![]() ![]() Un poquito de Kenia: Lagos Naivasha y Nakuru, Samburu y Masai Mara ✏️ Blogs de Kenia
Visita a Kenia en el mes de Agosto de 2019. Con una visión rápida de los lagos Naivasha y Nakuru, Samburu y por supuesto, Masai Mara.Autor: Alejandria Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (17 Votos) Índice del Diario: Un poquito de Kenia: Lagos Naivasha y Nakuru, Samburu y Masai Mara
01: Porqué quiero ir a Kenia.
02: VIAJE HASTA LLEGAR A LAGO NAIVASHA
03: PARQUE NACIONAL DE LAGO NAIVASHA
04: CRESCENT ISLAND. Santuario de Aves y Herbivoros.
05: HELL’S GATE NATIONAL PARK
06: EL PARQUE NACIONAL DEL LAGO NAKURU
07: DE CAMINO A LA RESERVA NACIONAL DE SAMBURU
08: RESERVA NACIONAL DE SAMBURU Y BUFFALO SPRING
09: SEGUIMOS EN TIERRAS DE SAMBURU.
10: POBLADO SAMBURU. ULTIMA TARDE EN LA RESERVA.
11: NOS VAMOS A MASAI MARA
12: ENKEWA CAMP EN MASAI MARA
13: APASIONANTES HISTORIAS DE LEONES Y GUEPARDOS EN MASAI MARA
14: ENKEWA Y SU RELACION CON EL PUEBLO MASAI
15: ENCUENTROS CON EL LEOPARDO EN MASAI MARA
16: MASAI MARA: MAMA GUEPARDO ROSETTA Y SU PROLE. LEONES SAND RIVER
17: CAMINO HACIA EL RIO MARA. MAS DE GUEPARDOS
18: TARDECITA DE SAFARI EN MASAI MARA
19: ULTIMO SAFARI EN MASAI MARA. IDILIO ENTRE LEONES. EL RINO SE DEJA VER
20: VOLVEMOS A CASA. ALGUNAS REFLEXIONES Y SENSACIONES
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Etapas 13 a 15, total 20
El amanecer nos sorprendió arrebujados en la manta masai con la bolsa de agua caliente. No olvidemos que estamos en el invierno de Kenia y que Masai Mara se encuentra por encima de los 1.500 m. de altitud. Es nuestro primer amanecer en el Mara. ![]() La noche pasada ha sido inquietante. Dos hienas a dúo, aullando por turnos. No era su risa. Era un uuuuhhúú, uuuuuhhúúú que te ponía los pelos de punta. Nos dicen que los chicos habían matado un cabrito y que habían acudido al olor. Pero no tuvieron suerte y se quedaron sin banquete. Vamos hacia una zona boscosa en la ladera de una colina, no muy lejana del campamento. En ella se refugian algunos rinocerontes negros porque es uno de sus hábitats favoritos. Con mucha arboleda y arbustos para ocultarse. Salen fuera de los arbustos por la noche y al amanecer pero en cuanto ven luz tienden a esconderse en la espesura. Son animales huidizos y solitarios. Alcanzamos a ver su enorme trasero adentrándose en los primeros árboles de la colina. Mecachis… , que poquito nos ha faltado. La diosa fortuna tenía que estar aún dormida y no nos ha favorecido en esta ocasión. La mañana ha comenzado con traseros grandes. Otro trasero enorme que vemos corresponde a un hipopótamo que regresa rápidamente a su charca. Tras la fallida intentona de ver un rinoceronte negro, nos trasladamos en busca de nuevas aventuras. Y no tardamos en encontrarlas. Un magnífico ejemplar de león macho adulto, con su melena dorada ondeando al viento, camina entre la abundante hierba y algunos arbustos. Se acerca a un compañero que se encuentra totalmente dormido y apenas si se distingue, casi camuflado entre la alta hierba. ![]() ![]() Se sienta cerca de él sin despertarlo. Estuvo todo el rato mirando a su alrededor. Por momentos sentía que nos estaba mirando a nosotros, que me estaba mirando a mí. La nobleza de sus ojos dorados no hacen imaginar de todo lo que son capaces de hacer estos felinos. ![]() ![]() Estábamos enfrente de ellos, a dos metros escasos. Estos dos leones machos es un ejemplo de coalición de machos para intentar sobrevivir en el Mara. Pertenecían a la manada de Sopa Valley en aquellos días. El que nos mira con ojos nobles es Osahabu y el que permanece dormido es Earless. Una coalición bastante rara teniendo en cuenta que no son hermanos y que Earless, en su día, mató al cachorro de Osahabu. ![]() Earless tenía, no hace mucho, otra coalición con otro león llamado Boxernose. Los dos leones fundaron su propia familia con una coalición de cuatro hembras. Tuvieron once cachorros. Una familia de 17 miembros. Earless tiene este nombre porque nació con una oreja doblada y alguien le puso ese nombre. Y tiene un gran historial en su familia y en sus genes. La manada de los Pantanos, Marsh Pride, se hizo famosa por su aparición en documentales de la BBC, los Big Cat. Notch era una de las estrellas de Big Cat Week y Big Cat Live y fue el rey de Marsh Pride de 2004 a 2007. Notch fue desterrado de Marsh Pride y se refugió en Mara North en compañía de sus cinco hijos y algunos de ellos entonces tenían dos años. Pero en un año crecieron y formaron la coalición más fuerte que se recuerda. Cinco adultos machos, más el papá, en la plenitud de sus facultades que tuvieron atemorizadas al resto de manadas de Masai Mara. Se especializaron en la caza de búfalos, alcanzando con ello gran éxito, pero tampoco se le resistían los hipopótamos, elefantes jóvenes y jirafas. Con sus hijos intervino en un episodio de Big Cat Live en 2008 Esta coalición abrió una nueva página en la historia local de los leones. La coalición más fuerte y poderosa jamás conocida. Durante su reinado fueron muchos los cachorros que engendraron, dejando una gran estela de su herencia genética. Earless, el león que permaneció dormido y que no nos dejó ver su oreja doblada, es heredero directo del legendario Notch. Nació en 2011. Notch murió a los 14 años, tras haber gobernado durante 10. Le siguieron dos hijos. Los otros tres hijos siguieron gobernando durante otro año y medio y luego fueron desapareciendo. El día no ha hecho más que comenzar. Vamos en busca del algo que no terminaba de enterarme pues estaba ensimismada con el paisaje, con las bonitas euphorbias que se alzan en las praderas de Masai Mara. Con las distintas agrupaciones de arbustos y arboleda, casi siempre, en medio de algún oasis o al margen de algún riachuelo. ![]() ![]() Y tiene que tener cierta importancia porque no nos paramos ni siquiera para ver una pequeña reunión de hienas, con algunos buitres esperando. Habíamos visto hienas, pero en solitario. Una mamá guepardo había cazado una gacela para sus tres cachorros. Y andaban afanados desayunando hasta que llegó la hiena que pretendía quitarles la presa. Cuando nosotros llegamos, alcanzamos a ver como la hiena se estaba retirando, con todo el hocico ensangrentado. Es decir, que les había quitado la presa y estaba dando buena cuenta de ella. Hasta que llegó el coche de los compañeros y enseguida nosotros. Entonces comenzó a retirarse de la presa, pero no huyó. Se quedó en las cercanías a la espera de que nos retiráramos y volver a la carga. ![]() ![]() Porqué dejó la presa de los guepardos cuando llegamos nosotros? Porque no tenía su conciencia tranquila, sabía perfectamente que estaba robando una presa ajena. Claro está que esos no serían los pensamientos de la hiena. Pero un jeep en movimiento puede llegar a ser muy persuasivo. Las crías guepardo ya están algo crecidas. Ya pasaron su edad del destete que suele ser entre los tres y seis meses. Pero aún les queda restos de la cresta de pelo en el lomo con la cual nacen y van perdiendo al crecer. Son Raisi y su segunda camada de la que han sobrevivido tres de cinco cachorros. Nacieron en el mes de diciembre último, así que pronto cumplirán los ocho meses. Raisi es una mamá soltera, una super mamá guepardo pese a su corta edad, cuatro años y medio. Con dos años y medio ya tuvo su primera camada. Y todo lo ha hecho sola, sin ayuda de ningún macho. Como suele ser lo normal en esta especie. Ella solita ha sabido resguardarlos de los muchos depredadores que los acechan. Sus crías son el plato favorito de hienas, leones, leopardos y hasta babuinos. El porcentaje de mortalidad infantil en esta especie es de los más altos. Cazar exitosamente para tenerlos alimentados y procurar que sus presas no se las roben los primeros que pasen. Y ahora tiene que comenzar a enseñarles las habilidades y artes de la caza. Estaba claro para dónde se tenía que inclinar la balanza. Las crías se acercaron tímidamente hacia la gacela, que ya le faltaba un cuarto trasero completo, y comenzaron a comer. La madre se queda vigilando. ![]() ![]() Nos quedamos largo rato contemplando la escena. Estamos solamente el coche de los compañeros y el nuestro. Solo se escuchan los sonidos de la sabana y los de la comida de los protagonistas. Nadie se empeña en conseguir un mejor ángulo de visión. ![]() Cuando ya llevan un rato comiendo, se acerca la madre, como a dar un bocado. Levantando la cabeza y mirando en dirección a la hiena. Una de las crías se hace con la labor de vigilancia para que la madre pueda comer con más tranquilidad. ![]() ![]() Posteriormente la hiena se cansó de esperar y se marchó. Los cuatro pudieron seguir comiendo. ![]() La gacela tiene aún los ojos abiertos. Su mirada es normal, sin mostrar sufrimiento o sorpresa. Si alguna vez, no hace tanto, me hubieran dicho que iba a estar largo rato contemplando como comen un guepardo y sus crías, que iba a ver como desgarraban la carne ensangrentada de su presa y que no me iba a perder detalle...…. No lo hubiera creído. Aquí la vida cobra otra dimensión. La vida salvaje te envuelve. La vida y la muerte conviven continuamente. Y te vas convenciendo que eso es lo normal. ![]() Y por cierto. Estos felinos son de lo más limpio comiendo. Nada de hocicos ensangrentados. En cuanto se manchan se van limpiando con la lengua. Nos retiramos contentos por las escenas que hemos vivido y porque, quizá, hemos contribuido a que por lo menos en esta ocasión la hiena no los haya dejado sin comida. A los pocos minutos nos encontramos a una gran jirafa. En su postura cómica al agacharse a beber agua. En esa postura son totalmente vulnerables, pero no hay peligros a la vista. El animal más alto de la tierra y del que casi todo el mundo se enamora. Este ejemplar tiene unos grandes cuernos y sus manchas tienen una coloración especial, son como más oscuras. Y ciertamente estas manchas están más oscuras porque se trata de un macho ya mayor. Conforme se hacen mayores las manchas del cuerpo oscurecen y las de la cara van perdiendo coloración. Sus cuernos son más grandes. Su mirada refleja la nobleza y sabiduría que da la edad, pero también la nostalgia por el tiempo pasado. No me puedo olvidar de aquella imagen. ![]() ![]() Y en pocos minutos más estamos frente a una pareja de leonas adultas. Guapísimas. En su postura favorita, una tumbada y otra en posición de esfinge. Descansando en lo alto de uno de estos afloramientos rocosos, los kopje. Clásica estampa de leones. Con el abrevadero cerca. ![]() Una de ellas, al menos, nos entretiene con su ritual de embellecimiento alternado con síntomas de duerme – vela. Hasta que se levanta, despierta a la amiga o hermana y se vuelven ambas a contemplar la infinita sabana, dándonos la espalda…. Pesados mirones …. ![]() ![]() ![]() De estas leonas no tengo historia. Pero me la puedo inventar. De seguro que tienen ya a su prole casi criada. La misma andará aprendiendo nuevas posturas de descanso y estiramientos en algún lugar soleado y fresco, no demasiado lejos. Ambas tienen unas horas de asueto y soledad hasta que tengan que volver a cazar cuando el resto de la manada vuelva. O el macho dominante venga con alguna exigencia….. Sobre las ocho de la mañana llegamos a orillas del Sand River. Cuando se madruga cunden las tareas. El Sand River, río de arena, tiene muy bien puesto su nombre. En un cauce en el que circula poca agua y abundan los bancos de arena. También tiene otro nombre más complicado, Longaianiet. Es uno de los afluentes del río Mara con un curso de agua estacional y por esta zona hace a veces de frontera con Tanzania. Este río lo vimos en varias ocasiones y siempre me gustaba la belleza de sus paisajes. Es un decorado perfecto para tomarse un reparador desayuno. No todos los días puede uno contar que desayunó a orillas del Sand River. Nuestros rastreadores y conductor preparan, con la rapidez que da la experiencia, las mesas y sillas, de madera, y enseguida tenemos a disposición un estupendo desayuno. No faltan los zumos, fruta cortada y envasada, huevos cocidos, tortitas, algún dulce, café….. ![]() Mientras lo preparan me voy a explorar algo la orilla. No se puede ir muy lejos. Pero es muy buena la sensación de desentumecer las piernas con este decorado. Las escarpas del río tienen claras señales de paso de animales. Algunos cientos de ñus, cebras y gacelas habrán pasado en algún momento por aquí. Ahora están más adentrados en el Mara. ![]() ![]() La temperatura ya ha subido y comienza a sobrarnos ropa. La bolsa de agua caliente ya no es necesaria pero la usamos para lavarnos las manos. Hay un aviso atrasado de Jhonson que no se había oído por estar fuera del coche. Aviso de un leopardo con su presa en lo alto de un árbol. A todo correr hacia el punto indicado. Pero el retraso nos pasa factura. Aquello ya está petado de coches y del leopardo no se ve casi nada. Está escondido en la espesura del árbol y es bastante lejano. Así que nos retiramos y retomamos la idea inicial de acabar la mañana en el mercado del martes. Un mercado hecho por masais para gente masai. Un mercado doble, de ganado uno y de diversos géneros el otro. En el mismo poblado. En la siguiente etapa cuento lo de este mercado. De camino nos encontramos medio dormido, medio agazapado, un león joven. Su melena corta y dorada denota su juventud. Los machos más adultos señorean una melena más abundante y que, con la edad, se va volviendo más oscura. ![]() El pobre tiene un futuro incierto. Se ha criado querido por su familia. Ha llegado a su juventud y se encuentra que es expulsado de su refugio natal por los machos dominantes de su misma familia. Los machos quieren seguir siendo los dominantes y temen que el joven llegue a ser una competencia para su reino y su corte de hembras. Su propia aventura acaba de comenzar. Obligado a vagar sin rumbo fijo, a cazar por sí mismo Tiene que enfrentarse a la vida y formar su propia manada. Tendrá que desafiar a otro león macho de otra manada diferente para ocupar el puesto de macho dominante. Es la única forma de que las hembras lo acepten y quieran tener descendencia con él. Creará su propia familia. Si no encuentra pronto otro macho joven con el que hacer coalición, lo va a tener muy duro. No se sobrevive solo por estos lares. ![]() En el camino hacia el poblado donde se celebra el mercado semanal pasamos por zonas menos conocidas, que no habíamos transitado con anterioridad. Entre colinas se forma un valle en el que se concentran gran cantidad de animales, parece un jardín del Edén. Jirafas, ñus, cebras, gacelas, facóceros, antílopes, elefantes…. Es el valle de Olooloimutia. Un disfrute para nuestra vista. ![]() ![]() Realizamos la visita al mercado) y volvimos al campamento para la comida. Entre los matorrales y abundante vegetación vive feliz una familia de elefantes. La matriarca, algunas hembras y alguna que otra cría a la que no pierden de vista el resto del grupo. ![]() ![]() ![]() Los elefantes son los animales terrestres más grandes del planeta. Son gregarios y viven en comunidad. Una especie de matriarcado porque una única hembra adulta es la que conduce el grupo. La matriarca es la que mejor sabe encontrar agua y comida, defender a las crías. Los machos son secundarios en esta comunidad. Están en la manada hasta que llegan a la edad adulta en la que se separan del grupo para vivir en solitario o hacer algún grupo de machos solteros. Se aparean con las hembras pero enseguida se retiran y no tienen nada que ver con la educación y mantenimiento de las crías. De estos sí que vimos pocos. En varias ocasiones cruzamos un riachuelo (uno de tantos), que discurre entre rocas y genera vegetación en sus bordes. Entre estas rocas y tomando el sol se nos quedaba mirando un extraño lagarto vestido de azul y rojo, al igual que el traje de Spiderman. Es el lagarto Agama. ![]() ![]() Etapas 13 a 15, total 20
Una de las actividades que te ofrecen en el campamento es acudir al mercado de los martes. Un mercado que tiene lugar en el pueblo Ololaimutiek, muy cercano a una de las puertas de entrada a la Reserva de Masai Mara, que tiene un nombre parecido, Oloolaimutia Gate. Y que, como su nombre indica, se celebra los martes. La visita a los mercados donde la población compra para ellos dan una visión mucho más verídica de la vida local. En este poblado se celebran en realidad como dos tipos de mercado. Uno es el mercado de ganado y otro es un mercado variopinto de multitud de elementos diversos. Más que un pueblo podría decirse que es una gran calle. Calle amplia en tierra que tiene socavones con agua y barro, en otras ocasiones será polvorienta. ![]() A los lados se alzan edificios bajos de bloques y tejados de uralita de diversas formas y usos. Generalmente tiendas. Abundando las relacionadas con la electrónica. Hasta vi una que ponía “Hotel” y no me imaginaba que hasta a aquel poblado llegaran los turistas. Pero es que estos “hoteles” no son lo que normalmente se espera de ellos. Hacen las veces de bar y las habitaciones se usan por cortos espacios de tiempo, no necesariamente para descansar. ![]() Nos dirigimos al mercado de ganado que es el que primero cierra. El ganado, cabras y ovejas, se encuentra encerrado en un espacio acotado con vallas de palos y tablones. Allí solo entran los hombres, no hay mujeres, no hay turistas. En otro cercado, y fuera de él también, se podían ver vacas. Estaba poco concurrido Pero nosotros/nosotras entramos en el que está atestado, el de las ovejas y cabras. Por un hueco entre las tablas. Y nos vamos desplazando sin ningún problema. Deben estar acostumbrados a las visitas de los huéspedes del Enkewa. Y Lesaloi está pendiente de todo, te abre camino, aparta a la gente… Este chico es un primor…. ![]() ![]() ![]() El ganado es muy importante para el pueblo masai. Es su principal fuente de ingresos y también es su mayor riqueza. El ganado es como una cartilla de ahorros para ellos. Que cobran su sueldo, pues compran algún cabrito. Que tienen que enviar al niño al colegio y equiparlo, pues que venden un cabrito u oveja. Para eso es este mercado que se celebra una vez a la semana. ![]() En las afueras del mercado de ganado y bajo la sombra de algún árbol, se colocan algunos vendedores de varas de madera. Las fabrican ellos mismos de las ramas de un arbusto fuerte que suele haber por la región. Casi todos los masais que ves suelen llevar consigo una vara de estas. No es solo para los pastores. ![]() Yo me hubiera traído una de ellas. Como bastón de senderismo hubiera dado muy buen resultado. Pero por su longitud no era posible introducirla en la maleta También es semanal el mercado de “todo”, montado en las cercanías. Allí se vende y se compra; zapatos, productos de alimentación, artículos del hogar, telas, vestidos…. ![]() ![]() Compramos las mantas masai por 700 chelines. En las tiendas del paso del Ecuador nos pedían 50$. Y sin tener que regatear. No me gusta nada regatear. Jose nos ayuda entre tanto barullo. Son las mismas mantas que los masai compran para sí mismos, de tejido de algodón y diferentes colores. ![]() ![]() Esta prenda que nosotros llamamos manta masai ellos le llaman shuka. Cuyo significado es “envoltorio del cuerpo”. Es evidente, ¿no? Son de cuadros de colores, mayoritariamente de tonos rojos que se puede usar de varias maneras, dependiendo del estilo propio de cada uno. A mi esos cuadros me recuerdan un poco a los cuadros de los tartanes escoceses. Pero no parece que aquí los colores y cuadros vayan por ramas familiares. Predominan los tonos rojos pero las nuevas generaciones masais van introduciendo variaciones de tonalidades y cuadros por razones estéticas. Los empleados masai de Enkewa van todos vestidos de igual manera. Una especie de “vestido” de cuadros rojos que deja sus brazos al descubierto. Se cubren con shuka con estilo propio. Y se adornan con pulseras y collares de cuentas, al gusto de cada uno. Lo cierto es que estos colores brillantes de ropas y adornos en contraste con su piel de color café resultan tremendamente fotogénicos. Son buenos representantes del prototipo de “hombre masai”. Altos, esbeltos y dotados del buen sentido del humor. En la cercanía de donde están aparcados nuestros coches se colocan varias mujeres con sus alfombrillas repletas de abalorios de cuentas que, presumiblemente, fabrican ellas y también objetos de artesanías de madera y demás baratijas de recuerdo. Ya conocen que los martes suelen llegar turistas y se instalan por allí a probar suerte. A los mercados nos han acompañado Jose y Lesaloi. A Jose lo conocen casi todos. No paraba de saludar. Se nota el cariño y respeto que por allí le tienen. Alguna de aquella gente son familiares de masai que trabajan en Enkewa. Al mercado semanal acude mucha gente de los poblados cercanos. Lo de cercanos es quizá ser optimista porque para llegar al mismo algunos han tenido que recorrer bastantes kilómetros a pie. Los más afortunados cuentan ya con alguna moto que ya se ve bastante por allí. Había como un aparcamiento con gran número de ellas. Algo más apartado de los mercados se ve una edificación con carácter menos precario que las casas del pueblo. Nos dicen que es el dispensario médico que está patrocinado por Enkewa, por José Serrano. Entonces yo no lo sabía. También vienen patrocinando desde hace años un colegio para los niños de la zona. A través de una ONG fundada por Jose que se llama Amigos de Ositeti. Ya llevan un buen camino recorrido. Con esfuerzo e ilusión han conseguido, las aulas, un pozo…. Actualmente pretenden seguir a más. Otorgando becas a algunos niños que tengan capacidad de continuar sus estudios. Y patrocinan y ayudan algunos casos críticos que les van surgiendo. amigosdeositeti.com/ Al marcharnos del mercado, y ya dentro de los coches, vimos un grupo de masais con aspecto totalmente distinto al resto, tanto en vestimenta como en apariencia. Nos dijeron que era un grupo de guerreros, “moran”. No se les podía hacer fotos. Los jóvenes de unos 16 años se someten a la ceremonia de circuncisión que da paso a la edad adulta. Después se inicia una etapa en la que son guerreros moran, sobre un año o dos. Estos guerreros moran abandonan temporalmente su casa y su familia para vivir en el campo en compañía de otros guerreros. Es como una etapa de entrenamiento para adquirir ciertas habilidades y responsabilidades que les servirán en el futuro para cuidar de una familia y los rebaños. En esta etapa los jóvenes deben aprender a valerse por sí mismos, las técnicas de supervivencia, de lucha, de defensa propia, de caza, el manejo de armas. … Durante este tiempo su apariencia también suele ser distinta. Pero siempre dentro de la más alta estética y colorido. Se dejan el pelo largo y se añaden rastas tintadas de color cobre o rojizo. Y se echan encima pendientes, collares, brazaletes, pulseras…. Sus ropas son telas anudadas de vivos coloras, la shuka que se anudan al cuello, la lanza, el machete y el rungu. En otras ocasiones las vestimentas pueden ser de cuero rojo. A veces se pintan la piel con arcilla roja. Y tal era el caso de estos guerreros moran que vimos en el poblado. Pasada esta etapa los jóvenes vuelven a casa y se les hace una ceremonia. Conforme van teniendo más edad van pasando a integrar los siguientes estratos, desplazando a los del grupo de edad siguiente a otro estatus mayor. Así van adquiriendo más prerrogativas y se van teniendo en cuenta sus opiniones. La gran mayoría de empleados de Enkewa son de etnia masai. Hospedarse en Enkewa es entrar en contacto directo con los masais. Ellos te guían en los safaris, te sirven en el comedor, te acompañan a tu tienda alumbrándote en la noche, te despiertan por la mañana con su Hello, Hello, vigilan por la noche para que no se acerque fauna no deseada, rellenan tu ducha de campaña con agua caliente en su punto que previamente han preparado. … Convives con ellos constantemente. De la forma más natural y cercana. Puedes aprender cosas de su tribu con solo preguntarles. Estos masais antes de trabajar en Enkewa eran pastores. El ganado y pastoreo era su medio de vida y para muchos aún lo sigue siendo. Como la gran mayoría de los miles de masais que se reparten entre Kenia meridional y Tanzania. Ellos han puesto todo su entendimiento y ganas y ahí los tenemos, ofreciendo el mejor de los servicios. Han encontrado un punto de equilibrio entre permanecer apegados a sus tradiciones y sumarse al progreso en busca de una vida mejor. Entre ellos hablan maa. Jose entiende el maa, pero se comunican en swajili que ha aprendido en sus años de convivencia. Casi todos son capaces de expresarse también en inglés y chapurrear alguna palabra en español. Están en ello. Quién no ha tenido en su mente la imagen mítica de un guerrero masai alto y delgado envuelto en un manto de cuadros rojos?. Yo al menos sí. Imagen romántica propiciada por las leyendas y alguna película. Sentimos cierta curiosidad y nos encanta conocer algo más de esta fabulosa tribu. Por eso es una actividad demandada en los safaris de Kenia, el conocer a una tribu masai. Normalmente visitando una aldea. Y, casi siempre, por una contraprestación económica. Tal y como sucedió en Samburu. Pero estas visitas han ido tomando ciertos indicios de teatralización. En Enkewa puedes optar también por visitar una aldea masai. La aldea de alguno de sus empleados que te acompaña para mostrártela, junto con su casa, y explicar algunas de sus costumbres y formas de vida. Y nada más. Puede que sea una experiencia menos divertida, quizá y según para quién, pero es más auténtica. A la tarde siguiente nosotros visitamos la aldea de Kilesi, el cual nos acompañó con Jhonson al volante. Salimos con el coche en dirección distinta a la que normalmente tomamos cuando vamos de safari. Atravesamos el campamento en la parte donde se hospedan los que trabajan en el mismo y las distintas dependencias de mantenimiento. Comprobamos el buen trato que reciben los que trabajan en esta empresa. Teníamos que atravesar el Sand River. La escarpa y la arena del río lo hacían como una empresa imposible. Pero allí estaba Jhonson, que fue capaz de controlar la situación y demostrar lo buen conductor que es. ![]() El camino fue bastante largo. Pienso en la cantidad de kilómetros que tiene que recorrer esta gente caminando cuando quieran desplazarse. Como al mercado de los martes. El recorrido va atravesando zonas de exuberante naturaleza, con una gran cantidad y variedad de árboles y arbustos. Con animales moviéndose por ellas aunque estén fuera de la reserva. ![]() ![]() Vamos atravesando la comunidad de Olderkesi donde hay varios poblados que nos encontramos al paso. Es parte de las llamadas áreas de dispersión. Los habitantes de estos y de la aldea que vamos a visitar han tenido, y tienen, una estrecha relación con la fauna salvaje de Masai Mara. También en esta zona estaba el anterior asentamiento de Enkewa Mara Camp. Kilesi en el campamento lo vemos en el comedor y también se encarga de la venta de objetos de artesanía masai en el mismo. Es como un nexo de unión entre los que elaboran las figuritas y abalorios de cuentas y los huéspedes. Este poblado no tiene las cabañas redondas como muchos otros. Son de forma rectangular pero de similares características. Fabricadas con entramado de ramas, barro y estiércol de vaca que suelen construir las mujeres. Al lado de las chozas se encuentra el cobertizo vallado con ramas espinosas entrelazadas en el que se guarda el ganado. Por la zona de Botswana le llaman boma, y creo que por aquí también. ![]() Kilesi tiene dos esposas y sus casas se encuentran muy juntas y al lado del cobertizo del ganado. Los chiquillos vienen hacia nosotros. Somos una atracción en el poblado. No hay que sacar fotos sin más. Vi como una madre se acercó a llevarse a su hijo para evitar que le sacáramos fotos. Nos invita a entrar en la cabaña de una de sus esposas. Dentro hay humo y no hay casi luz. Espacio de pequeñas alcobas y fuego en el centro. Un pequeño espacio reservado para algún ganado menor o casos como una cabra recién parida. Los masai pueden tener todas las esposas que quieran. La primera esposa la escogen los padres cuando están en edad casadera. La dote suele ser de diez vacas. Aunque, me imagino, que eso variará según los acuerdos particulares. Las siguientes esposas tienen que ir comprándolas. Pueden tener las que quieran, siempre que tengan suficientes vacas para pagar la dote y recursos para mantenerlas. La siguiente esposa la escoge la primera y así sucesivamente. Tener muchas esposas e hijos es por tanto signo de riqueza y prosperidad Se acercó un señor mayor que Kilesi nos presentó como su padre. Tiene que formar parte del consejo de ancianos que gobierne la aldea. Todo un personaje. Lo habíamos visto en el mercado por la mañana. Jose lo había saludado efusivamente y nos comentó que era como su segundo padre en Kenia. En sus comienzos había contado con su protección y ayuda. Portaba como una especie de maza de madera clara que hacen los masais de las raíces de las acacias. Le llaman rungu. A un compañero le gustó y directamente se la compró. Tenía la apariencia de ser como un bastón de mando. Pero luego vimos que la llevaba algún masai, junto con el sable o panga. Por lo que parece tiene ambos usos dependiendo del material que se use. Un rungu ceremonial puede ser de madera noble y tener algún tallado. Está relacionado como emblema de la condición de guerrero (morán) y es un arma que suelen llevar los pastores. Es un arma arrojadiza que puede ser muy útil lanzada con precisión. Y también las venden en los mercadillos, mejor pulidas y con cierta apariencia. ![]() ![]() Jose, en la mañana del mercado,nos había presentado a este señor como el padre de Tipìra. Algo no me encajaba. Había un dato que no conocía. Y es que Kilesi y Tipira son hermanos, de la misma madre y del mismo padre. Y ambos viven en aquella aldea, así como su familia, padres, esposas e hijos. Luego vino la madre y Kilesi también nos la presentó. Así como a los hijos menores que por allí correteaban. A este grupo de chiquillos si nos dijeron que les podíamos hacer fotos. A nuestra petición, acudieron algunas mujeres con objetos de artesanía y abalorios, los mismo que exponen en el mercadillo que visitamos. ![]() ![]() ![]() ![]() Estos abalorios están montados por las mujeres. Con paciencia infinita engarzan bolitas de colores creando distintos tipos de bisutería. Ellas mismas usan esta bisutería, al igual que los hombres. Y también se ha convertido en una forma de obtener ingresos cuando los venden. ![]() Teníamos que volver deprisa si no queríamos que la noche se nos echara encima. Al poco de salir de la aldea nos tropezamos con varios rebaños que estaban ya volviendo al poblado. Uno de ellos iba conducido por un hermano de Kilesi y su propio hijo. La cara de sorpresa del chiquillo al ver a su padre, era todo un poema. Los niños ya desde los 6 años se van encargando de las tareas del pastoreo. Varios chiquillos nos saludaban también a nuestro paso por otros poblados. ![]() ![]() Los colores del típico atardecer africano nos sorprendieron ya llegando casi al campamento. Con los azules previos a la noche cerrada, ya estábamos en la tienda. ![]() ![]() En el relato ya han aparecido algunos nombres de los masais que conocimos en Enkewa. Ya hemos conocido a Kilesi. En los safaris, como ya he mencionado, vamos dos coches. Cuatro suelen ir en un jeep conducido por Tipira y con Lesaloi como rastreador. Otros cuatro fuimos en algunas ocasiones con el propio Jose como conductor y Rarin como rastreador. O bien conducía Jhonson y Rarin de rastreador…Como solíamos ir juntos y las paradas las hacíamos en el mismo lugar, tuvimos trato con todos ellos. Lesaloi, el chico de la bella mirada. Sus ojos son todo bondad y es un no parar de atenciones y cuidados para con nosotros. Su sonrisa parece tímida pero podríamos decir que llena de ternura. No tuve el gusto de hacer safaris con él, pero en los encuentros me fui dando cuenta de la gran persona que tiene que ser. Me cayó simpático desde el primer momento. Es el único, creo, que tiene aún solo una esposa. Y como rastreador es uno de los puntos fuertes de Enkewa Camp. Lleva en el equipo casi desde sus comienzos. Tipira ha sido y es rastreador, de los mejores, y ahora también conduce uno de los jeep acompañado de Lesaloi como rastreador. Tipira es todo un personaje y una leyenda. En su juventud fue guerrero durante siete años, Pero guerrero de los de verdad, con luchas incluidas para defender a su aldea y familia. Debido a eso ha vivido con una aurea de misterio y leyenda que iba enamorando a las mocitas. Tiene varias esposas y un montón de hijos. Su mirada es profunda y misteriosa. Pero, a la vez, es amistosa y ofrece mucha confianza. Con ellos al lado te sientes fuera de todo peligro. Es compañero de Jose desde sus comienzos hace quince años y una de sus personas de confianza. De estos comienzos y también de total confianza es Lemara. Al que sueles ver menos la cara pero que oyes todos los días preguntando si el agua de la ducha esta correcta. Jhonson es quizá el que parece menos masai. Podría pasar por ser miembro de otra tribu. Es de los más aplicados con el inglés y alguna palabra en español. En tres ocasiones lo llevamos como conductor y nos demostró con creces sus buenas aptitudes como conductor en terrenos difíciles, sus buenas mañas también como rastreador y conocimiento de las costumbres de los animales. Su sonrisa desborda simpatía. Rarín fue nuestro rastreador en todos los safaris que tuvimos. Era muy parco en palabras con nosotros, si bien con Jose hablaba un montón, en swajili. Quizá es que sea más tímido y le limiten los idiomas. Nos demostró en más de una ocasión sus grandes dotes como rastreador, y en un momento nos mostró que también tiene su corazoncito. Tiene dos esposas. En el comedor conocimos a Salomon, Denise, que son el colmo del buen servicio y amabilidad. La sonrisa de Denise es una de las sonrisas más bonitas de Enkewa. Denise se divertía mucho con los intentos de dos compañeras por aprenderse la canción de Jambo Bwana en swajili. Finalmente les hizo una chuleta con la letra para que les fuera más fácil. ![]() ![]() El nombre de otros masai con los que nos relacionamos, o bien no los supe o no los recuerdo. Pero su rostro si que los recuerdo. Al igual que sus gestos, sus miradas, sus sonrisas… Etapas 13 a 15, total 20
El primer día de nuestra estancia en el Mara, mis amigos habían expresado su deseo de ver leones. Y vaya si habíamos visto leones. Y los que nos quedaban por ver. Finalmente yo creo que vimos leones todos los días. Intercambiando opiniones en la cena mostré mi deseo de ver un leopardo. Un deseo largamente acariciado y que quedó sin cumplir el año anterior en el P. N. Matobos. Se escondió en un árbol y no lo pudimos ver. Y ya puestos a pedir, pues que estuviera subido en un árbol comiéndose su pieza de caza. A veces hay que tener cuidado con lo que se pide. Ya he contado como en la mañana recibimos tarde el aviso de Johnson del avistamiento de un leopardo en un árbol. Y que cuando llegamos aquello estaba atestado de coches y furgonetas y por eso nos marchamos. En el safari de tarde, después de dar varias vueltas, Jose pensó que nos acercáramos al árbol en el que estaba subido en la mañana el leopardo. El Leopardo caza y sube sus presas a un árbol para que otros depredadores no le quiten la comida que tanto le ha costado conseguir y resguardarlas de los buitres. El mismo árbol le sirve también de despensa para varios días. Así que, presumiblemente, debe de ir al árbol a comer durante esos días. Y efectivamente, allí estaba el leopardo. Y precisamente comiendo. El deseo que yo había expresado. Pero tenía que haberlo rematado mejor, tenía que haber pedido que estuviera menos camuflado. El pelaje del leopardo se camufla perfectamente entre los claroscuros de las hojas del árbol. Un árbol enorme y con unas hojas muy bonitas. Pero preferíamos mejor ver al leopardo. ![]() Su pieza era un ñu del que veíamos sus patas y pezuñas, su piel colgando… y el leopardo detrás de su pieza. ![]() De vez en cuando se dejaba ver cuando cambiaba de posición comiendo, pero enseguida se parapetaba detrás de su presa. ![]() Una pieza enorme comparada con su tamaño. Comería algo en tierra para aliviarlo de peso. Pero sí que la pueden subir hasta las ramas de los árboles. Poseen unos fuertes músculos en sus extremidades, unas uñas retráctiles y durísimas con las que pueden trepar fácilmente por los troncos y ramas de los árboles. Todo eso unido a sus potentes mandíbulas, han hecho la proeza de trasladar y subir un cuerpo muerto, más pesado que él mismo, a la rama del árbol. Ahí podrá disfrutar de su presa sin tener que engullirla de prisa. Estuvimos largo tiempo observando lo que nos dejaba ver. Al acecho de sus movimientos. Oyendo el crujir de los huesos en sus bocados. Algún trozo caía al suelo. El leopardo come con exquisita limpieza, sin desgarrar toda la pieza y sin apenas mancharse. Come de a poquito y poco a poco la pieza se va quedando en la piel vacía que cuelga ya del árbol. ![]() Acechando y mirando pudimos conseguir algunos momentos inolvidables de su mirada ambarina. ![]() ![]() Cuando paró de comer pensamos que bajaría a beber a un riachuelo cercano. Pero se retiró a descansar a otras ramas interiores del árbol en donde se camufló aún mejor. ![]() El sol se estaba ya retirando. Así que pensamos que lo mejor era que nosotros también nos retiráramos. La noche estaba cercana. ![]() Pero ahora, recapacitando y a toro ya pasado, opino que tuvimos bastante suerte y fuimos afortunados con poder mirar esos ojos brillantes, ese pelaje tan sugerente.. Echarle alguna foto… En realidad, muchas fotos, pero pocas que sirvieran. Sí que mi deseo se había cumplido. Había sido recompensada con su sola presencia en lo alto del árbol. Esos momentos gloriosos es uno de los mejores trofeos de este viaje. Porque me encantan los leopardos, pienso que son de los seres más hermosos de la fauna salvaje. El leopardo es unos de los felinos más esquivos del planeta. Es totalmente independiente y va a su bola. Huye de los humanos, es desconfiado, de hábitos solitarios y discretos. Muchos factores para que no sea tarea fácil su avistamiento. Por ello, los pocos que se tienen, se aprecian muchísimo más. El sol se regocijaba con nosotros regalándonos un nuevo y precioso ocaso. ![]() ![]() Al fondo divisamos un arco iris. Por la zona del campamento parece que hay tormenta. Cuando nos bajábamos del jeep ya estaba lloviendo, pero los atentos masais que siempre nos reciben, hoy lo hacen con un paraguas. Las conversaciones en la cena incluyeron, lógicamente, nuestro encuentro con la mamá de Kazuri. Lejos estábamos de imaginar que este encuentro con el leopardo no iba a ser el único y que conoceríamos en primer plano a la joven Kazuri El leopardo es un animal que no está en peligro de extinción pese a su gran persecución en el pasado por su bonita y vistosa piel. No olvidemos que forma parte de la lista de los trofeos más preciados, de los “big five”. Pero es este precioso pelaje moteado el que le proporciona un perfecto camuflaje que unido a su capacidad para esconderse (utiliza como nadie las luces y sombras para pasar desapercibido) y a su gran versatilidad para adaptarse a los diversos hábitats, han evitado su desaparición de la sabana africana. Bueno, y de cualquier hábitat, ya que puede vivir en cualquier lugar siempre que pueda esconderse y tenga presas para cazar. Dicen que le gusta cazar de noche pero realmente caza cuando se le presenta la oportunidad. El día que visitamos el río Mara. Regresábamos al campamento para comer y descansar algo y retomar otro safari por la tarde. Ibamos rezagados. El coche que conducía Tipira, con nuestros compañeros, nos llevaba ya media hora de adelanto Aquel día la joven leopardo cazó su presa en pleno medio día. No tuvimos ocasión de ver cómo había sido la cacería y la oportunidad de dónde le vino. Ni recuerdo como habíamos llegado allí.. Solo sé que de pronto lo vimos entre la maleza. Parecía agotado y miraba sin parar a todo su alrededor, jadeando. Su presa estaba tendida en el suelo, también entre la yerba. ![]() ![]() Rodeándolo había tres o cuatro coches. Pero él no miraba a ningún coche. El estaba atisbando si se encontraba por allí algún depredador o carroñero. Los vehículos y los humanos no parecíamos importarle en absoluto. Ya más descansado se fue hasta la misma presa. Vuelta a mirar en derredor. ![]() Y entonces hizo lo que parecía imposible. Con su boca abierta agarró a la presa por el cuello, la alzó y metida entre sus cuatro patas la fue arrastrando sobre la maleza un corto recorrido. ![]() ![]() La depositaba en el suelo, descansaba, y mientras, giraba su cuello en todas direcciones, inquieto, en guardia… ![]() Y así en varios trayectos cortos. No podía ser de otra forma. Su cuerpo no es tan grande y el de su pieza es más del doble que él mismo. Acudieron más coches. Hubo uno incluso que se puso en la misma línea de la trayectoria que llevaba el animal. Todo sea por darle a los clientes un buen punto de vista. Tanto coche ya empezaba a no gustarnos. Que hacemos?, nos vamos?. Súbitamente José arrancó el coche. Yo creí que nos retirábamos. Pero tuvo como una visión. Adivinó el camino del leopardo. Allí estábamos nosotros, al lado de un arbusto. El animal estaba aún lejos. Arrastrando la pieza, descansando sin dejar de mirar a su alrededor. Torció su trayectoria para evitar el coche que se había puesto en medio y siguió adelante. ![]() ![]() Y llegó hasta su destino. A dónde tenía pensado depositar su preciosa carga. En el arbusto que estaba justo delante de nuestro coche. Y allí no cabía ninguno otro coche más ![]() ![]() ![]() ![]() En ese momento el mundo era un trocito de espacio en el que solo estaba el arbusto con varias ramas entre las que se encontraba depositado el ñu muerto, el leopardo a punto de comenzar su almuerzo y el coche que el ignoraba por completo. Y nosotros dentro, claro está. El leopardo ese día iba a almorzar antes que nosotros. Su objetivo al depositar el cadáver entre los arbustos era comer una parte del mismo para aliviarlo de peso y poderlo subir a su despensa, en lo alto de algún árbol cercano. Estábamos invitados a mirar. Sabía perfectamente que estábamos allí pero no le importaba Y no nos perdimos ni un instante, ni un gesto. ![]() ![]() Ya más relajado comenzó su comida, en silencio, sin prisa pero sin pausa. Lo teníamos tan cerca…. Volvimos a comprobar cuanto de cierto hay en su pulcra limpieza a la hora de comer. ![]() Cuando lo estimó oportuno se retiró a beber agua y ya lo perdimos de vista. Pero volvería enseguida pues su preciada caza seguía entre las ramas del arbusto. ![]() ![]() Fueron unos minutos intensos en los que el tiempo me pareció que se detenía. Era una escena brutal. Hasta llegué a emocionarme… Rarín, nuestro rastreador masai, era bastante parco en palabras, con nosotros. Quizá por timidez, por el idioma…. Se volvió a mirarnos y solo dijo: im – presionante, en español. Con signos claros de que la magia de aquel encuentro hasta para él había sido fuera de lo común. Con lo que ya llevará visto… Decidimos ya irnos porque llevábamos bastante retraso respecto de los compañeros que estarían esperando para comer. Todo el rato he estado hablando del leopardo. Cuando era una hembra de leopardo, en femenino. Pero en aquellos momentos no lo sabíamos. Al día siguiente Jhonson me dijo que era una joven hembra llamada Kazuri y que era hija de la, también hembra, que habíamos visto en lo alto del árbol. Ordeno las fotos y recuerdo aquellos momentos.... Siempre estaré agradecida a Kazuri y su mamá por permitirnos compartir algunos momentos de su intimidad. Etapas 13 a 15, total 20
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