He empezado el día temiendo por mi vida. He pedido un Uber Moto para ir a la estación del metrocable que lleva al parque Arví. Está lejísimos y un coche no me recoge ni loco. A los 5 minutos, me toma una moto y resulta que el conductor no tiene ningún viaje hecho. Llega y me dice que es su primer día y soy su primer viaje, que si le puedo decir cómo ir. Empezamos bien. ¡Vaya locura de viaje! Yo, con la mano estirada, poniéndole el Google Maps delante. El hombre mirando al móvil más que a la carretera, tráfico infernal, se salta los cedas, nos pitan mil veces, se equivoca un par de veces... Al final, hay que subir una cuesta de narices y me dice que con los dos no sube. Me ha hecho bajarme de la moto y subir andando mientras el subía con la moto y me esperaba en lo alto. Dice que las cuestas las tiene que tomar con carrerilla, y así ha sido una vez en la moto de nuevo. Un kilómetro cuesta arriba con la moto pidiendo clemencia y el tío saltándose los cedas porque, si no, la moto se le paraba. Me faltaban santos a los que rezarle. Hemos llegado a la estación después de 25 minutos y me ha faltado llamar a la policía para que se lleven a semejante peligro preso. El hombre la cuestión es que era muy buena gente y era consciente de que no ha empezado bien su trabajo en Uber. Me ha pedido perdón de forma superapurada. Encima, el viaje son solo 2€. Es lamentable que estén trabajando con este peligro por esa miseria. Le he dado buena propina y se ha ido tan feliz cuesta arriba saltándose un stop.
En la estación he tomado el metrocable que baja hasta Medellín. Con un solo viaje puedes bajar y subir las veces que quieras. Las vistas son muy espectaculares. Muy, muy parecido a La Paz, en Bolivia. AQUÍ la etapa del viaje por Bolivia.
Después de bajar y subir por el metrocable, he tomado el otro que sube hasta el parque Arvi. Este metrocable es una pasada. Sube hasta lo más alto de la montaña para internarse montaña adentro sobrevolando el bosque de pino durante varios kilómetros. Qué pasada el metrocable que se han montado. Al final, se llega al parque. Es una zona en medio de un bosque de pinos. La entrada es cara, 10€. Hay un mercado de artesanías a la entrada y desde ahí empiezas a andar. La ruta son unos 4 kilómetros. Paseo bonito por bosque de pinos. Bastantes pájaros. Lo tienen muy bien cuidado y han introducido especies de orquídeas y bromelias. Lástima que no sea la época de floración. Está el parque este mil veces más bonito que el jardín botánico.
Terminando la ruta se ha puesto a llover y me he bajado hasta Medellín, donde he tomado el metro hasta el centro. Ya solo me ha quedado recoger la mochila y para el aeropuerto.
El vuelo a Pereira era a las 17:30 y se ha retrasado una hora y media. Al llegar a Pereira, me esperaba John, el dueño de "Demostrativa Don Miguel". La finca se encuentra en Chinchiná, Caldas, un proyecto ecológico en el que una finca grande la han restaurado, dejando la mitad como cafetal y la otra mitad como bosque secundario enfocado al avistamiento de pájaros. AQUÍ teneís el contacto de la finca. Está precioso el sitio. Tiene dos perros obesos, uno de ellos mezcla de labrador y samoyedo, se llama "Mono" y está gordísimo.
John me ha estado contando toda la historia y los pájaros que podemos ver. La cosa promete mucho. Hemos cenado con la familia y después de cenar, he caído muerto. Mañana a pajarear.