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Ambos forman parte de la anilla verde de Andorra la Vella y son excelentes miradores de la ciudad. Se encuentran a uno y al otro lado de la ciudad.

El Rec del Solà tiene unos 2 kilómetros de longitud. La ruta transcurre por un pequeño canal de riego construido en 1880, que fue utilizado para el riego de los huertos situados en las laderas. Ojo. El canal queda a un lado.


El Rec de l'Obac está en sombra casi todo el tiempo. La subida, cerca de la entrada del supermercado Andorra 2000, es bastante empinada pero es el único desnivel que vamos a encontrar. Después es simplemente un paseo plano. Hay una fuente a la mitad y muchos árboles.


Las dos rutas son muy sencillas y agradables.

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Muy cerca de nuestro apartamento está el límite entre Andorra la Vella y Escaldes-Engordany. En realidad son dos ciudades o pequeños pueblos unidos en uno solo.

El más antiguo de los dos núcleos es Engordany, que ya estaba habitado en el siglo II a.C.

La parroquia se extiende entre las tierras del valle del río Madriu y se caracteriza por sus aguas termales.

La primitiva ciudad de Escaldes surgió alrededor de las fuentes de agua termal que brotan de una gran falla. Para los romanos era Calidae, "lugar donde brotan las aguas calientes".

Restos arqueológicos dicen que la zona ya estaba habitada en la prehistoria. También hay evidencias de poblados íberos.

En la Edad media había pequeños núcleos habitados: Engordany, els Vilars, el Fener i Engolasters. Eran comunidades ganaderas y campesinas. Poco a poco empezaron a surgir trabajadores de la lana y pequeños artesanos.

La ciudad está a la izquierda del río Valira de Oriente, donde se une con el río Madriu.

Hacia el siglo XVIII la ciudad desarrolló la industria textil, de las pocas que ha habido en Andorra. Gracias a las aguas termales se instalaron tejedurías y cardadores de lana. Acabaron desapareciendo. También había una industria metalúrgica y una fragua.

Las aguas termales no se explotaron hasta el siglo XIX. No fue hasta el desarrollo del turismo que cobran su verdadera importancia.

El gran cambio se produjo hacia los 30 del siglo XX,con la construcción de la red viaria i la concesión de FHASA (Forces Hidroelèctriques d’Andorra SA). Esa época que también marcó la evolución divergente de Engordany (que mantuvo su carácter agrícola y ganadero tradicional, actualmente básicamente residencial) y Escaldes (orientada al turismo, con la explotación del agua termal, y el comercio).

Escaldes-Engordany fue creciendo muy rápido gracias al agua termal, con la aparición de los primeros hoteles balneario.

Como ya comenté, al principio formaba parte de Andorra la Vella. Gracias al turismo y a las segundas residencias su población fue aumentando y se hizo necesario crear la nueva parroquia en 1978.

Otro de los grandes atractivos de Escaldes-Engordany es el valle del Madriu, de unas 4.247 ha de extensión. Este valle tiene un gran interés no sólo por su patrimonio natural (vegetación y fauna), sino también por el patrimonio cultural, reflejo de la vida de montaña desde la época medieval (bordas, cabañas de pastor, construcciones de piedra seca, etc. ). Por este motivo fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.

La plaza principal es la dels Coprínceps, justo al lado de la Avda. Carlemany, prolongación de la Avda. de Meritxell. Aquí seguimos encontrando tiendas y cafeterías. También hay un pequeño museo del perfume. Ese museo depende de las Perfumerías Júlia. Esta red de tiendas (hay muchísimas) empezó en los años 40, cuando la jovencísima Júlia Bonet abrió un negocio, una peluquería, en los bajos de la casa familiar en Escaldes-Engordany. Parece que traía productos de Toulouse que en Andorra no se veían y se los ofrecía a las clientas. Hoy es un imperio.


Muy cerca encontramos la Iglesia de Sant Pere Màrtir. La iglesia no es románica, como otras muchas que encontramos en el Principado. Está fechada en el año 1956 y fue construida con piedra de talla de granito. Se cree que el retablo mayor se construyó gracias a la colaboración de la Cofradía de Pelaires y Tejedores. La fachada exterior está decorada con cerámicas (en el pórtico) y serigrafías sobre las bienaventuranzas, obra del escultor Sergi Mas, y una Inmaculada del escultor Josep Viladomat. Asimismo, la Piedad que hay en el interior del templo es del mismo escultor.

Las tres campanas fueron bautizadas por el obispo Martí como “María, Anna y Jacoba” en el año 1981.

El interior quiere imitar una iglesia románica. Alberga dos retablos antiguos.

En la plaza de delante hay una bonita escultura llamada La Puntaire, de Josep Viladomat (una chica haciendo encaje de bolillos).

Enfrente encontramos el antiguo Hotel Valira, de 1933. En la planta baja está desde 2017 el Museo Carmen Thyssen. Se visita con audioguía y también se incluye en el Pass. La colección se centra en los siglos XIX y XX y alberga pintura española, europea y norteamericana. Cuando nosotros fuimos estaba la exposición “Influencers” en el arte. De Van Goyen al “Pop Art”. Las exposiciones y, por lo tanto, las obras van cambiando.


Se anunció que el Mata Mua, cuadro de Paul Gauguin que Carmen Cervera sacó del Thyssen de Madrid hace poco, se iba a exponer en Andorra. No está. Por temas de logística, nos dijeron.

Es muy recomendable visitar el Centro de arte de Escaldes Engordany. El CAEE tiene como su uno de los edificios históricos de la parroquia: el antiguo cine y garaje Valira. En la primera plabta hay una bonita exposición de obras de Josep Viladomat. Nació en Manlleu (1899), y por motivos políticos trasladó su residencia en Encamp, donde murió en 1989. Vale mucho la pena.

La segunda planta se dedica a exposiciones. Cuando fuimos había una sobre portadas de discos muy interesante.

En la tercera planta hay una pequeña colección de maquetas de arte románico.

Es gratis.



El cercano puente de Engordany es un puente románico de origen medieval que cruza sobre el río Valira de Oriente y une las poblaciones de Les Escaldes y Engordany. Da paso al núcleo antiguo.

Cerca hay otro puente llamado de La Tosca. Data de 1820 aunque se construyó siguiendo técnicas medievales. Está formado íntegramente con piedra y se compone de un arco de medio punto, una calzada empedrada y una pequeña muralla. Tiene una altura de 10 metros. Aparece en el escudo de la parroquia.


Escaldes tiene una moderna y gran sala de exposiciones llamada ArtalRoc (conocida como sala de exposiciones del gobierno). En 2017 se celebró una exposición de un artista llamado Laurence Jenkell. Se llamaba Sweet Candies Caramels y, como su nombre indica, eran caramelos gigantes. La pieza estrella era “Bonbon Drapeau Andorre”, creada expresamente con motivo de esta exposición. Se trata de un caramelo con la bandera de Andorra de plexiglás de 2,5 metros de altura. El gobierno la compró y hoy puede verse junto al museo.


No lejos de allí está la Font del Roc del Metge. El agua brota entre 68 y 71 grados (el cartel dice a 70). Se llama así porque se dice que compró los terrenos un médico francés para construir su casa. Tuvo que desistir porque no pudo quitar de ahí la roca. Se la vendió al Comú en 1953. El agua procede del río Madriu y es rica en azufre, muy buena para la piel y los huesos. Cuidado con los grifos; el de la izquierda está ardiendo (y el agua también). Se considera una de las fuentes con agua más caliente de Europa.


Cerca del límite con Andorra la vella encontramos una rotonda con una escultura plateada. Se llama La dama de gel y Calidea y representa a una sílfide con un caballo. En realidad es una fuente porque las figuras se lanzan chorros de agua entre sí. Calidea es una figura inspirada en leyendas y mitos relacionados con el agua. Está realizada por Ángel Calvente. La Dama es de Philip Lavaill. Las figuras son de acero inoxidable.

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Caldea, en Escaldes-Engordany, es uno de los lugares más vsitados de Andorra. Con el coronavirus han reducido su aforo, se aconseja comprar las entradas por Internet y se tiene que llevar mascarilla en cualquier espacio de los vestuarios hacia fuera.

Se trata de un famoso centro termolúdico diseñado por Jean Michel Ruols en 1994. Es un edificio vanguardista de vidrio en el que lo que más llama la atención es su torre de 80 metros. Esa torre alude a las montañas de Andorra. Es el esificio más alto de Andorra. La fachada del edificio sigue el perfil sinuoso de las montañas y está cubierta por cristales semiemisores que permiten atenuar el efecto invernadero, refuerzan el aspecto cristalino del edificio y simbolizan el brillo y la transparencia del agua.


Desde el principio ha existido la zona Termolúdica. El año 2013 se construye Inúu, el espacio Adults Only de Caldea, en un anexo al edificio en que están situados el Termolúdico y Orígens. En 2016 se inauguró un espacio para niños (aunque no pueden entrar menores de 3 años).

El 4 de julio de 2020 Caldea estrenó una laguna panorámica en el Termolúdico. Lo llamativo es que sobresale de la terraza exterior. Tiene un fondo transparente y una altura de 5 metros sobre el río Valira, permite que los visitantes experimenten una sensación de ingravidez como si estuvieran volando sobre el río. La laguna panorámica, con una superficie de 50 m2 de metacrilato transparente suspendida en el aire, está equipada con juegos de agua y de luces, y dispone de dos niveles diferentes donde reactivar el cuerpo y la mente. En el nivel superior de la laguna se encuentra un jacuzzi, mientras que en el nivel inferior se podrá disfrutar de un conjunto de jets de hidromasaje además de una impresionante cascada.


Las entradas nos costaron 28 euros por persona. Era una oferta que incluía Orígens y Termolúdico 3 horas.

Estuvimos allí a las 10, cuando abren. En unas máquinas pusimos el código que nos facilitaron y nos salen unas pulseras.

No se permite entrar con chanclas del exterior. Compramos en la tienda unos patucos por 2,95 euros. El suelo puede resbalar.

Dejamos las cosas en la taquilla (se abre y cierra con la pulsera); también las toallas.

Es obligatorio darse una ducha con jabón antes de entrar. Unos chorros te empapan al pasar... por si acaso. Parece un túnel de lavado.

Lo primero que visitamos fue la nueva laguna. Me gustó mucho el jacuzzi. Menos mal que fuimos pronto; luego había colas. Con el covid aún son más estrictos con los aforos.

Luego fuimos a Origens. Me gustó la pequeña piscina donde te bañas con pomelos. Algunos huelen genial. También puedes bañarte en una especie de palacio azteca, hay un jacuzzi, un cubo de agua helada y un hamman (ahora cerrado). Hay una zona de terraza con mesitas con vistas al Termolúdico.

Luego fuimos al Termolúdico. Es el que conocíamos desde hace años. El espacio más famoso es la Gran laguna interior. Tiene el agua termal entre 32°C y 34°C y una profundidad máxima de 1,30 m. Hay tazas de hidromasaje que masajean diferentes partes del cuerpo; cuellos de cisne y cascadas que masajean la parte superior de la espalda; jacuzzi de efecto relajante muscular; máscaras de agua vaporizada para la hidratación facial y piano de agua para relajar los pies. Ojo con las escaleras.


Hace años a las 12 había un espectáculo de música y fuentes. Ahora hacen algo de vez en cuando pero no tan espectacular. Parece que los sábados por la noche hay djs.

Por una especie de río subterráneo salimos a la Gran laguna exterior. El agua está caliente: entre 32° C y 34° C. Hay camas de burbujas de efecto relajante, jacuzzi de pie con un géiser central y cascada de agua. Las vistas son espectaculares.


De nuevo en el interior vamos a otro de los espacios míticos con aforo muy reducido. Se trata de los Baños indorromanos. Es como una gruta india formada por un baño caliente con agua termal a 36° C, un baño frío a 14° C, y una zona de descanso. Prohibido gritar con el agua fría (y está terriblemente fría). Se inspira es una cueva real de Mumbai.

La sauna y el hamman estaban cerrados como medidas de seguridad.

Es una experiencia muy recomendable.

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