Días 1 y 2 (07-08-24 y 08-08-24): vuelo y llegada a Seúl
¡Por fin llegó el gran día! Como ya viene siendo tradición en nuestras vacaciones de verano, siempre aparece algún riesgo que amenaza con jodernos el viaje. En esta ocasión mi compañero de fatigas se lesionó la rodilla y se quedó cojo... así que dos o tres semanas antes del vuelo aún no sabíamos si llegado el momento podríamos viajar o tendríamos que cancelarlo todo, ya que la ruta preparada era de bastante tute y no había mucha opción de tumbarse a la bartola. Tras largos y angustiosos días de incertidumbre y bolsas de hielo (o de guisantes congelados en su defecto), la cosa mejoró mucho una vez desapareció la inflamación inicial y finalmente pudimos volar (previa amenaza por mi parte de irme sola si aquello no remontaba). ¿Soy una mala mujer? Sí, pero para una viajera compulsiva el fin (fin=viaje) justifica cualquier cosa

Así que allí estábamos, en el aeropuerto de Barcelona, más de cuatro horas antes de la salida del vuelo pese a que no facturábamos equipaje, volamos solo con maleta de mano. Otra costumbre mía, no me arriesgo a quedarme en tierra por llegar tarde. Nos tomamos algo y echar el rato, prefiero estar tranquila habiendo pasado los controles de seguridad que en mi casa histérica sin poder hacer nada de provecho.


El vuelo salió media hora tarde, a las 21:30 en lugar de a las 21h como estaba previsto, y al poco rato nos sirvieron la cena. Ya había opción de elegir menú coreano y ahí probé mi primer bibimbap, una especie de batiburrillo de cosas que estaba bastante rico. Eso sí, me tuvo que ayudar a montar el plato una chica coreana que se sentaba a mi lado, porque yo no me aclaraba con las salsas... amabilidad coreana desde el minuto cero.
El trayecto es directo y fueron unas 12 horas de vuelo nocturno, aunque yo en los aviones duermo muy poco. Poco antes de aterrizar nos sirvieron el desayuno, y en este caso me decidí por algo más occidental (huevos revueltos, croissant, fruta y yogurt).
Aterrizamos en el aeropuerto de Incheon a las 16:30h hora local. Entre que salimos y todo fueron unos 20 minutos y luego 30 minutos más en pasar inmigración. En el avión nos habían dado la "Arrival Card" para rellenar con cuatro datos, y con eso y el pasaporte ya se pasa el control.
Luego nos dirigimos a un cajero a sacar wones, el máximo permitido fueron 300.000 KRW con 4.800 KRW de comisión (aun así, con Revolut sale más a cuenta eso que cambiar efectivo a la tasa de cambio que ofrecían). También compramos una tarjeta SIM para 20 días por 60.500 wones, en todas las compañías que había disponibles valían igual.
Ya con dinero y comunicados, nos dirigimos a la estación de tren para tomar el AREX express. El billete de tren del AREX express se compra en unas máquinas especiales, no sirve la T-money. El precio hasta Seoul Station fueron 11.000 wones por persona.
Tomamos un tren que salía a las 18 del aeropuerto y llegaba a las 18:52h a Seoul Station. Dentro del tren pasaban unas chicas de la compañía que ofrecían comprar la T-money ya cargada con 5.000 wones, así que la cogimos con ellas para tenerla ya disponible (si no, se puede comprar en la estación de Seúl o en tiendas de conveniencia tipo 7Eleven).
Una vez en la estación hay que salir y hacer una maniobra rara (está indicado y si no te lo dicen ellos) para entrar de nuevo y acceder al metro. Tomamos la línea 4 de metro y fueron tan solo dos paradas hasta nuestra estación, Myeongdong. Desde allí teníamos tan solo 5-10 minutos andando para llegar al hotel, situado en la parte del barrio más tranquila (la que da a la torre Namsan).
Sobre las 19:30 h estábamos en la puerta del hotel y entramos fácilmente con las instrucciones que nos habían enviado para hacer el self-check in (no sería así a la vuelta los últimos días que pasamos en Seúl). Este hotel nos gustó bastante: las habitaciones son pequeñas pero muy limpias y bien equipadas con zona de cocina (bien para los desayunos), el imprescindible aire acondicionado y lavadora. Y la ubicación era muy buena, en zona tranquila pero cerca de muchos restaurantes, y con la estación de metro Myeongdong a 5 minutos. El precio también bastante bueno para lo que vi en Seúl.

Tras instalarnos y darnos una ducha reparadora, salimos a cenar a uno de los restaurantes cercanos al hotel. Pedimos bibimbap y kimbap, y como en todos lados te ponen los entrantes típicos de kimchi, sopa, verduras encurtidas... Foto del kimbap, que es como un rollito de sushi gigante pero salvando mucho las distancias:

Debo decir que al principio el kimchi me pareció horrible, pero luego una acaba acostumbrándose a su gusto peculiar y aunque no me entusiasmaba, al final del viaje podía tolerarlo. El omnipresente kimchi:

De camino al hotel paramos en un 7eleven a comprar desayuno para el día siguiente, y a dormir, que estábamos reventados después del largo viaje. ¡Al día siguiente empezaba lo bueno!