Día clave con la moto, la vuelta a Skardu.
Ha estado lloviendo muchísimo toda la noche y ha amanecido chispeando. En las noticias de Pakistán no se leen más que cosas sobre deslizamientos, turistas atrapados en Fairy Meadows e incluso en Deosai, en Skardu, que tenía pensado ir mañana. El hombre de la agencia ayer me dijo que no había problema en la carretera de Skardu, pero la realidad es que es una carretera con muchísimo riesgo de deslizamiento y ha estado toda la noche lloviendo.
Tenía intención de salir a las 7, pero al ver que llovía he estado mareando. Una pareja de chinos, a las 8, se ha bajado abajo y se ha puesto a jugar al bádminton como si fueran profesionales. Mientras los veía jugar y me tomaba un café, ha empezado a salir el sol y me he animado a empezar la marcha.
El inicio de la ruta ha ido bien, iba motivadísimo pero en cuanto he cogido la carretera de Skardu se ha complicado la cosa. De repente empiezo a adelantar a muchísimos camiones cargados de pollos vivos. Estaban todos parados en un lado de la carretera y se veía a los conductores durmiendo en mantas debajo de los camiones. Yo he seguido para adelante hasta que se ha confirmado el drama: empiezo a adelantar una fila enorme de coches y… pum. Deslizamiento de tierra.
Esto debe haber pasado ayer porque hay gente que parece que haya dormido ahí. Le pregunto a la policía y me dicen que en unas 3-4 horas terminarán de abrirlo, suerte que he pillado terminando la faena. Son las 10 de la mañana y poco más puedo hacer. He dejado la moto y me he ido a hacer uno de los deportes internacionales más populares del mundo: ver máquinas trabajando, me encanta.
Encima del propio deslizamiento hay varias personas subidas observando el trabajo de la máquina y comentando la jugada. Yo me he subido con ellos y ahí me he cascado 3 horas viendo cómo la máquina quitaba tierra. El deslizamiento estaba en dos puntos y había una máquina en cada uno. Hay que reconocer que ver la máquina quitando piedras y tierra es hipnótico. Un 4x4 le va suministrando gasolina mientras que el pakistaní, sin parar, va quitando tierra y echándola al río.
Pasadas las 3 horas, y viendo que se empezaba a abrir el camino, toda la gente que íbamos en moto ha salido con todo el ansia. Yo con ellos, no vaya a ser que me quede atrás.
Una vez hemos pasado el primer deslizamiento hemos llegado al segundo. Este estaba ya bastante abierto, pero todo era un barrizal. Viendo que las motos no le hacían ni caso a la policía y avanzaban por el barro, yo he hecho lo mismo y las he seguido aunque un policia nos pitara e hiciera gestos enérgicos para que paremos, allá donde fueres haz lo que vieres. Eso sí, me he embarrado entero, porque la moto se le iban las ruedas y he tenido que apoyar los pies en un par de momentos. Un cristo. Me tengo que dar con un canto en los dientes con haber esperado 3 horas. Aquí hay gente que ha hecho noche y por lo que leo en cuanto el deslizamiento es más grande de lo normal la carretera se puede quedar cortada varios días, con el corte de carretera hacia Islamabad me habría quedado totalmente atrapado.
Pasado el segundo deslizamiento me quedaban otras 4 horas de moto. No he querido ni parar a comer, viendo que me podía encontrar otra movida delante con las lluvias de la noche. Lo he hecho del tirón. He llegado a Skardu que no podía ni andar. 9 horas desde que salí de Gilgit. Seis en la moto y tres mirando la obra a pleno soletón. He llegado literalmente destrozado pero he llegado. Fin de la moto. Mañana y pasado como mucho son trayectos cortos, ningún gran desplazamiento donde se pueda liar parda.
Al llegar me he pasado a saludar a Isaaq. Él ha intentado hacer gala de la amabilidad pakistaní con un té e invitarme a cenar, pero le he dicho que me quería morir y me he ido al hotel. A dios gracias, el hotel está bien, me he pegado la ducha del siglo y me he ido a cenar.
Cenando me he topado con unos españoles. Inevitablemente les he saludado, y resulta que uno de ellos es Sebastián Alvaro, el director del programa Al filo de lo imposible. Me cuenta que viene a ver el proyecto humanitario que tiene en Hushe, el refugio. Un gustazo poder coincidir con un personaje tan mítico en el alpinismo español. Al despedirse me ha dado el mejor consejo que me pueden dar "lleva mucho cuiado, por favor"
Después de cenar me he ido para el hotel y aquí ha empezado a mascarse la tragedia: antes de dormir me he notado retortijones y he tenido que ir un par de veces al aseo. Apenas he comido nada en todo el día. El desayuno no puede ser, porque he hecho el viaje en moto sin problema. Para cenar ha sido una hamburguesa de pollo sin lechuga ni tomate y patatas fritas. Yo creo que llevo ya el estómago varias semanas regulero y el sol que me ha cascado hoy me ha rematao. Mañana a ver cómo me levanto.