Comenzamos el día temprano, recogiendo nuestras cajas de desayuno preparadas por el hotel, ya que este servicio empezaba más tarde que nuestra hora de partida, a las 7 de la mañana. La verdad es que nos sorprendió el contenido de las cajas, que hizo que ese día no tuviésemos que comprar comida al mediodía, lo cual favoreció el dedicarle más tiempo a los templos que íbamos a visitar.
Nuestro chófer, el taxista Ahmed Camel, nos recogió puntualmente y partimos rumbo al lugar más alejado del día, el Templo de Abydos (a 170 kilómetros). Con este taxista hicimos todos los desplazamientos de los siguientes días, además de que nos organizó los realizados en Aswan con otra persona de su confianza. Fue muy sencillo contactar y negociar con él vía WhatsApp (en inglés) y no nos arrepentimos en absoluto ni de haber utilizado sus servicios, ni de no haberlo hecho con alguna agencia. Nos resultó muy cómodo que nos recogiese en el hotel y nos esperase hasta acabar las visitas sin prisa, y nos dio mucha tranquilidad que se desenvolviese muy bien con los controles policiales. Si a eso le sumas su trato agradable y detallista (siempre pendiente de que no nos faltasen agua, plátanos, una temperatura agradable en el coche...), y su disposición continua a sernos de ayuda, no podemos más que recomendar utilizar sus servicios (se pueden ver datos de contacto en el foro de taxistas de Egipto).
Volviendo a la ruta, pasamos por varios controles policiales y llegamos al templo funerario de Seti I, en Abydos, del que habíamos leído opiniones diversas y que no nos decepcionó en absoluto. Sí que es verdad que el trayecto es largo y que hay zonas del templo, sobre todo el techo, que están ennegrecidas (no sabemos si por la acción de algún moho) y que no se aprecian tan bien, pero con todo creemos que merece la pena visitarlo.
Nuestro chófer, el taxista Ahmed Camel, nos recogió puntualmente y partimos rumbo al lugar más alejado del día, el Templo de Abydos (a 170 kilómetros). Con este taxista hicimos todos los desplazamientos de los siguientes días, además de que nos organizó los realizados en Aswan con otra persona de su confianza. Fue muy sencillo contactar y negociar con él vía WhatsApp (en inglés) y no nos arrepentimos en absoluto ni de haber utilizado sus servicios, ni de no haberlo hecho con alguna agencia. Nos resultó muy cómodo que nos recogiese en el hotel y nos esperase hasta acabar las visitas sin prisa, y nos dio mucha tranquilidad que se desenvolviese muy bien con los controles policiales. Si a eso le sumas su trato agradable y detallista (siempre pendiente de que no nos faltasen agua, plátanos, una temperatura agradable en el coche...), y su disposición continua a sernos de ayuda, no podemos más que recomendar utilizar sus servicios (se pueden ver datos de contacto en el foro de taxistas de Egipto).
Volviendo a la ruta, pasamos por varios controles policiales y llegamos al templo funerario de Seti I, en Abydos, del que habíamos leído opiniones diversas y que no nos decepcionó en absoluto. Sí que es verdad que el trayecto es largo y que hay zonas del templo, sobre todo el techo, que están ennegrecidas (no sabemos si por la acción de algún moho) y que no se aprecian tan bien, pero con todo creemos que merece la pena visitarlo.

Y qué decir del Templo de Hathor, en Dendera: simplemente que es una auténtica joya. El lugar desprende una magia tan especial, que difícilmente puede competir con cualquier otro templo de los que visitamos en nuestro viaje. Añadir que recientemente han abierto el acceso a la cripta y aunque es un lugar lógicamente de difícil y estrecho acceso, merece muchísimo la pena (siempre y cuando uno no padezca de problemas de claustrofobia o movilidad). Además tuvimos nuevamente la suerte de estar prácticamente solas, o más que suerte, privilegios de ir por libre y no coincidir con el horario de los grupos.




Regresamos a Luxor sobre las 17:30 y nos fuimos al zoco, esta vez ya con ánimo de regatear y comprar algún recuerdo. La experiencia nos resultó más agradable que la del bazar de El Cairo, más que nada por no tener que andar pendientes de que nos atropellasen con un motocarro. Para quienes piensen que los zocos son lugares en los que hay que llevar el bolso guardado bajo siete llaves o inseguros para las mujeres que viajan solas, decir que nada más lejos de la realidad. Nunca se puede generalizar, ni para bien, ni para mal, pero en nuestro caso hemos de decir que la sensación de seguridad que hemos vivido en todo el viaje ha sido muy grande. En ningún momento nos hemos sentido ni acosadas, ni hemos recibido comentarios o miradas desagradables o intimidatorias, ni desde luego nos han sobado aprovechando aglomeraciones. Hemos visitado zocos, mezquitas, todo tipo de monumentos, paseos, barrios y restaurantes no turísticos… a cualquier hora del día y de la noche, casi con mayor tranquilidad que en nuestra propia ciudad. Es por ello que animamos a aquellas mujeres que estén dudando si viajar por libre a Egipto a que lo hagan sin temor, simplemente siguiendo unas pautas de prudencia y sentido común que se pueden aplicar a cualquier lugar del mundo.
Después de pasar un rato muy entretenido y muy contentas con las compras realizadas, cenamos en el restaurante del hotel, el Al-Sahaby Lane Restaurant. Estuvimos en la terraza, desde la que hay unas vistas estupendas del templo y la Avenida de las Esfinges, y tanto lo que pedimos como el importe de la cuenta nos dejó muy satisfechas, así que se puede decir que el día nos salió redondo.
Después de pasar un rato muy entretenido y muy contentas con las compras realizadas, cenamos en el restaurante del hotel, el Al-Sahaby Lane Restaurant. Estuvimos en la terraza, desde la que hay unas vistas estupendas del templo y la Avenida de las Esfinges, y tanto lo que pedimos como el importe de la cuenta nos dejó muy satisfechas, así que se puede decir que el día nos salió redondo.
