RUTA DE HOY

Un acierto este alojamiento, si señor. Ya sabíamos que la zona nos iba a gustar porque en 2022 habíamos estado en una guesthouse justo al lado, pero el precio tan económico para Islandia nos infundía dudas, además con desayuno incluido. Pues si, camas comodisimas, limpio, con un comedor que puedes utilizar durante el dia para comer o cenar, con microondas y menaje. El desayuno muy aceptable.
Y el día empieza genial en cuanto a clima, no llueve, despejado y con buen pronóstico las próximas horas, así que nos toca hacer lo que no pudimos hacer ayer.
Vuelta por el mismo sitio que llegamos, no hay más carreteras, cogemos la 54 hasta el cruce con la 56 que nos mete por el impresionante campo de lava Berserkjahraun, para volver a salir a la 54 y dirigirnos dirección oeste a la primera visita de hoy, Búðakirkja. Empezamos por lo más lejano, para ir luego desandando lo andado.


Pasamos de largo la famosa playa de las Focas, Ytri Tunga y antes de llegar a Búðakirkja, desde la carretera vemos una cascada de fácil acceso y nos paramos a verla, visita rápida ya que hay mas de 1000 cascadas en Islandia y no puedes verlas todas...
Hace un calor tremendo, las pobres cabras no saben donde resguardarse, que peligro tienen!...


Esta cascada es Bjarnarfoss, su nombre significa "Cascada del Oso". Salto de agua de 80 metros en dos niveles que cae sobre magníficas columnas de basalto. Está rodeada de acantilados muy altos, praderas verdes y formaciones rocosas singulares. Es un rincón tranquilo alejado de los puntos más turísticos.

Hay muchas leyendas locales relacionadas con esta cascada. Una de ellas cuenta que la Dama de la Montaña, Fjallkonan, se encuentra en la base de la cascada y el agua cae sobre sus hombros.
La Dama de la Montaña es un símbolo nacional de Islandia. De hecho, es la personificación femenina del propio país.
Solo nos acercamos a la parte inferior de la cascada por falta de tiempo, pero hay un sendero que lleva hasta la parte más alta.


A unos 3 kms al sur, se encuentra Budakirkja, iglesia luterana del siglo XVIII, siendo una de las tres iglesias negras que quedan en Islandia. Está considerada Monumento Nacional y casi puedo afirmar que es una visita imprescindible si vienes a Snaefellsnes, no puedes irte sin tener una foto aquí



No pudimos ver el interior por estar cerrada ni este año ni el anterior pero lo que más llama la atención y la hace tan fotogénica es su fachada de color negro que contrasta con los paisajes de Snaefellsnes.

Eso sí, tranquilidad aquí, poca... nos vamos huyendo de una autocar de turistas deseosos de miles de fotos, y es que el día da para ello.
Volvemos sobre nuestros pasos para ir a Ytri Tunga, una de las pocas playas de arena dorada en lugar de negra en Islandia. Según dicen, esta playa junto con la laguna glaciar de Jokulsarlon y la península de Vatnsnes, es el lugar más fiable de esta isla para ver focas. Nosotros la vimos en 2022 en varios sitios pero aquí es posiblemente desde donde más lejos las hemos visto, también es cierto que porque no nos complicamos mucho en ir saltando de piedra en piedra para acercarnos lo más posible a la orilla del mar, donde descansan en la arena y en las rocas que tienen próximas.
Hay aparcamiento, carteles informativos sobre las focas y un sendero que lleva a la zona de observación. También informan de la importancia de no molestarlas y estar en respetuoso silencio, algo que nos alegra decir que cumple en la mayoría de los turistas.



Continuamos por la crta. 54 a un sitio que es nuevo para nosotros Acantilados Gerðuberg una pared de columnas de basalto hexagonales, de forma perfecta, en medio de una llanura que se ve perfectamente desde la carretera. Para llegar a ellas hay que tomar un camino durante aproximadamente un kilómetro. Es de grava, pero fácilmente accesible.
El acantilado donde se encuentran las columnas de Gerðuberg tiene más de un kilómetro de longitud, con columnas de entre siete y catorce metros de altura y hasta un metro y medio de ancho.
Lo que más llama la atención de Gerðuberg es la simetría geométrica de las columnas. Estas características son poco comunes en Islandia y el resto del mundo. Esto fue debido a que durante una erupción hace miles de años, ríos de lava se desbordaron de los acantilados, con caudales muy uniformes. El mar los enfrió rápidamente, dándoles esta forma única e inusual.
Nosotros en un primer momento las pasamos de largo ya que vemos que el camino continúa, se llega a la antigua granja de Réttarskarð donde hay una iglesia con sus fachadas de hojalata. En este punto, el camino se empina (conviene tener un 4×4) y pasa junto al monte Ytri-Rauðamelskúla un cráter de 222 metros, una brillante colina de color negro y rojo hecha de escoria, piedra pómez y arena.
Allí dejamos "al feito" aparcado y decidimos intentar llegar a la cima ya que vemos que hay un sendero bien marcado, pero se ha levantado un viento típico islandés y sin ser complicada, dificulta bastante la ascensión.




Ya en la cima las vistas son impresionantes.

La bajada es algo más complicada ya que el terreno es de grava y arena muy disgregada en algunos puntos y hay que tener cuidado porque resbala bastante.
Prueba superada retrocedemos para, ahora si, ver las columnas de basalto de los Acantilados Gerðuberg.





Y con estas impresionantes columnas basálticas, ahora si que damos ya por finalizado nuestro viaje por la Península de Snaefellsnes

Salimos de esta península por la crta 54 dirección sur hasta Borgames. Ahí nos incorporamos a la Ring Road hasta encontrarnos con el inicio de la crta 50 y antes de cruzar el río Hvita nos incorporamos a la 522 y enseguida a la 523 para llegar a nuestro alojamiento del dia de hoy en Reykholt.
Hotel A, alojamiento y desayuno 160 € reservado en Booking.
Este ha sido el alojamiento más flojo que hemos reservado este viaje y el único que no repetiría ni recomendaría.
La ubicación es buena y tiene unas bonitas vistas al río desde el comedor donde se desayuna, pero esta muy anticuado y pide a gritos una reforma. Nuestra habitación, la nº 1 es lo más básica que se pueda uno imaginar, con muebles de muy mala calidad y la pintura de las paredes la dan aspecto de sucia, igual que muy oscura. El baño en consonancia con lo demás y muy pequeño. A veces no entiendo los comentarios de booking, porque son muy buenos...
Llegamos al hotel bastante pronto para lo que nosotros acostumbramos y nuestra intención era descansar ya que mañana tenemos una ruta curiosa y queremos salir pronto, pero en vista que la habitación no invita a quedarse nos vamos a ver unas cascadas que están próximas y así las adelantamos para mañana.
En el hotel nos advierten de la presencia de un mosquito que ya habiamos oido hablar de el, asi que nos protegemos como pudimos (menos mal que hacía bastante viento) y salimos a ver mundo...

Hay dos saltos de agua muy próximos al hotel, Hraunfossar y Barnafoss, ambas comparten parking ya que están al lado.
Hraunfossars "Cascada de lava", es una de las cascadas más curiosas y bonitas de Islandia por cómo sale el agua hasta la superficie ya que viene filtrada a través de los campos de lava de la zona, el agua brota directamente de las profundidades de la tierra y cae a través de una pendiente no demasiado grande en una sucesión de pequeñas cascadas, extendiéndose a lo largo de casi un kilómetro en la orilla derecha del río Hvitá.
Barnafoss, “la cascada de los niños”, está 200 metros más arriba. Se llama así, según un cartel informativo que hay en el punto por una leyenda, como todo en Islandia y es que en sus furiosas aguas murieron dos niños en Nochebuena hace varios siglos mientras los padres estaban en la Iglesia. Los niños quisieron reunirse con sus padres en la iglesia y queriendo atajar, intentaron atravesar el arco de lava, con el resultado de que cayeron al río. La madre decidió destruir el arco que unía las rocas de Barnafoss para que la tragedia no volviera a repetirse.
En realidad, más que una cascada, Barnafoss se podría decir que es una sucesión de rápidos del Hvitá.
Hacemos alguna foto pero nos pilla justo el sol de frente y no apreciamos bien la belleza de este sitio, así que mañana volveremos a disfrutarlas como se merece.