Todos los que nos gusta vivir con una maleta al lado, tenemos lugares que son míticos, cada uno por una causa, que siempre están en nuestros planes viajeros. En mi caso Uzbekistán era uno de esos, miento, no es país en si, sino sus míticas ciudades y en especial Samarkanda y Bujará; este año se planteó la posibilidad y fue el destino elegido, agosto no es la mejor época para viajar pero en nuestro caso no hay opción de elegir mes de vacaciones.
Empezamos la planificación como siempre por los vuelos, a día de hoy las opciones de llegar son con Turkish o con Uzbekistan airways, ya que la posibilidad de Aeroflot que solía ser la más barata no está disponible; y llegó el gran susto, los precios eras muy altos con ambas compañía, inicialmente nos replanteamos el viaje, pero después de calcular los costes totales decidimos asumir el “sablazo” aéreo y nos decantamos por la compañía turca y así en el viaje de vuelta quedarnos unos días en Estambul, el precio se fue por encima de los 1000€.
Los alojamientos los reservamos todos a través de Booking con desayuno, cancelación gratuita y pago en los respectivos hoteles (haré referencia a cada hotel en las etapas correspondientes).
El último paso eran los traslados internos, no había muchas opciones el tren era el medio más cómodo sin duda. Los billetes los compramos directamente en www.railway.uz y la cosa tiene su cierta complejidad, aunque nada exagerado. Lo primero es que los billetes se ponen a la venta con no demasiada antelación en nuestras fechas fueron 45 días, lo que obliga a estar pendiente continuamente ya que los billetes vuelan y es fácil quedarse colgado. Una vez que se ponen a la venta la página es fácil de utilizar y el pago con tarjeta sin problemas, te genera los billetes que puedes llevar impresos y en el móvil, por la experiencia yo los llevaría en los dos formatos, para evitar algún problemilla. Además de en la página web, podéis ver horarios, trenes, etc en la app de los ferrocarriles uzbecos.
El viaje lo diseñamos muy tranquilo, ya que lo nuestro es el slowtravel, nos gustar ver la cosas tranquilas y sin prisas esto unido a que el calor propio de la época no nos permitiría grandes palizas. Las ciudades históricas eran nuestro destino.

Con todo reservado tocaba esperar a la fecha de salida y mientras leer todo lo que caía en nuestras manos sobre el país. Quiero aprovecha para agradecer a todos los miembros de Los viajeros, ya que sus aportaciones nos han sido de mucha ayuda como siempre.