Aún teníamos unas horas antes de que saliese el ferry a Mathiveri y no queríamos perder ni un minuto. Después del desayuno, que sobre las 7am, salimos a hacer snorkel por última vez en la isla. Fuimos andando desde el hotel hasta la bikini beach, dejamos las cosas en las hamacas y al agua que fuimos.
Hemos visto mucho, el Napoleón hembra, la tortuga, langostas, morenas, meros, jureles, ballestas, payaso, etc.


De repente, aún cuando estábamos en el agua se vino una tormenta fuerte; por lo que salimos rápido y nos fuimos al hotel. Aprovechamos para darnos una ducha, recoger las cosas y ya cuando salíamos el sol estaba fuera otra vez. Fuimos a comprar algo al súper para el ferry, ya que salía a la hora de comer más o menos (a las 13h).
Llegada la hora Hassan nos llevó al puerto con el motocarro, una media hora antes de la salida es suficiente. Nos despedimos de él y le dimos una propina porque en pocos meses se casaba y nos hizo especial ilusión.
** Aprovecho para deciros que en Maldivas, a diferencia de otros países como México, no esperan propina. Podéis darla o no, pero no la esperan.
La primera parada después de Rasdhoo es Ukulhas a las 14h, luego Bodufolhudhoo y la tercera Mathiveri sobre las 15.20h. Todas las rutas estas valen lo mismo, 22 Rufiyaas por persona.

Nos acomodamos en el hotel que está detrás justo del puerto. Alí nos esperó allí para acompañarnos y llevar las mochilas.
El hotel es muy chulo. Nos reciben con zumos naturales de mango y unas toallitas refrescantes que se agradecen. Luego subimos a la habitación y pedazo de vistas...estoy alucinada, me encanta. No hay duda de que es la mejor habitación que podíamos haber elegido en Mathiveri.

El hotel se llama Riveli Retreat Mathiveri y si lo vais a reservar hacedlo con tiempo, porque solo tiene dos habitaciones con vistas y creo que la mejor de las dos es la familiar.

El palmeral que tiene en frente es alucinante y su playa es genial. No es bikini beach, pero no pasa nada. Os podéis bañar o hacer fotos en sus maravillosas palmeras.

Nos dimos una ducha, dejamos bien las cosas y nos fuimos a dar un paseo y conocer la isla; pero a los cinco minutos de salir empezó a diluviar, tanto que tuvimos que pasar más de una hora refugiados en una especie de hotel abandonado e ir a cenar lloviendo y empapándonos porque aquello parecía no tener fin.
En esta ocasión fuimos a cenar a un restaurante local llamado Café Palato que no recomiendo nada. No nos gustó en absoluto; y, aunque fue muy barato, ninguno de los platos estaba bueno... El único que recomiendo lo mencionaré en las siguientes etapas, porque es donde cenamos cada noche.
El día terminó y fuimos a dormir a nuestra habitación que era maravillosa y las vistas más.
