Dormir en cama después de 12 noches en tienda de campaña se hace hasta raro. El poder tumbarte te da sensación de hogar. He dormido como un crío. Hoy me ha servido por última vez el desayuno Ibrahim. Curiosamente, ahora que estamos en un entorno civilizado me ponen menos comida que en el trekking. Después de desayunar he recogido las cosas y hemos ido para el jeep.
En el jeep vamos el conductor, Musa, Ibrahim, Walid y yo. La salida del pueblo ha sido para no pestañear. Todo el pueblo sale a despedir a Ibrahim y Musa. Los niños juegan a las canicas y se giran para mirar el jeep y subirse. Musa e Ibrahim les dan comida que ha sobrado y a muchos veo cómo les dan también dinero. Me da la sensación de que en el pueblo la pobreza es tal que tanto Musa como Ibrahim tratan de ayudar como pueden. Mismamente una mujer se ha acercado con un niño en la espalda, ha hablado con Musa y este le ha dado la crema de cacahuetes que llevábamos y unas rupias. Es llamativo el gran porcentaje de niños. Y niños sin supervisión, de quizá uno o dos años, y los ves solos en la calle jugando con lo que sea. Hemos pasado a despedirnos del padre de Musa y, tras media hora de despedidas, por fin hemos salido del pueblo.
Hoy el tramo en jeep va desde Hushe hasta Skardu. De Hushe la carretera es de tierra y se pasa por pueblecitos en los que la escena es idéntica de uno a otro. Es el tiempo de cosecha de una especie de trigo y de los albaricoques. Toda la carretera está llena de trigo cortado que las mujeres y niños van cargando en capazos gigantes a las espaldas para llevarlos a donde correspondan. Los albaricoqueros están por todas partes y los recolectan a varazos. Ponen un plástico en el suelo y con una vara larga van haciéndolos caer. Las mujeres se dedican a recogerlo y muchos de esos albaricoques los colocan en los laterales de la carretera para que se sequen. Se llegan a ver metros y metros de albaricoques secos. En cada tramo te encuentras con niños que venden bolsas de albaricoques. Un ambiente muy rural con una economía totalmente de subsistencia. En un par de horas llegamos a un pueblo que se llama Khaplu. Aquí hemos hecho una parada para visitar una mezquita antigua y un fuerte. El fuerte está muy bien cuidado y, anexo a él, hay un hotel con unos jardines llenos de manzanos y albaricoques preciosos. El fuerte se visita íntegro y la verdad que merece la pena la visita. Se ve sobre todo turismo local.
De Khaplu a Skardu la carretera se ha hecho más monótona. Es un valle enorme de albaricoques que da paso a un valle árido que sigue el río. Hemos parado a comer (sorpresa: arroz con pollo) y, después de la comida, tres horas en donde Musa e Ibrahim han caído rotos durmiendo encima de Walid, que iba en el medio.
Hemos llegado a Skardu a las 15:00. Aquí me ha recibido Isaaq, el dueño de High Mountain, y hemos estado un buen rato hablando. Hemos compartido la experiencia del trekking y me ha dicho que tendría que haber comido más, que me ve más delgado. Entre la altura y el arroz con pollo debo haber perdido kilos seguro. Isaaq me ha acompañado a sacar dinero y me ha llevado a ver si se podía gestionar el alquiler de la moto. Justo donde se saca dinero hay un mural muy bonito, homenaje a los fallecidos en el intento invernal del K2 en 2021, con el español Sergi Mingote a la izquierda del todo.
Donde supuestamente alquilan motos, el hombre del alquiler me pretendía alquilar una moto enorme que para nada es lo que yo busco. Yo quiero una moto típica que llevan todos. Aquí o llevan la Honda de 70 o la de 125. Me ha dicho que a la noche me confirma. Me ha llevado a tomar un zumo de albaricoque muy rico y vuelta para el hotel. En el hotel he descubierto que, no sé dónde narices, me han vuelto a picar pulgas. Qué cosa más desagradable. Es que encima yo creo que soy especialmente reactivo a las picaduras de pulgas porque me salen unos ronchones de cuidao. Pues nada, ducha de agua caliente media hora. Toda la ropa en un capazo y a sacudirla en la terraza. Aun así, el suelo es de moqueta, así que como haya sido en el hotel estoy condenado.
He estado la tarde descansando y actualizando el blog ahora con internet. A la noche me ha invitado a cenar Isaaq (arroz con pollo). Hemos estado hablando que si de religión, de guerras, de la pobreza en Hushe, del número de niños que se tienen y cómo agrava la pobreza... Una bellisima persona pero me ha hecho el examen final de inglés de listening y speaking. Encima, como con las pulgas me había tomado un Ebastel que me da modorra, pues me lo he puesto en modo difícil.
A las 9 de la noche Isaaq decide llamar al de la moto y resulta que le dice que no tiene motos de 125. Me ha llevado al hotel y me ha dicho que ahora volvía con la moto. Ha aparecido a las 22:15 con una Honda 125 de marchas. El tema es que lo de las marchas, aun siendo fácil, al principio cuesta cogerle el truco a que no se te cale. Pues yo con un sueño tremendo, agobiado por los picores, que me quería dormir, e Isaaq enseñándome a coger la moto. Evidentemente ha salido regular tirando a mal y le he dicho que mañana lo veré más despejado, que ahora mismo no estoy ni para moto ni para inglés. El hombre es más bueno que nada y se reía y no se ha rendido en su empeño de verme conducir. Hasta que no me ha hecho arrancar yo solo la moto y circular calle arriba y calle abajo un par de veces no se ha quedado satisfecho, lo entiendo totalmente. A las 23:00 por fin me despido de Isaaq con la motillo guardada en el hotel.
He caído fulminado. Mañana con la mente despejada me apañaré mejor con la moto. Hoy entre el ingles, la moto, las malditas pulgas y el corticoide estoy para teletransportarme a mi casa sin preguntar el precio.