
Día 14 (20-08-24): Busán: Dadaepo Beach y Nampo (mirador torre Lotte y Jagalchi Market)
Tercer día en Busán y por fin conocimos lo que significan las lluvias torrenciales de verano en Corea, parecía que nuestra buena suerte climatológica había llegado a su fin (aunque luego vimos que realmente solo se nos fastidió una mañana).
Nuestro planning para este día, de no haber llovido, era el siguiente:
1) Igidae Coastal Trail: sendero de unos 5 km entre acantilados con buenas vistas de Busán y el puente de Gwangandaegyo en primer plano. Antes de empezar la ruta se puede visitar el Oryukdo Sky Walk, otra pasarela de cristal construida sobre un acantilado con muy buenas visatas de las islas cercanas y acceso gratuito.
2) Playa de Gwangalli: ver esa zona, que es muy animada y con muchos restaurantes, y el puente Gwangan.
3) Taejongdae Park: desde Gwangalli se puede llegar en autobús al sur de la isla Yeongdo, hasta el parque Taejongdae. Se trata de un parque natural con una carretera interior circular que lleva a diferentes puntos de la costa. Hay tres sitios interesantes a ver:
• Taejongsa Temple: pequeño templo budista rodeado de gran cantidad de flores según la época del año que sea.
• Taejongdae Observatory: edificio de 3 plantas con restaurante y cafetería panorámica, con buenas vistas.
• Yeongdo Lighthouse: un faro al que se puede subir por una escalera de caracol y disfrutar de vistas a 360º de alrededor. Se puede bajar desde el faro a las rocas de los acantilados cercanos.
Esta era la idea, visitar tres zonas de costa relativamente cercanas entre sí, pero finalmente no vimos nada de lo que teníamos planificado y nos pasamos la mañana dando vueltas como tontos por Busán en transporte público

Nos levantamos temprano y a las 8 nos pusimos en marcha para tomar un autobús que nos llevaría a Oryukdo Skywalk, para ver la pasarela y luego hacer el vecino Igidae Coastal Trail, pero ya desde el bus vimos que estaba cayendo la del pulpo y no nos sería posible hacer la ruta (no es recomendable cuando llueve, ya que se pasa por zonas resbaladizas y acantilados).
Era el primer día del viaje que nos llovía con ganas, pero es que aquello parecía el diluvio universal, estaba cayendo de golpe todo lo que no había caído los 13 días anteriores. Como no tenía sentido seguir el recorrido hacia el inicio del sendero si no podíamos hacerlo, bajamos en una parada bastante antes de llegar y tomamos otro autobús para intentar ir al Busan Museum of Art, donde estaríamos a cubierto y además parecía interesante.
Pues bien, la suerte seguía sin acompañarnos, porque cuando llegamos a la puerta del Museo de Arte nos encontramos con un cartel informando de que estaba cerrado por reformas desde diciembre 2023 y que ya avisarían cuando volvieran a abrir. Nuestro gozo en un pozo, de las pocas cosas en sitio cerrado que nos interesaba ver y no estaba operativo

Como teníamos cerca la parada de metro BEXCO de la línea 2 verde, decidimos tomarla y subir hasta la terminal de autobús de Sasang para comprar los billetes de bus a Jeonju al día siguiente y asegurarnos el horario que más nos interesase, aunque no hubiésemos tenido problema en comprar los tickets sobre la marcha. Esta vez tuvimos que comprar los billetes en taquilla, ya que las máquinas no nos dejaban seleccionar el día siguiente.
A esas alturas la lluvia ya no era tan fuerte, parecía que algo podríamos hacer, pero no era plan de seguir con la idea del trekking porque igualmente estaría todo mojado y resbaladizo. Así que, mirando opciones, acabamos tomando un autobús que en una hora de trayecto nos dejó en la Dadaepo Beach, en la punta sur de Busán. Serían ya sobre las 12:20 cuando llegamos allí, así que toda la mañana perdida entre autobuses, metro y más autobuses, pero bueno, puede decirse que nos vimos prácticamente todo Busán desde los autobuses.
Cerca de la playa de Dadaepo hay un par de calles de restaurantes de marisco, así que antes que nada nos metimos en uno de ellos a comer, esta vez fideos con marisco y pajeon de cebolleta y calamares. Buenísimo y a buen precio, unos 16 euros todo.


Ya desde que llegamos a Dadaepo lucía un sol espectacular, tras las lluvias que nos habían jodido la mañana volvía el calor abrasador. Corea en verano no tiene piedad con los buenos samaritamos que no queremos acabar achicharrados. Dimos una vuelta por la zona, al lado de la playa hay un parque muy grande y chulo. La playa es muy larga y había bastantes olas, es un sitio muy expuesto al viento.


Luego en un extremo de la playa hay una zona montañosa con pasarelas de madera, se puede caminar por allí y hay vistas de los acantilados. En esa zona vimos a unas parroquianas tapadas hasta las pestañas pero con los pies en remojo, sentadas cómodamente en sus sillas. La mayoría de coreanos están obsesionados con que no les dé el sol, y venden incluso mangas y perneras para ponerse bajo la ropa de verano (y también máscaras que tapan casi toda la cara).



Volvimos hacia la playa y el parque, en teoría había una zona de humedales con aves que queríamos visitar, pero estaba cerrada al público y no pudimos acceder. Otro chasco, definitivamente no era nuestro mejor día, pero al menos la lluvia había parado, quien no se consuela es porque no quiere.

Como ya estaba todo visto y no nos íbamos a bañar, pillamos metro línea 1 roja hasta la parada de Nampo para visitar lo que no pudimos ver el primer día por falta de tiempo. Elegimos esta opción por comodidad, porque nos venía bien ir en metro hasta allí y luego seguir en la misma línea hasta Seomyeon. Desde Nampo también hubiésemos podido tomar el bus que va hacia la zona de Taejongdae Park, pero no teníamos ganas de dar más vueltas.
Ya en la zona de Nampo nos dirigimos hacia el edificio Lotte y subimos a su mirador en la planta 13. La verdad es que está genial, hay hasta un jardín muy bien cuidado ahí arriba, y luego los diferentes puntos de plataformas con vistas. En algunos puntos está protegido con cristales, así que en las fotos se ven los reflejos, pero bueno, vale la pena subir hasta allí.


Puede verse entre otras cosas el cercano parque con la torre de Busán:


Tras disfrutar de la panorámica nos dirigimos al cercano mercado de Jagalchi, la mayor lonja de pescado del país. Según la Lonely planet este mercado está abierto de 8 a 22h, pero nosotros para variar nos lo encontramos cerrado. Pensamos que igual solo abría por la mañana, pero luego leí en alguna parte que cierra el primer y tercer martes de cada mes, y por ley de Murphy aquél día era martes (y el tercero de agosto).
Fuera del edificio del mercado, en las calles próximas, había paradas de pescado y gran cantidad de restaurantes de marisco, no pudimos verlo en todo su esplendor, pero estaba claro que era nuestro día de gafes y habría que conformarse con lo que fuera.

Eran ya las 16 y nos planteamos si ir al Taejongdae Park o qué, pero nos pareció que entre llegar hasta allí y todo no nos daría tiempo a ver nada (o probablemente llegaríamos a la puerta y estaría cerrado, en la tónica del día

Aquí fue cuando entré por primera vez en una de las miles de tiendas Olive Young que hay en Corea, pero la verdad, con tanta variedad y cantidad de potingues para usos que hasta ese momento desconocía, no me enteraba de nada y no me atreví a comprar, no fuera que acabase con la cara peor de lo que la tengo

Volvimos al hotel, era bastante temprano, pero aprovechamos para poner al día fotos, escribir y lavar ropa, que aquí también teníamos armario secador y había que aprovecharlo. Al rato volvimos a salir para dar una vuelta y cenar en el animado barrio de Seomyeon. Esta vez me pedí una especie de tortilla con arroz y una salsa, y de postre unos panecillos dulces con leche condensada.
Cuando salimos del restaurante queríamos dar una vuelta por el barrio, pero empezó a llover otra vez y salimos por patas porque, ilusos de nosotros, nos dejamos engañar por el solazo de la tarde y no habíamos pillado los paraguas.
Nos despedíamos así de Busán, al día siguiente nos íbamos hacia Jeonju, la ciudad de los hanoks y el bibimbap.