del calor que se desencadenó en el momento de la explosión, se muestran objetos de metal y cristal que están totalmente derretidos. Una de las fotos más conocidas es la que muestra la sombra que dejó el resplandor producido por la deflagración en una pared de un edificio donde estaba sentada una persona.
Creo que las siguientes imágenes no necesitan comentario ninguno. Imágenes de personas heridas gravemente.
Como no podía ser de otra manera, hay una sala con una de sus paredes dedicada a Sadako Sasaki y sus grullas de papel. Es tan triste leer cosas así. Y te da tanto que pensar. ¿Es necesario repetir la historia para volver a lamentarnos?
Al final del recorrido se encuentran unos paneles que muestran la visita del Presidente Obama. Nos sorprendió, por desconocimiento, conocer que fue el primer presidente estadounidense en visitar Hiroshima y el Museo de la Paz desde el bombardeo.
Junto a Shinzō Abe (primer ministro de Japón en 2016) firmaron un manifiesto a favor de la prohibición de las armas nucleares. Que habrá caído en saco roto…
Junto a Shinzō Abe (primer ministro de Japón en 2016) firmaron un manifiesto a favor de la prohibición de las armas nucleares. Que habrá caído en saco roto…
De camino a la salida, firmamos en el libro de visitas, expresando nuestro deseo de que haya paz en el mundo y cesen todas las guerras.
Una pequeña grulla que compramos en 2016 está sobre mi escritorio. En recuerdo. Como muestra de respeto.
Aún nos quedaba por ver el Auditorio Nacional Conmemorativo de la Paz de las Víctimas de la Bomba Atómica de Hiroshima. Construido para mantener un registro de las víctimas y rezar por una paz mundial duradera, remover la conciencia internacional de los horrores como consecuencia de un bombardeo de estas dimensiones. Y transmitir las memorias de los sobrevivientes, mediante testimonios, a las generaciones futuras. Es entrada gratuita y la información que te dan está en inglés.
Aún nos quedaba por ver el Auditorio Nacional Conmemorativo de la Paz de las Víctimas de la Bomba Atómica de Hiroshima. Construido para mantener un registro de las víctimas y rezar por una paz mundial duradera, remover la conciencia internacional de los horrores como consecuencia de un bombardeo de estas dimensiones. Y transmitir las memorias de los sobrevivientes, mediante testimonios, a las generaciones futuras. Es entrada gratuita y la información que te dan está en inglés.
En el piso inferior se encuentra el Salón del Recuerdo. Erigido para el recuerdo de aquellos que perdieron la vida es un lugar que invita a la reflexión. En el muro, realizada con aproximadamente 140.000 mosaicos (que correspondería al número estimado de los que fallecieron a finales de 1945) se ve la foto panorámica de 360º de Hiroshima después del bombardeo, vista desde el hipocentro.
El monumento situado en el centro refleja la hora del bombardeo y por el mismo discurre agua cristalina simbolizando la que no tuvieron las víctimas por estar contaminada.
El monumento situado en el centro refleja la hora del bombardeo y por el mismo discurre agua cristalina simbolizando la que no tuvieron las víctimas por estar contaminada.
Incluso no siendo esta la primera visita a este lugar tan simbólico, la mente te queda un poco tocada así que decidimos despejarnos dando un paseo hasta la estación de Hiroshima donde habíamos pensado comer.
Como "cumpleañero", me dieron la opción de elegir qué quería comer y me decidí por Okonomiyaki. La diferencia con el de Osaka es que aquí lo rellenan con fideos udon y le ponen huevo en la parte de arriba (¥3860/ 26,50€).
Venir hasta la estación para comer tenía otro motivo implícito: queríamos ver el Shinkansen de Hello Kitty. ¿Qué hay más japonés? Claro está que es para los muy fans de este personaje y por aquí hay alguna… jeje… Os recomendamos consultar las horas y las estaciones por las que pasa.
Y después nos apetecieron unos cafés y se nos antojaron unos ¿churros? ¿donuts? ¿unos churrodonut? Nos pudo la curiosidad, pero resultaron que ni churros ni donuts, pero eran comestibles…. Jaja… (¥598 /4€).
Sobre las 16h30 las chicas me dijeron que querían pasar por el Don Quijote para hacer unas compras. Como esa tienda me produce digamos que un poco de agobio por la estrechez de sus pasillos, encontré la excusa perfecta para volver a la zona del Parque de la Paz para sacar alguna foto más antes de que se hiciera de noche.
No quedó muy claro cómo nos volveríamos a reunir porque, aunque cada uno por nuestro lado pensamos que sí que lo teníamos claro, visto lo visto, resultó que no. Ambas partes decidimos volver al hotel porque contábamos que iríamos allí al no vernos en el punto que pensábamos que habíamos quedado. ….. ¡Y así sucedió! Una vez juntos, nos fuimos directamente a ver la iluminación navideña que estaba instalada a lo largo del Boulevard de la Paz.
Los tres estamos de acuerdo en que la iluminación navideña de Hiroshima ha sido la que más nos ha gustado de todas las que hemos visto a lo largo del viaje. Abarcando casi 2km (en ambos sentidos de la calle) está pensada para interactuar con las figuras. No podía faltar la grulla.
La temperatura no invitaba a cenar en la calle porque solo marcaba 9ºC así que pensamos en comprar comida, cenar en el hotel y como aún nos quedaban algunos token, subir a la terraza otro rato. (¥1455/10€). Un día emotivo y de celebración. Mañana más.
No sería justo finalizar esta etapa sin hacer mención a Nagasaki, la segunda ciudad que fue bombardeada. Pero, aunque ahora no la hayamos visitado sí que lo hicimos en 2016. Os hacemos un pequeño resumen.
El 9 de agosto de 1945 a las 11:02 am, una bomba atómica detonó a 500 metros sobre Matsuyama en la ciudad de Nagasaki. El área dentro de un radio de 2,5 kilómetros del hipocentro quedó completamente destruida y el resto de la ciudad quedó en ruinas.
Después del bombardeo, que destruyó todo signo de vida alrededor del hipocentro, la gente decía que no crecería ninguna planta allí durante no menos de 75 años. Sin embargo, un mes tras el bombardeo, alrededor de 30 tipos de plantas comenzaron a crecer nuevamente. Hoy en día, hay en torno a unos 500 cerezos en flor en el Parque Hypocenter, así como flores y vegetación variada. Pequeño símbolo de esperanza.
El 9 de agosto de 1945 a las 11:02 am, una bomba atómica detonó a 500 metros sobre Matsuyama en la ciudad de Nagasaki. El área dentro de un radio de 2,5 kilómetros del hipocentro quedó completamente destruida y el resto de la ciudad quedó en ruinas.
Después del bombardeo, que destruyó todo signo de vida alrededor del hipocentro, la gente decía que no crecería ninguna planta allí durante no menos de 75 años. Sin embargo, un mes tras el bombardeo, alrededor de 30 tipos de plantas comenzaron a crecer nuevamente. Hoy en día, hay en torno a unos 500 cerezos en flor en el Parque Hypocenter, así como flores y vegetación variada. Pequeño símbolo de esperanza.
En el interior del museo pudimos ver referencias a otros bombardeos. Como no podía ser de otra manera, estaba el de Hiroshima. Lo que nos sorprendió fue ver la alusión al bombardeo de Gernika acaecido en abril de 1937 cuando aviones de la Legión Condor alemana (afines a Franco) destruyeron completamente la localidad vasca.
*** final del día 14 ***
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