![]() ![]() Colombia y Curazao: Pajareo, Amazonas y Caribe ✏️ Blogs de Colombia
Un mes por Colombia dentro de un gran viaje de 6 meses por Latinoamérica. Visitando el eje cafetero, Medellín, el Amazonas, Cartagena de Indias y saltando unos días al pequeño país de Curaçao.Autor: Daniorte Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (18 Votos) Índice del Diario: Colombia y Curazao: Pajareo, Amazonas y Caribe
01: Preparación
02: Día 1: Llegada a Medellín
03: Día 2: Medellín. Comuna 13
04: Día 3: Guatapé
05: Día 4: Guatapé - Medellín
06: Día 5: Medellín - Pereira
07: Día 6: Chinchiná. Demostrativa Don Miguel
08: Día 7: Salida con la Sociedad Caldense de Ornitología
09: Día 8: Demostrativa Don Miguel - Reserva Rio Blanco
10: Día 9: Reserva Río Blanco
11: Día 10: Reserva Rio Blanco - Pereira
12: Día 11: Filandia y Salento
13: Día 12: Finca cafetera - Reserva Barbas
14: Día 13: Valle de Cocora y Termales de Santa Rosa
15: Día 14: Termales del Ruiz
16: Día 15: Paque Nacional Los Nevados
17: Día 16: Amazonas. Puerto Nariño
18: Día 17: Amazonas. San Antonio
19: Día 18: Amazonas. Lago Tarapoto
20: Día 19: Amazonas. Trekking por Amacayacu.
21: Día 20: Amazonas. Kayak - Leticia
22: Día 21: Curaçao. Cas Abao
23: Día 22: Curaçao. Groote y Kleine Knip
24: Día 23: Klein Curaçao - Willemstad
25: Día 24: Curaçao. Monte Christoffel - Port Mari
26: Día 25: Curaçao. Port Mari.
27: Día 26: Cartagena de Indias
28: Día 27: Cartagena de Indias
29: Día 28: Cartagena - Santa Marta
30: Día 29: Tayrona I
31: Día 30: Tayrona II
32: Día 31: Bogotá
33: Impresiones de Colombia y 6 meses de viaje
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He dormido en la gloria. Cuando me ha sonado el despertador, me creía que estaba en mi cama. Lo de dormir casi cada día en un sitio distinto desde hace 5 meses me lía unos cacaos mentales importantes al despertar.
A las 6 ya se escuchaban los pájaros fuera. Un poco de fresquito, así que me he puesto la chaqueta y la cámara y, casi con las legañas todavía, he ido al puesto de observación donde John se encontraba colocando los bananos en los huecos. El sitio está espectacular: un entramado de ramas y troncos donde los plátanos se colocan en huecos totalmente camuflados. Los posaderos están como a 5 metros del puesto, y el fondo es un valle cafetero que le da una profundidad de campo a las fotos preciosa. Es perfecto para las fotografías. Desde las 6 hasta las 10 hemos estado observando los pájaros llegar, con un pequeño descanso para el desayuno. Se acercan muchísimas especies, desde carpinteros hasta motmots, colibríes, cardenales, mieleros y, sobre todo, tángaras. Cuando John escucha un pájaro, pone el reclamo y termina apareciendo, menos el tucán y el carpintero real que se han resistido, aunque se escuchaban. Puede parecer una locura estar 4 horas sentado mirando pájaros, pero se pasa increíblemente rápido. Entre que se posa uno, le tiras fotos, escuchas otro, el reclamo, charleta, más pájaros... Una maravilla. Y con un poco de fresquito y el café, yo he nacido para estas cosas. A las 10 hemos ido a buscar pájaros caminando para llegar hasta un río donde se puede ver el pato de torrentes, un pato de los más buscado en esta zona por su estado de vulnerabilidad y lo esquivo que es para verlo. El entorno es precioso, con las montañas llenas de café y parches de bosque. A medio camino John ha visto que salía humo de una casa y ha llamado al dueño para preguntarle si estaban haciendo panela. Me ha llevado a lo que se llama un "trapiche" de panela. Un trapiche es una fábrica de panela totalmente tradicional, salvo por el uso de un motor que hace unos años sustituyó a dos caballos. En el video podeís ver el proceso entero que pude grabar. En un lado, un chaval se encarga de ir metiendo caña de azúcar en una especie de rodillo; del rodillo sale el jugo de la caña de azúcar por un lado y, por el otro, la caña de azúcar aplastada. El jugo va por una cañería hasta unas cubetas donde debajo hay fuego, alimentado por los restos de la caña de azúcar. Estas cubetas van de más altas a más bajas y el líquido se va espesando a medida que se evapora, hasta que llega a la última cubeta donde es caramelo puro hirviendo. Ahí lo ponen en una bandeja enorme y le van dando vueltas hasta que se enfría. Por último, ponen pegotes en moldes que, al enfriarse, forman cada uno una libra de panela. Me han dado a probar panela recién enfriada y agua de panela. Es un sabor muy dulce pero con un toque ácido, como si fuera limón. Buenísimo. Toda la fábrica huele como a caramelo. Más tradicional, imposible. Una sorpresa encontrarme con esto. La gente del pueblo lleva allí su caña de azúcar y en el momento la procesan. De cada tres sacos, uno se lo queda el trapiche. Funciona parecido a las cooperativas de aceite de oliva. Todo esto me lo ha explicado un hombre super mayor, con cicatrices de quemaduras por todos los brazos, que se encarga de remover las cubetas hirviendo. Trabajan 12 horas cuando es la temporada. Del trapiche hemos seguido bajando hasta el río. Ahí John ha estado un rato buscando con los prismáticos hasta dar con una pareja de patos de torrentes. Viven en las piedras donde el río baja con más fuerza, de ahí su nombre. Hemos bajado entre ortigas muy poco a poco hasta una distancia prudencial. Me picaban todas las piernas de las ortigas, pero no nos podíamos casi mover porque el pato, en cuanto te escucha, sale escopetado. Estar tan cerca del pato de corrientes es excepcional. Son preciosos, con un dimorfismo sexual marcadísimo. Los hemos grabado bien y, en cuanto hemos levantado la voz para decir que nos vamos, la pareja se ha lanzado al torrente y han desaparecido. Hemos vuelto en la camioneta de un lugareño que nos ha recogido. Hemos comido como para dos días. La mujer es la madre de John y es la típica abuelita que demuestra el amor con comida. Se ha propuesto cebarme. Un vaso de medio litro de panela. Un pescado entero frito con un patacón de 30 centímetros de diámetro. Un plato de arroz, una ensalada, un aguacate, un plátano frito y, por si fuera poco, me ha sacado una movida que dice que es típica de aquí: la mazamorra. Es maíz hervido en leche. Se sirve caliente y no me ha gustado nada, pero con la mirada de la mujer expectante me lo he comido todo mientras le decía lo maravilloso que es y ella tan feliz. Tanto que cuando he terminado aún me ha echado más. Como una bola he terminado, mas gordo que el perro. Después de comer, rodando, he vuelto al puesto de observación. Otras 4 horas. Insisto en que se pasan volando. Además, John entra dentro de lo que son guías excepcionales. Es un crack. Un apasionado, humilde y con buena conversación. Ya de noche se ha puesto a diluviar y, mientras cenábamos, un árbol ha caído sobre el tendido eléctrico, ha pegado un petardazo y nos hemos quedado sin luz hasta mañana. Mañana tengo un plan chulísimo. John pertenece a la Sociedad Ornitológica de Caldas y mañana voy junto con otros 8 pajareros de la asociación a buscar el loro coroniazul. Es un loro rarísimo en grave peligro de extinción. Es endémico de Colombia y solo hay dos poblaciones en las montañas de Santa Rosa, estimando menos de 200 ejemplares en total. Ellos tienen localizada una población y cada dos meses van a censar y valorar el hábitat. Una suerte coincidir con una salida de estas porque tiene que ser super interesante. Etapas 7 a 9, total 33
Han pasado a recogernos a las 6. Vamos en la parte de atrás de un jeep 4x4 del 80, una reliquia. Somos 7 más el conductor. Todos socios de la Sociedad Caldense de Ornitología y amigos entre ellos. Desde el primer momento iban de bromas, con muy buen ambiente y rápidamente han pasado a llamarme "El exótico", no es frecuente que venga un turista a estas salidas imagino. Se juntan cada quince días a pajarear y una vez cada 4 meses a buscar una especie en concreto.
El objetivo de hoy: el loro coroniazul o Hapalopsittaca fuertesi. Se encuentra en un sitio específico de una ruta que lleva desde Santa Rosa de Cabal al Nevado de santa Isabel, en la zona donde se encuentra una población sobre los 3200 metros en el departamento de Risaralda. No solo se encuentra el amenazado lorito coroniazul si no que la zona es una reserva con muchísima diversidad de aves. El objetivo es ir a registrar todas las aves que se ven y, con suerte, dar con el lorito de fuertesi. Ya amanecido se ha dejado ver el paisaje. Una preciosidad, un valle enorme con el Nevado del Ruiz echando ceniza al fondo y una cascada a lo lejos. A medio camino han parado al ver una rapaz en un árbol. Aquí es cuando me he dado cuenta del nivelón que tienen estos tíos. Han sacado unas cámaras que valen más que mi coche y se han puesto a discutir qué especie es. No hablan de nombres comunes, discuten sobre la taxonomía latina, poca broma. Yo me puedo manejar con alguna taxonomía pero de especies de la peninsula pero de aquí es como oir chino. Increíble cómo manejan. No se han puesto de acuerdo y han dejado la especie pendiente de verificar. Hemos ido subiendo y hemos hecho otra parada para desayunar. Dos horas después hemos llegado al punto: una reserva natural a 3500 metros de altura. Hemos bajado todos del jeep y aquí ha empezado la locura pajarera. Identifican los pájaros por el sonido, empiezan a decir nombres en taxonomía científica, uno se encarga de ir apuntando en la app Merlin las especies que vamos viendo, discuten sobre una especie, se emocionan con otras tantas... Muchas de ellas yo sinceramente ni las veo; las señalan y las ven con los prismáticos, pero están tan lejos que no veo una mierda, o tienes el ojo hecho para estos pájaros o identificarlos de lejos es imposible, con suerte doy con la familia. Otros muchos pájaros sí que llegamos a verlos de cerca al menos , es impresionante la cantidad y la variedad de especies que se ven simplemente andando. Viviendo en Colombia, donde hay casi 2000 especies de aves, esto es una afición perfecta. Solo en la región de Caldas hay más especies de aves que en España entera. El objetivo era buscar el lorito y el lorito lo hemos escuchado claramente, lo hemos visto muy de lejos volar en bandadas pero no ha tenido la deferencia de posarse a una distancia fotografiable o simplemente observable con prismáticos. Los pajareros, aun así, estaban contentos por las especies que hemos visto y con escuchar el lorito de fuertesi les vale para verificar que la población sigue presente. El momento estrella ha sido un colibrí piquicorto (Ramphomicron microrhynchum) que se ha puesto a bailar delante de nosotros sacando la iridiscencia. Una preciosidad. Dicen que es tremendamente raro conseguir una fotografía de ese colibrí con esa iridiscencia. Uno de ellos decía llevar 8 años buscando ese colibrí en conducta de cortejo. Llevaba tiempo sin ver a gente tan emocionada por un animal; es inevitable contagiarse de la emoción. Yo, con mi humilde cámara, le he sacado la foto que he podido y una buena toma de vídeo que teneís en el videoresumen del viaje. Uno de ellos le debe haber sacado un fotón. Ha habido un momento en que el colibrí se ha perchado perfecto, pero solo cabía una persona en el ángulo bueno de la foto; uno de los que lleva la voz cantante ha dicho: "Chicos, primero el español, que este hombre se ha cruzado el océano para estar aquí". Nunca había echado una foto con tanta tensión, ni respiraba. Esta gente de diez, a educación no les gana nadie. Ha sido una suerte coincidir con ellos. Es una experiencia muy buena y algo que desconocía totalmente. Tienen un nivel de conocimiento tal que identifican la especie por el sonido, se meten en Merlin, ponen el reclamo y la identifican a un kilómetro. Hemos visto 4 de los 6 loros que hay en la reserva. Al escuchar el lorito que veníamos buscando, hemos ido a hacer espera en una zona donde se supone pasan. Aquí hemos estado hablando una buena hora de espera. Son todos empresarios importantes. El que lleva la cámara más pepina solo ha dicho que es el director de una empresa internacional. Otro es abogado, el más gracioso tiene dos empresas de fumigación. Este ha contado cómo lo han extorsionado dos veces; le llaman diciendo que están en la puerta del colegio de su hijo y que ingrese tal cantidad de dinero si quiere volver a verlo. Un drama. Todos están de acuerdo en que a Colombia aún le queda mucho para ser un país seguro y que las extorsiones siguen sucediendo. Uno de ellos, al que todos le llaman "Doctor", resulta que es tambiné empresario. He preguntado que porqué le llaman doctor y dicen que aquí en Colombia a toda persona que tenga un puesto profesional de consideración se le llama por educación Doctor. Uno de ellos lleva un ecorefugio cerca de Chinchiná dedicado a Manakines, me ha animado a ir pero las especies que se ven las vi todas, menos una, en el Darién asi que prefiero jugarmela a otro punto. Mientras hablábamos ha empezado a llover; viendo que no venían los loros, han decidido seguir pajareando por otra senda. Aquí nos hemos encontrado con una de las curiosidades del viaje. Un mirlo blanco!!! Evidentemente todos hemos salido locos para pillar un buen ángulo y tirar aunque sea una foto testimonial. Hay un refran popular que dice "El mirlo blanco no es tan blanco como parece" y efectivamente este era blanco pero iba de suciedad hasta arriba. La lluvia apretaba y a esta gente no parecía importarle. Dicen que con la lluvia se ven más pájaros. Yo en ese punto estaba ya mojado y reventado físicamente de todo el día por el monte. Viendo que John se metía al jeep, me he ido con él a esperar que los demás se cansaran. Todos mojados hemos vuelto ya anocheciendo. En la vuelta iban haciendo coñas sobre el lorito de fuertesi y se han puesto a repasar todas las especies vistas: 48 en total.UNA BURRADA. El resto del camino de vuelta hemos ido hablando de países de Europa y Asia; esta gente, como es de pasta, ha viajado por todos lados. Aquí ya sí que estaba yo también a su nivel, en las cámaras no, pero en viajes no me tosen. Vaya día chulo he echado. Lo bueno es que creo que es la primera vez que he visto pajarear en serio a tantas personas juntas. Antes lo había visto, pero siempre siendo el guía el profesional. Aquí todos lo eran menos yo. John es de lejos el que más maneja; lo tienen como resuelve dudas. He aprendido un montón a cómo buscar e identificar los pájaros. La app Merlin es la panacea para ellos. La usan para todo. Yo hasta ahora la usaba pero ni de lejos al nivel que la usan aquí, tengo que sacarle mas punta. Es la típica app que, cuando descubres bien cómo funciona, te preguntas cómo has podido vivir sin ella. Ellos van apuntando ahí las especies que ven y todos superan las 600 especies solo en Colombia. El listado es como una especie de ranking entre ellos con lo que se pican de forma sana. Ya de noche hemos llegado al alojamiento. He llegado fundidísimo. Nos hemos despedido de la tropa y nos ha recibido la madre de John con la cena recién hecha. Esto es una gloria. Aquí me quedaría un mes fácil de lo a gusto que estoy. Etapas 7 a 9, total 33
La mañana ha sido contemplativa. Me he despertado a las 6, he colocado los platanitos en sus sitios y a ver pájaros. Al rato ha aparecido John con un café y hemos estado hasta las 11 viendo la vida pasar (Los pájaros pasar). Incluso he desayunado allí.
Aparte de los pájaros de ayer, ha pasado alguna paloma y alguna migratoria diferente, el carpintero real se ha quedado pendiente. Ha estado toda la mañana lloviendo y la escena del desayuno con el café debajo de la caseta de observación frente al comedero ha sido idílica, anunciando una futura afición de jubilado: una casita en la huerta con un mega comedero y a verlos pasar. A las 11 han venido a recogerme. Hemos ido primero a Chinchiná a sacar dinero y recargar el móvil y, tras despedirme de John, me han llevado hasta Río Blanco en Manizales. La reserva de Río Blanco se encuentra dentro de la propiedad de Aguas de Manizales, es muy famosa por ser uno de los mejores sitios de fotografía de aves de Colombia y por el hombre que la lleva, conocido como Carlos Mario Aranzazu, "el encantador de aves". He llegado a la reserva a las 13:00 en plena lluvia. Estamos a 2500 metros y hace un frío que pela. Me ha recibido una mujer muy agradable que me ha puesto un plato de pollo con arroz y patatas. Me ha explicado todo y me ha dado la habitación. En la zona común hay bebederos de colibríes que hacen que uno esté entretenido aunque llueva. Hay muchísimos colibrís, al menos 6 especies de colibríes. Si coges un bebedero, hasta se te posan en la mano para beber. Me recuerda a lo de Maquipucuna en Ecuador, aquí más amplia la zona, con más colobrís y con más juego para las fotos. Esto es una reserva enfocada casi exclusivamente a la fotografía de pájaros por lo que la lluvia tampoco es molestía ya que todos los puestos de observación estan a cubierto. Ha estado lloviendo hasta las 16:30. Cuando ha parado, me he decidido a dar un paseo a pajarear por un sendero que sube a lo alto de la reserva. He conseguido atraer una especie de pava, un tucán, tangaras, carpinteros, agarrapinos, un gavilán... Además, unas vistas preciosas al valle de Manizales. Dos horas de rutilla muy gustosas Ya de noche he vuelto a pegarme una duchita y cenar. Mañana a las 7 empieza lo bueno con el famoso encantador de aves. Etapas 7 a 9, total 33
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