La segunda etapa en la Patagonia argentina y última este viaje antes de iniciar el regreso fue la parte norte del Parque Nacional los Glaciares cerca de la localidad de El Chaltén.
Despedimos la ciudad de El Calafate con un curioso control de alcoholemia a su salida que consistió en un breve interrogatorio cuya última pregunta fue de quién era hincha, si del Sevilla o del Betis, la respuesta debió equivaler a negativo en alcohol porque me dijeron que continuara sin más.
La distancia entre El Calafate y El Chaltén es de unos 215 kilómetros, que se recorren en menos de cuatro horas a través del paisaje pampeño pasando, de tanto en tanto, ante la entrada de una estancia con sus rebaños de ganado.
El viento soplaba que especial fuerza este día y golpeaba lateralmente al coche, por lo que había que conducir despacio. Durante todo el viaje llevábamos viendo muchos ciclistas por los lugares más recónditos, subiendo grandes pendientes y aguantando las polvaredas que levantaban los coches al pasarlos en las carreteras de ripio. Este día nos cruzamos, en medio de la nada, con una pareja que iba penosamente a pie, arrastrando como podían las bicicletas con sus alforjas, porque el viento no les dejaba mantenerse encima de ellas.
Avanzando hacia el norte por la Ruta 40, se llega a orillas del lago Viedma, donde tomamos el desvío al oeste por la carretera 23, que también está asfaltada y que va a morir en la población de El Chaltén. Bordeando el lago, la carretera avanza en rectas interminables con el macizo del Fitz Roy al fondo.

El Chaltén es una pequeña villa turística desde donde parten los senderos para adentrarse en el Parque Los Glaciares. Está constituida básicamente de alojamientos y comercios y restaurantes para los visitantes.

Después de pasar por nuestro hotel, nos fuimos a hacer nuestra primera ruta de senderismo. Escogimos emplear la tarde en hacer la ruta en coche hasta la Reserva Provincial Lago del Desierto y hacer el sendero de una hora hasta la laguna y glaciar Huemul.
Para llegar al lago del Desierto, se precisa conducir unos 38 kilómetros por carretera de ripio. Se cruzan varios puentes estrechos sobre los sucesivos ríos que va intersecando la carretera, que tenía bastante tráfico por haber muchos lugares de acampada a lo largo de ella.
En el trayecto se tienen unas vistas espectaculares del Monte Fitz Roy , también llamado Chaltén, que tiene una cota de 3.400 metros, hace frontera con Chile y es la imagen icónica del sector norte del Parque los Glaciares.

La última parte de la carretera discurre a la orilla del río Cañadón de los Toros, dentro de un frondoso bosque, hasta llegar al Lago del Desierto, que es estrecho y muy alargado y en él se hacen navegaciones turísticas para ver el glaciar Vespigniani.

Desde la orilla del lago sale el sendero a la laguna y glaciar Huemul que, al estar en propiedad privada es de pago. El sendero tiene una longitud de apenas kilómetro y medio, pero salva un desnivel de más de 200 metros, por lo que la ascensión es bastante dificultosa.
Llegando a la parte final del sendero hay una amplia vista del valle glaciar del rio Cañadón de los Toros.

Al final del sendero, que discurre por un bosque de siempreverde, la pendiente se suaviza y se llega a la orilla de la laguna Huemul, de agua color azul turquesa y con el glaciar colgante en frente.

Las pocas calles que conforman la villa de El Chaltén presentaban una gran animación, especialmente de gente joven venida de todas partes. Sus muchos bares estaban repletos y por las calles había gente yendo y viniendo en todas direcciones. En una plaza había un concurso de tangos, bailados por gente con ropa de deporte y de senderismo.
Se ve que las infraestructuras son precarias y llegando el invierno al parecer queda casi desierta. En el corto espacio de tiempo que estuvimos, hubo varios cortes de luz tanto en el hotel como mientras comprábamos en un supermercado y después cenando en un restaurante.
Al día siguiente íbamos a hacer nuestra última de senderismo en la Patagonia que, en el último momento, decidimos que fuera a la laguna Torre.