Toca uno de los platos fuertes del crucero: la representación del afamado musical “We will rock you” con el aliciente además de que la música es en riguroso directo y se les ve interpretarla en los laterales del escenario. Puesto que en el día anterior hubo otro pase, este pase es el de la hora de la comida y luego por la tarde hay un tercer pase me imagino que no habrá excesivo público por lo que acudimos a coger sitio como unos veinte minutos antes de empezar y nos encontramos que el patio de butacas está ya a reventar. Buscamos desesperadamente dos asientos contiguos y no hay manera por lo que al final encontramos dos asientos, cada uno en un emplazamiento distinto, y nos sentamos a la espera de que comience la obra.

Puesto que la obra es en inglés y hay más trozos hablados de lo que yo pensaba voy a poner una pequeña sinopsis para ir siguiendo el argumento de la misma:
El musical cuenta la historia de un grupo de "bohemios" que luchan por restaurar el libre intercambio de pensamiento, moda y música en vivo en un futuro lejano donde todos se visten, piensan y actúan de la misma manera cual robots, los instrumentos musicales y los compositores están prohibidos y la música rock es casi desconocida. Los protagonistas son Galileo Figaro, de aspecto rockero, y Scaramouche, de aspecto gótico y más tarde punk tras su cambio de imagen por parte de los "bohemios". Los bohemios son de las pocas personas que mantienen viva la memoria del rock and roll y el lugar donde se reúnen, un antiguo Hard Rock Café, está decorado con carteles de conciertos de bandas de rock de los años 60, 70 y 80. La historia cuenta el camino que siguen los "bohemios" para traer de vuelta el rock and roll y lo que hacen sus antagonistas, liderados por la villana Killer Queen, para intentar impedirlo.
La obra en sí es correcta y está bien ejecutada pero tiene algunos fallos a mi entender que quiero destacar:
. La voz de Freddie Mercury es inimitable e inconfundible y por mucho empeño que ponga el cantante no se le acerca a la suela de los zapatos, ni por voz ni por estilo. Ello hace que las canciones no luzcan tanto. También hay un fallo de casting porque quizá el que debería actuar como cantante principal debería ser el que nos deleitó hace unas noches en el teatro, que tiene un papel secundario, y no el que lleva la voz protagonista.
. La obra dura casi dos horas y no tiene tantas canciones como debería por lo que mucho es hablado y con tramos que no hacen avanzar la trama por lo que se hace algo aburrido. Luego la selección de canciones es un tanto discutible porque sí, tiene muchos de los temas imprescindibles de Queen, pero luego hay otros que apenas recordaba y eso que soy seguidor del grupo en cierto modo.
. Al final a la puesta en escena le falta alma y lo que tendría que ser el broche final no despierta un resultado emotivo diferente de lo que ha sido una canción del resto del espectáculo. En Royal Caribbean hemos visto Fiebre del Sábado Noche y Grease y el número final era apoteósico….
Doy unas pinceladas de la representación y de lo que sucedió durante la misma:
Comienza el show intercambiándose canciones conocidas y mucha cháchara. Pese a lo rápido que hablan se puede ir siguiendo más o menos el hilo de la historia pero llega un moomeentoo quee el soopor see eempieezaa a aapoodeeraar dee mii cuueerpoo… (son las 15:00 horas de un sábado, hora de siesta, recién comidos y tras el trote y el no dormir lo suficiente de toda la semana). De repente, suena un ¡Flaasshhh!, ¡aaaahhhh! y pego un bote en el asiento (a quien le guste Queen sabrá a qué canción pertenece…). Me he debido quedar traspuesto un momento y el “despertador” ha venido bien para volverle a coger el hilo a la obra y seguirla para el resto de la representación. Finaliza la cosa con el “We will rock you” y las palmadas del personal siguiendo la canción, acaba la canción, se van los artistas y hay estampida del público rumbo a la salida (ya llevábamos mucho más de hora y media de duración del show). El cantante sale a escena corriendo y pregunta al público en desbandada si queremos más y si queremos que canten el “Bohemian Rhapsody”. Vítores generales y, ala, todo el mundo otra vez de vuelta a los asientos…. El elenco representa la canción mencionada y así se acaba la obra, sin más….
Salimos del teatro y calculamos el tiempo para ver qué hacemos hasta las 19:00 horas que toca el espectáculo de “Spectra´s Cabaret” en el 270 y que reservamos el primer día de crucero. Mi mujer dice que se va al camarote a empezar a hacer la maleta y yo me marcho a irme despidiendo del barco y a hacer vídeos y fotos de alguna cubierta o decoración que me falta por inmortalizar.
El musical cuenta la historia de un grupo de "bohemios" que luchan por restaurar el libre intercambio de pensamiento, moda y música en vivo en un futuro lejano donde todos se visten, piensan y actúan de la misma manera cual robots, los instrumentos musicales y los compositores están prohibidos y la música rock es casi desconocida. Los protagonistas son Galileo Figaro, de aspecto rockero, y Scaramouche, de aspecto gótico y más tarde punk tras su cambio de imagen por parte de los "bohemios". Los bohemios son de las pocas personas que mantienen viva la memoria del rock and roll y el lugar donde se reúnen, un antiguo Hard Rock Café, está decorado con carteles de conciertos de bandas de rock de los años 60, 70 y 80. La historia cuenta el camino que siguen los "bohemios" para traer de vuelta el rock and roll y lo que hacen sus antagonistas, liderados por la villana Killer Queen, para intentar impedirlo.
La obra en sí es correcta y está bien ejecutada pero tiene algunos fallos a mi entender que quiero destacar:
. La voz de Freddie Mercury es inimitable e inconfundible y por mucho empeño que ponga el cantante no se le acerca a la suela de los zapatos, ni por voz ni por estilo. Ello hace que las canciones no luzcan tanto. También hay un fallo de casting porque quizá el que debería actuar como cantante principal debería ser el que nos deleitó hace unas noches en el teatro, que tiene un papel secundario, y no el que lleva la voz protagonista.
. La obra dura casi dos horas y no tiene tantas canciones como debería por lo que mucho es hablado y con tramos que no hacen avanzar la trama por lo que se hace algo aburrido. Luego la selección de canciones es un tanto discutible porque sí, tiene muchos de los temas imprescindibles de Queen, pero luego hay otros que apenas recordaba y eso que soy seguidor del grupo en cierto modo.
. Al final a la puesta en escena le falta alma y lo que tendría que ser el broche final no despierta un resultado emotivo diferente de lo que ha sido una canción del resto del espectáculo. En Royal Caribbean hemos visto Fiebre del Sábado Noche y Grease y el número final era apoteósico….
Doy unas pinceladas de la representación y de lo que sucedió durante la misma:
Comienza el show intercambiándose canciones conocidas y mucha cháchara. Pese a lo rápido que hablan se puede ir siguiendo más o menos el hilo de la historia pero llega un moomeentoo quee el soopor see eempieezaa a aapoodeeraar dee mii cuueerpoo… (son las 15:00 horas de un sábado, hora de siesta, recién comidos y tras el trote y el no dormir lo suficiente de toda la semana). De repente, suena un ¡Flaasshhh!, ¡aaaahhhh! y pego un bote en el asiento (a quien le guste Queen sabrá a qué canción pertenece…). Me he debido quedar traspuesto un momento y el “despertador” ha venido bien para volverle a coger el hilo a la obra y seguirla para el resto de la representación. Finaliza la cosa con el “We will rock you” y las palmadas del personal siguiendo la canción, acaba la canción, se van los artistas y hay estampida del público rumbo a la salida (ya llevábamos mucho más de hora y media de duración del show). El cantante sale a escena corriendo y pregunta al público en desbandada si queremos más y si queremos que canten el “Bohemian Rhapsody”. Vítores generales y, ala, todo el mundo otra vez de vuelta a los asientos…. El elenco representa la canción mencionada y así se acaba la obra, sin más….
Salimos del teatro y calculamos el tiempo para ver qué hacemos hasta las 19:00 horas que toca el espectáculo de “Spectra´s Cabaret” en el 270 y que reservamos el primer día de crucero. Mi mujer dice que se va al camarote a empezar a hacer la maleta y yo me marcho a irme despidiendo del barco y a hacer vídeos y fotos de alguna cubierta o decoración que me falta por inmortalizar.

Decimos quedar en el Windjammer para cuando abran para la cena con el fin de merendar algo, puesto que hoy hemos comido bastante pronto, y que nos vamos comunicando a través de la aplicación del barco.
Éste es buen momento para hablar sobre el particular. Royal Caribbean tiene a disposición de sus clientes una aplicación para el teléfono móvil muy completa que abarca muchos aspectos de la vida a bordo: planos de las cubiertas, calendario con las actividades diarias, menús de los sitios de restauración o cuenta a bordo. Dentro de las posibilidades que ofrece se encuentra también un chat privado por el cual los pasajeros se pueden comunicar entre ellos. Falla en ocasiones y no te notifica los mensajes pero, si estás pendiente, sirve para comunicarte tanto con pasajeros del mismo camarote como con otros a los que puedes enlazar. Además, ahora es gratuito por lo que no tienes que medir el número de mensajes que puedes enviar.
Así pues nos mensajeamos y quedamos en la puerta del Windjammer hacia las 18:00 para la merienda y, desde allí, ir al 270 a ver el show reservado. Probamos algún manjar nuevo y como nos pilla al lado echamos una partida al futbolín en el Seaplex para hacer tiempo en el convencimiento de que con llegar al 270 un cuarto de hora antes, teniendo reserva, vamos a encontrar fácilmente sitio y ello unido a que éste es el quinto pase de la semana y la inmensa mayoría del pasaje ya lo habrá visto. Pues no, craso error, llegamos al 270 y los mejores sitios con visibilidad están todos ocupados (y también los de poca visibilidad). Logramos conseguir sitio en un extremo y por la ubicación me da que nos vamos a perder buena parte del espectáculo. La verdad es que el 270 es un espacio muy logrado pero tiene el pero de que tiene poco sitio óptimo para ver los espectáculos….
Éste es buen momento para hablar sobre el particular. Royal Caribbean tiene a disposición de sus clientes una aplicación para el teléfono móvil muy completa que abarca muchos aspectos de la vida a bordo: planos de las cubiertas, calendario con las actividades diarias, menús de los sitios de restauración o cuenta a bordo. Dentro de las posibilidades que ofrece se encuentra también un chat privado por el cual los pasajeros se pueden comunicar entre ellos. Falla en ocasiones y no te notifica los mensajes pero, si estás pendiente, sirve para comunicarte tanto con pasajeros del mismo camarote como con otros a los que puedes enlazar. Además, ahora es gratuito por lo que no tienes que medir el número de mensajes que puedes enviar.
Así pues nos mensajeamos y quedamos en la puerta del Windjammer hacia las 18:00 para la merienda y, desde allí, ir al 270 a ver el show reservado. Probamos algún manjar nuevo y como nos pilla al lado echamos una partida al futbolín en el Seaplex para hacer tiempo en el convencimiento de que con llegar al 270 un cuarto de hora antes, teniendo reserva, vamos a encontrar fácilmente sitio y ello unido a que éste es el quinto pase de la semana y la inmensa mayoría del pasaje ya lo habrá visto. Pues no, craso error, llegamos al 270 y los mejores sitios con visibilidad están todos ocupados (y también los de poca visibilidad). Logramos conseguir sitio en un extremo y por la ubicación me da que nos vamos a perder buena parte del espectáculo. La verdad es que el 270 es un espacio muy logrado pero tiene el pero de que tiene poco sitio óptimo para ver los espectáculos….

Comienza el show y vemos las ventajas y desventajas de nuestra ubicación. Desventajas porque vamos a ver el grueso del espectáculo de lado y de espaldas a los intérpretes y vamos a tener que hacer un escorzo importante para seguir las pantallas robóticas y ventajas porque una parte de la puesta en escena la vamos a ver en primerísima persona. En perspectiva, el conjunto del espectáculo lo vimos regulero pero el hecho de ver ciertas partes del mismo con el artista delante de las narices pues lo compensó.
El espectáculo en sí es un tanto anárquico en la medida en que es una sucesión de números de baile, percusión y danza de muchos estilos acompañados del arte digital de la iluminación y de las pantallas robóticas sin ninguna aparente conexión entre los mismos. Tras la pandemia han eliminado la parte de los acróbatas aéreos que salían del techo del escenario y han debido añadir alguna cosa más en su lugar pero, en general, no está mal sin llegar a entusiasmar. Lo que vimos en primer plano la verdad es que nos gustó mucho porque comprobamos que la percusión es en directo, no pregrabada, destacando a una artista que portaba un tambor gigante y el discurrir de los intérpretes casi entre bambalinas al estar situados en una zona donde les veías entrar y salir entre número y número. No doy más datos para no destripar futuras visualizaciones.
Finalizado el espectáculo nos fuimos a cenar al comedor principal. Es la última cena y se nota mucho en el ambiente…. Anne nos recibe voluntariosa como siempre con las cartas en español y la cena discurre de manera plácida con un puntito de melancolía.
Contemplamos lugares comunes dentro del comedor: la pareja oriental a la que le retiran las copas y les traen vajilla para infusiones (no sabemos si con ellas o con otro tipo de bebidas), el grupo numeroso sentado en una mesa ovalada que nunca está completo y cuyos miembros llegan siempre tarde de forma alternativa, la familia con niños siempre muy quietecitos…. Espero que esto y el resto de momentos de la semana no se pierdan en el tiempo, como lágrimas en la lluvia….
El espectáculo en sí es un tanto anárquico en la medida en que es una sucesión de números de baile, percusión y danza de muchos estilos acompañados del arte digital de la iluminación y de las pantallas robóticas sin ninguna aparente conexión entre los mismos. Tras la pandemia han eliminado la parte de los acróbatas aéreos que salían del techo del escenario y han debido añadir alguna cosa más en su lugar pero, en general, no está mal sin llegar a entusiasmar. Lo que vimos en primer plano la verdad es que nos gustó mucho porque comprobamos que la percusión es en directo, no pregrabada, destacando a una artista que portaba un tambor gigante y el discurrir de los intérpretes casi entre bambalinas al estar situados en una zona donde les veías entrar y salir entre número y número. No doy más datos para no destripar futuras visualizaciones.
Finalizado el espectáculo nos fuimos a cenar al comedor principal. Es la última cena y se nota mucho en el ambiente…. Anne nos recibe voluntariosa como siempre con las cartas en español y la cena discurre de manera plácida con un puntito de melancolía.
Contemplamos lugares comunes dentro del comedor: la pareja oriental a la que le retiran las copas y les traen vajilla para infusiones (no sabemos si con ellas o con otro tipo de bebidas), el grupo numeroso sentado en una mesa ovalada que nunca está completo y cuyos miembros llegan siempre tarde de forma alternativa, la familia con niños siempre muy quietecitos…. Espero que esto y el resto de momentos de la semana no se pierdan en el tiempo, como lágrimas en la lluvia….

Hoy no hay espectáculo añadido por parte del personal del comedor y, a los postres, Anne se despide de nosotros, nosotros de ella y le reiteramos que le vamos a puntuar muy bien en la encuesta postcrucero. Supongo que nos ha entendido porque sonríe y nos da las gracias. Se nos va acabando el viaje poquito a poquito….
Esta noche hay que atrasar el reloj para recuperar la hora de Southampton por lo que disponemos de una hora añadida para aprovechar la noche. Decidimos terminar de hacer las maletas y luego, tranquilamente, bien abrigados, subir a cubierta, hacer fotos nocturnas y contemplar el mar sin más. La tarde ha sido excelente en comparación con el resto de la semana e incluso he visto valientes bañándose y tomando el sol en la piscina al aire libre. La noche nos recibe en cubierta con una temperatura agradable, dentro del fresquillo, y con nada de viento.
Esta noche hay que atrasar el reloj para recuperar la hora de Southampton por lo que disponemos de una hora añadida para aprovechar la noche. Decidimos terminar de hacer las maletas y luego, tranquilamente, bien abrigados, subir a cubierta, hacer fotos nocturnas y contemplar el mar sin más. La tarde ha sido excelente en comparación con el resto de la semana e incluso he visto valientes bañándose y tomando el sol en la piscina al aire libre. La noche nos recibe en cubierta con una temperatura agradable, dentro del fresquillo, y con nada de viento.

Hay mucha quietud sólo interrumpida por el sonido de la película que en esos momentos están echando en la pantalla gigante de la piscina al aire libre. Me acerco a la baranda y compruebo que se da la última de las concatenaciones del viaje: la película es “Top Gun Maverick”, de Tom Cruise. Recordará el lector el sobrevuelo de aviones en el fiordo de Geiranger y el comentario al respecto. La película, en inglés con subtítulos en el mismo idioma, tiene bastante aceptación porque hay mucha gente tumbada en las hamacas y arropadas con las toallas de la piscina e, incluso, algunos metidos en los jacuzzis viendo la proyección desde allí.

Recorremos la cubierta bañados por esa penumbra que nos ofrece un cielo oscuro por babor y un cielo algo iluminado por una no puesta de sol por estribor. Hay que añadir que la iluminación nocturna del barco palidece con respecto a las experiencias vividas en anteriores barcos de la clase Oasis. En esta clase de barcos contemplar el Central Park, las piscinas o el Boardwalk de noche es una gozada para los sentidos pero en éste en concreto nos parece de lo más sencillo y poco destacable.
A una hora prudencial nos despedimos de la cubierta, miramos por último vez la estela del barco y nos recogemos. Hoy, última noche a bordo, la oferta musical y de baile es escasa y lo que hay tampoco nos anima a unirnos por lo que decidimos ir a dormir pensando también en que mañana, desgraciadamente, toca madrugar.
Buenas noches. ¡Saudade!.
Conclusiones que nos deja la jornada:
. Es muy recomendable ir pronto a coger sitio a los espectáculos multitudinarios ya sea en el teatro o en el 270 para no verse abocado a una mala ubicación. Las puertas se abren media hora antes por lo que eso puede dar una idea de la antelación.
. También es buen consejo el intentar no dejar actividades para el último día porque puede hacer mal tiempo, no apetecer o no venir bien en ese momento y al final se queda uno sin hacerlo.
. Y por último, aprovechar al máximo el exterior del barco si las condiciones atmosféricas lo permiten. No hay nada más edificante que ver una puesta de sol, recorrer la mirada por el oleaje, perderte en los reflejos del agua u otear la costa que se vislumbra a lo lejos. Son experiencias únicas que no se tienen de ninguna forma en tierra firme.
A una hora prudencial nos despedimos de la cubierta, miramos por último vez la estela del barco y nos recogemos. Hoy, última noche a bordo, la oferta musical y de baile es escasa y lo que hay tampoco nos anima a unirnos por lo que decidimos ir a dormir pensando también en que mañana, desgraciadamente, toca madrugar.
Buenas noches. ¡Saudade!.
Conclusiones que nos deja la jornada:
. Es muy recomendable ir pronto a coger sitio a los espectáculos multitudinarios ya sea en el teatro o en el 270 para no verse abocado a una mala ubicación. Las puertas se abren media hora antes por lo que eso puede dar una idea de la antelación.
. También es buen consejo el intentar no dejar actividades para el último día porque puede hacer mal tiempo, no apetecer o no venir bien en ese momento y al final se queda uno sin hacerlo.
. Y por último, aprovechar al máximo el exterior del barco si las condiciones atmosféricas lo permiten. No hay nada más edificante que ver una puesta de sol, recorrer la mirada por el oleaje, perderte en los reflejos del agua u otear la costa que se vislumbra a lo lejos. Son experiencias únicas que no se tienen de ninguna forma en tierra firme.