Día 9 (11 de julio): Tiflis
Visitas de ese día:
- Dry Market o “mercado de las pulgas”. Comenzamos por ahí porque está cerca del hotel.
- Public Service Hall. El edificio con forma de setas. Me gustó. Se puede visitar por dentro.
- Torre del reloj a la entrada de Old Tblisi. Llegamos, sin pretenderlo, justo a las 11:00, cuando salía el carillón.
- Basílica de Anchiskhati
- Puente de la Paz.
- Rike Park, con sus edificios tubulares que me recordaron a los gusanos de Dune.
- Teleférico hasta la Madre Georgia. Solo admitía pagos en efectivo. La fortaleza no se podía visitar. Estaba en obras.
- Descenso en teleférico. Cruzamos el puente y dirección a Sioni Catedral.
- Sulfur Baths. Solo los vimos por fuera. Construcción muy llamativa.
- Orbeliani Baths. Edificio con una fachada guapísima. Callejear por el barrio musulmán.
- Ascendimos por el Old Tblisi (cuestas pronunciadas) para llegar a la Plaza de la Libertad, por la bonita y arbolada calle Shalva Dadiani, un oasis en el calor que abate Tblisi. La temperatura era alta, y más según avanzaba el día. Ya antes tuvimos que parar a tomar un refrigerio. Enfilamos la Rustaveli Ave, cuya sombra nos dio cuartel. Arribamos al hotel a las 15:30.
- Después de descansar, reanudamos a las 17:30. La primera parada de la tarde fue la bicicleta gigante que hay al final de la Shota Rustavelli, a la altura de la parada de metro. Ahí nos separamos. Yo continué camino del antiguo Ministerio de carreteras (Bank of Georgia en la actualidad). Tardé más de una hora en llegar. Tenía previsto varias paradas antes de llegar, pero solo paré en la Technical Library, un interesante edificio soviético. Cuando llegué al Bank of Georgia, observé que en la parte superior del del edificio pasaba una carretera que me permitiría verlo desde arriba. Busqué por los alrededores la forma de subir, sin éxito. Acabé preguntando a un georgiano. Aproximadamente media hora andando hasta llegar arriba. Se ofreció a llevarme en su coche y acepté. Con el tráfico que había tardamos casi lo mismo, pero tuvimos una charla muy amena. Después, y una vez di por terminada la visita, cogí un yandex de regreso a la Shota Rustavelli, donde mi mujer esperaba para tomar una birra antes de comprar la cena en un supermercado, que comimos en la terraza de la habitación.



