O cuevas de San Beato en idioma legible.
Destino no demasiado conocido ya que se encuentra en una zona predominantemente visitada para subir a las cumbres de montaña como Jungfrau, Schilthorn...
Para llegar es bastante sencillo. Desde Interlaken con dirección a Beatenberg y a la salida del pueblo hay un cartelito que te indica donde están las cuevas. El aparcamiento está pegado a la carretera, al igual que la entrada para peatones asi que hay que ir con precaución para no pasársela. El aparcamiento tampoco abunda asi que hay que andarse listo para encontrar sitio. En bus, hay autocares desde Interlaken con destino a Thun que paran justito en la puerta.
Para llegar hasta las cuevas, hay que subir bastantes escaleras y llegar hasta el recinto que tiene unas vistas tremendas al lago de Thun. Subir hasta arriba es gratis y merece la pena aunque no se visiten las cuevas solamente por las vistas hacia las cascadas que salen de las cuevas y el lago.
La entrada es algo carilla, cuesta 16 CHF y te da derecho a ver las cuevas (con guía incluído si quieres) y luego un museo que hay antes de comenzar a subir las escaleras de la entrada. La próxima visita guiada era en 15 minutillos asi que no esperamos allí sentados, aguantando al hombre vestido de dragón-peluche gigante que resulta ser bastante cansino xD.
Cuando entramos, la chica que pide los tickets es la misma que hace de guía y en el grupo había gente de varias nacionalidades y la chica hablaba francés, alemán e inglés y repetida lo mismo tres veces... un poco pesada la visita guiada (dura una hora), recomiendo hacerlo por libre. Lo visitable tiene un recorrido de un kilómetro de ida y otro de vuelta por el mismo sitio, nosotros tuvimos la suerte de encontrarnos a unos espeleólogos que en ese momento se metían por un pequeño agujero para ver hasta dónde pueden llegar las corrientes de agua subterráneas.
A la hora de emprender el camino para la salida, hay una zona de picnic con mesas, bancos, toboganes y un par de barbacoas con leña preparada por si quieres usarla... increíble. Y abajo del todo, justo al lado de la entrada-salida está el pequeño museo con fotos antiguas y modernas, equipo usado por los espeleólogos, restos que han encontrado en las cuevas como basura, huesos, etc... pequeñito pero entretenido.
La verdad es que aunque el precio sea caro y no sea un destino muy famoso, merecen la pena porque la cueva está llena de estalactitas y estalacmitas y caen bastantes cascadas con una fuerza increíble. Si se está por la zona y si el tiempo no es bueno o llueve y no sabes donde ir... es un buen destino. Por cierto, dentro no está permitido hacer fotos.
Web oficial de las cuevas
Destino no demasiado conocido ya que se encuentra en una zona predominantemente visitada para subir a las cumbres de montaña como Jungfrau, Schilthorn...
Para llegar es bastante sencillo. Desde Interlaken con dirección a Beatenberg y a la salida del pueblo hay un cartelito que te indica donde están las cuevas. El aparcamiento está pegado a la carretera, al igual que la entrada para peatones asi que hay que ir con precaución para no pasársela. El aparcamiento tampoco abunda asi que hay que andarse listo para encontrar sitio. En bus, hay autocares desde Interlaken con destino a Thun que paran justito en la puerta.
Para llegar hasta las cuevas, hay que subir bastantes escaleras y llegar hasta el recinto que tiene unas vistas tremendas al lago de Thun. Subir hasta arriba es gratis y merece la pena aunque no se visiten las cuevas solamente por las vistas hacia las cascadas que salen de las cuevas y el lago.
La entrada es algo carilla, cuesta 16 CHF y te da derecho a ver las cuevas (con guía incluído si quieres) y luego un museo que hay antes de comenzar a subir las escaleras de la entrada. La próxima visita guiada era en 15 minutillos asi que no esperamos allí sentados, aguantando al hombre vestido de dragón-peluche gigante que resulta ser bastante cansino xD.
Cuando entramos, la chica que pide los tickets es la misma que hace de guía y en el grupo había gente de varias nacionalidades y la chica hablaba francés, alemán e inglés y repetida lo mismo tres veces... un poco pesada la visita guiada (dura una hora), recomiendo hacerlo por libre. Lo visitable tiene un recorrido de un kilómetro de ida y otro de vuelta por el mismo sitio, nosotros tuvimos la suerte de encontrarnos a unos espeleólogos que en ese momento se metían por un pequeño agujero para ver hasta dónde pueden llegar las corrientes de agua subterráneas.
A la hora de emprender el camino para la salida, hay una zona de picnic con mesas, bancos, toboganes y un par de barbacoas con leña preparada por si quieres usarla... increíble. Y abajo del todo, justo al lado de la entrada-salida está el pequeño museo con fotos antiguas y modernas, equipo usado por los espeleólogos, restos que han encontrado en las cuevas como basura, huesos, etc... pequeñito pero entretenido.
La verdad es que aunque el precio sea caro y no sea un destino muy famoso, merecen la pena porque la cueva está llena de estalactitas y estalacmitas y caen bastantes cascadas con una fuerza increíble. Si se está por la zona y si el tiempo no es bueno o llueve y no sabes donde ir... es un buen destino. Por cierto, dentro no está permitido hacer fotos.
Web oficial de las cuevas