
Día 7 (13-08-2024): Seoraksan N.P. y templo Naksansa
A las 6:30 suena el despertador, nos esperaba otra interesante jornada conociendo el Seoraksan National Park, esto ya parecía el día de la marmota, repitiéndose siempre la misma historia

Como ya teníamos la experiencia del día anterior, sabíamos que el bus 7-1 pasaría poco antes de las 7:30 por la parada más próxima a nuestro hostal, así que allí lo esperamos. De nuevo en 40 minutos nos plantamos a las puertas del parque.
Parecía que el día iba a ser espléndido, con un sol radiante y cielo azul intenso despejado. Por ley de Murphy, hubiera sido ideal hacer este día la ruta a Ulsanbawi Rock, pero no íbamos a arriesgarnos a repetir la odisea (aparte que mis agujetas no me lo hubiesen permitido).

Ni rastro de "La Nube"
Hay varias rutas de distintos niveles que se pueden hacer desde esa zona del parque, y nosotros elegimos hacer estas dos:
• Biryong Falls Course: 2.8 km 1h 30 min (solo ida).
• Biseondae Rock Course: 3km, 1 hora (solo ida).
A priori casi 12 km y 5 horitas caminando nos parecía bien con esas temperaturas, luego la tarde ya nos la tomaríamos con más calma visitando el templo Naksansa que está junto al mar. Estos son los tiempos que da la mini-guía con información turística que nos dieron en Sokcho, luego la realidad fue que nos llevó unas 4 horas en total hacer las dos rutas ida y vuelta.
Empezamos pues con la ruta hacia las Biryong Falls, que empieza muy suavecita casi a la entrada del parque. Primero no hay apenas desnivel y luego hay algunos tramos con escaleras que se hacen durillos si tienes agujetas de las 800 escaleras del día anterior. Se pasa primero por otras cascadas, las Yukdampokpo Falls (bastante esmirriadas en nuestras fechas):

Hay una serie de puentes colgantes:

Y más adelante están las cascadas que dan nombre a la ruta: las Biryong Falls.

Es una ruta chula con muy poca gente, y la clasificaría como fácil-moderada por el tema escaleras (si no, sería fácil).
Seguimos con la otra ruta, la que va hasta Biseondae Rock. Ésta es más fácil que la anterior porque tiene muy poco desnivel y pocas escaleras. De hecho, la parte inicial es un camino asfaltado, solo hay un tramo final corto más montañoso que va paralelo al río con muy buenas vistas.


La Biseondae Rock es una roca plana junto al río, que tiene talladas letras inscritas por poetas de la antigüedad. No se aprecia muy bien pero ahí está:

Aunque se sencilla, es una ruta muy recomendable por las fabulosas vistas del río y de las montañas, escarpados picos prácticamente verticales donde había mucha gente escalando, aunque no se vea en las fotos. Yo lo llamo “el Montserrat de Corea”



Tras completar la ruta, volvimos hacia la zona del principio del parque. En Corea se come a todas horas, en cualquier lugar hay sitios abiertos con todo tipo de horarios y gente comiendo siempre, así que después del esfuerzo, aunque solo fueran las 12, ya iba tocando sentarnos a reponer fuerzas. Elegimos otro de los restaurantes del parque, uno que estaba enfrente del de ayer, para variar un poco.
Esta vez probamos el Ojingeo Sundae, que son como rodajas de calamar relleno (no sé exactamente de qué, pero estaba riquísimo). No confundir con el llamado Sundae, que es como morcilla... el Ojingeo Sundae es el calamar relleno coreano. No podíamos irnos de Sokcho sin probar uno de sus platos más típicos:

Después de comer, decidimos visitar el templo Naksansa, situado en la costa al sur de Sokcho.
Cómo llegar hasta el templo Naksansa desde Sokcho: autobuses número 9 y 9-1 en dirección a Yangyang, que pasan cada 15-20 minutos (a tener en cuenta que el último bus de vuelta hacia Sokcho es a las 18:30h). Parada: Naksan.

Los autobuses 9 y 9-1 salen de las dos terminales de Sokcho pero hacen muchas paradas, así que no tenía sentido regresar en el bus 7 o 7-1 hasta el centro para luego retroceder hacia el sur en el bus 9 o 9-1. Consultamos Naver map para saber la parada más próxima a Seoraksan donde coincidían las líneas 7 y 9, y así bajar y hacer trasbordo sin tener que volver hasta el centro de la ciudad. La parada que nos venía mejor para hacer el cambio de línea era la llamada Seoraksan Sunrise Park, que es la primera que hay en la costa bajando desde Seoraksan. Desde allí ya seguiríamos bajando por la costa hacia el sur, sin tener que subir a Sokcho.
Dicho y hecho, en 20 minutos con el bus 7 nos plantamos en la parada Seoraksan Sunrise park, cruzamos la carretera (ya que para ir a Naksansa hay que ir en sentido contrario, hacia el sur) y 10 minutos después pasaba el autobús 9-1 en dirección a la playa de Naksan, nuestro destino. En otros 15 minutos llegamos a la parada Naksan, o sea que no tardamos ni una hora en llegar desde Seoraksan N.P. hasta la playa de Naksan junto al templo.
Para llegar al templo tan solo hay que andar unos 10 minutos desde la parada de bus, atravesando la zona de playa y restaurantes de pescado. Aunque hacía mucho calor, vale la pena acercarse a este bonito complejo, que consta de distintos edificios y pabellones con vistas al mar.


El templo Naksansa fue fundado en el año 671, pero a lo largo de los años ha sufrido diversos incendios que arrasaron sus edificios. Gran parte del complejo ha sido reconstruido tras el último incendio forestal en 2005.



Uno de los puntos de interés es una estatua de 16 m de Gwaneum, el buda de la compasión, que en el budismo coreano tiene género femenino. Es una construcción moderna, de 1977, y está ubicada en un pequeño promontorio con buenas vistas.


También hay varias zonas ajardinadas, y pequeños pabellones junto al mar con vistas a la costa. Los pinos y las rocas me recuerdan a mi tierra, habíamos encontrado "la Costa Brava coreana"





Le dedicamos al templo algo más de 1h 30 min y nos pareció suficiente para verlo todo bastante bien. Después volvimos tranquilamente hacia la parada de autobús y tomamos el 9-1 de vuelta a Sokcho. Desde la parada de Naksan hasta el centro de Sokcho (cerca de nuestro hostal) el trayecto fue de unos 30 minutos.
Volvimos al hostal y después de unas merecidas (y necesarias) duchas decidimos descansar un rato, había sido un día de caminar mucho bajo un sol implacable, tanto en el parque como en el templo. Al final nuestra previsión de posibles lluvias que nos fastidiaran la subida a Ulsanbawi Rock había sido muy fatalista, en dos días no habíamos visto la lluvia ni en pintura. Bueno, de hecho llevábamos ya 7 días en Corea sin rastro de la temida lluvia de agosto...

Ese día ya había sido muy bien aprovechado, y lo finalizamos saliendo a cenar en un restaurante italiano que estaba bastante bien, probamos tanto la pizza como la pasta y estaban buenas, aunque lógicamente no había mucha variedad de cada para elegir. En los viajes soy partidaria de comer básicamente platos de la gastronomía local, pero mi compañero necesitaba un día de pizza (cosa que siempre es aceptable en cualquier lugar

Y poco más, un ratito subiendo fotos, leyendo y escribiendo, y a dormir, que al día siguiente tocaba otra jornada de traslado: nos íbamos a Daegu, la base para visitar el famoso templo Haeinsa y su tripitaka coreana.
