La carretera hacia Tissamaharama es muy bonita, pero otra vez el camino se hace larguísimo. Los campos de te, aunque se ven durante kilómetros, no se hacen monótonos. Comimos en Ella (una pizza buenísima de masa súperfina), que me gustó más que Nuwara Eliwa, aunque a penas son un par de calles. Paramos también en un templo (imposible recordar el nombre) pequeño, pero que me gustó mucho.
A medida que avanzaba el día, avanzaba también la calor. Quizá porque veníamos del clima fresco y agradable de las tierras altas se nos hizo todavía mas dura la calor pegajosa de Tissamaharama.
Cuando nos registramos en el hotel, el Hibiscus Garden, ya era de noche (claro que allí a las siete ya es noche cerrada).
Nos tomamos una cerveza fresca y nos estuvimos bañando un buen rato. Luego, a dormir temprano: mañana salimos de safari a las 5 y media de la madrugada.


A medida que avanzaba el día, avanzaba también la calor. Quizá porque veníamos del clima fresco y agradable de las tierras altas se nos hizo todavía mas dura la calor pegajosa de Tissamaharama.
Cuando nos registramos en el hotel, el Hibiscus Garden, ya era de noche (claro que allí a las siete ya es noche cerrada).

Nos tomamos una cerveza fresca y nos estuvimos bañando un buen rato. Luego, a dormir temprano: mañana salimos de safari a las 5 y media de la madrugada.