TRACK de la ruta
Otra noche fría. Ha estado nevando toda la noche, al final con el frío tienes que dormir con todo puesto y la cabeza dentro del saco. Hoy es el último día de dormir con frío al menos.
He dormido como 10 horas fácil. Llevaba un cansancio acumulado tal que caí rotísimo y aun con el frío he podido dormir a gusto. He desayunado a las 8 mientras el cielo se despejaba dejando unas vistas preciosas. Una suerte estar solo en el campamento porque la tranquilidad es absoluta.
Sin prisa, para las 9 pasadas hemos empezado a andar. Nos hemos despedido de los del campamento y con todo el subidón de estar terminando hemos arrancado. Hoy la ruta baja 1200 metros de golpe. El perder altura es una maravilla. Es como tomarse 20 Monsters de golpe. Según vas bajando te vas notando más y más despejado y hasta uno se puede arrancar a hacer una bajada al trote sin asfixiarse.
Al inicio del camino Musa me ha ido contando cómo se organizó el Gondogoro. Me dice que aunque pareciera difícil, él sabía que yo podía. Dice que para él es una responsabilidad y lo tiene que ver muy claro el cruzar con mal tiempo, porque si me pasara algo pierde su licencia, y en Pakistán dice que son muy duros con eso. Hay veces que la situación es al revés: el cliente se le ve débil y se empeña en cruzar por Gondogoro, pero el guía es quien tiene que decirle que no es posible. Él me veía bien, por lo que sabía que no habría problema. Le he preguntado por los pesos que ellos cargaban y me comenta que lo pesaron todo. Él llevaba 19 kilos, Ibrahim 16 y Walid 14. Se iba rotando la mochila con el chaval del rescue team, eso sí. La verdad que está bien organizado. En Concordia dejan absolutamente todo y cargan con lo justo y necesario, ya que en Ali Camp y en el resto de los campamentos hasta Hushe se puede obtener comida, y ellos duermen donde se apañan en el campamento, normalmente en la cocina. Viéndolo ahora, estando descansado, la verdad que es una suerte que hayamos podido cruzar. Musa me dice que de no haber cruzado la vuelta por el mismo camino es pesadísima, ya que para ajustarse al plan hay que hacer jornadas de 20 kilómetros madrugando con calor y polvo. Aquí en cambio se anda por verde, todo bajada, menos kilómetros y sin madrugar. El tío me insiste en que soy “Lucky man”.
La ruta de hoy ha sido un paseo bonito. Aunque larga y con mucho desnivel, el perder altura hace que sea fácil. Los primeros 5 kilómetros son nuevamente por glaciar. Se anda bajo el Laila Peak con el Masherbrum al frente y su lengua glaciar enorme. A la espalda dejamos el Gondogoro en lo alto. Mirar para atrás y ver de dónde venimos, es de locos pensarlo. Parece mentira. Al poco de andar Ibrahim y Walid ya desaparecen a lo lejos, y Musad vuelve a su dinámica: anda a su ritmo hasta perderlo de vista un rato y encontrarme esperando en una piedra para que le eche una foto.
Después de 5 kilómetros de glaciar nos despedimos finalmente de andar por hielo. El camino da paso a una senda cómoda, un camino normal y corriente, con flores, prados, lagunas, y a la derecha un valle con las paredes enormes y preciosas. Ha sido una bajada comodísima. En la bajada se pasa por el campamento base del Laila Peak, por donde suben a escalarlo, y finalmente se alterna una serie de badeos, uno de ellos potente. El río baja con una fuerza brutal. Nos hemos descalzado y con ayuda de Ibrahim he podido cruzarlo, pero en una que te descuidas te vas río abajo de la fuerza que lleva. Por prados con ovejas y con las vistas al valle de Hushe se termina llegando al campamento de hoy, Saicho. Un campamento en donde se empiezan a ver comodidades. Una de ellas: la ducha. Llevo sin ducharme 6 días y la ducha es pura pakistaní, pero habiéndola no podía no ducharme. El agua está congelada y echartela por encima con el cazo aguantando el grito se hace duro. Luego te quedas nuevo, eso sí.
La tarde la he echado hablando con un turista australiano muy peculiar que viaja solo con su guía pakistaní. Están en Saicho haciendo el campamento base del Masherbrum, Laila y K7. Cuarto año seguido viniendo a Pakistán, hay gente pa todo. Para cenar, Ibrahim se ha ido con una gallinita y un cuchillo, y ha vuelto con un pollo listo para meterlo a la sartén en 10 minutos. Hoy la noche por fin no es fría. A 3400 metros se está en la gloria. Mañana fin del trekking.