Para hoy tenemos previsto hacer una excursión a Bratislava, que se encuentra a 100 km. No tenemos claro si ir y volver a este camping para hacer noche y mañana seguir hacia Budapest o si llegar hoy a Budapest después de visitar Bratistlava. Al final nos decidimos por esto último, así que desmontamos el campamento y pagamos la noche de estancia (4100florin/16€).
Nos dirigimos hacia la frontera con Eslovaquia por autopista y allí tomamos la carretera nacional porque en Eslovaquia también hay viñeta y no queremos pagar para utilizarla unos pocos kilómetros. Llegamos al centro de Bratislava y optamos por dejar el coche en un párking (7,50€/3h).
Bratislava es una capital relativamente reciente, resultado de la disgregación en 1993 de la antigua Checoslovaquia en dos países. Es una ciudad pequeña, tranquila, que nunca contó con llegar a ser capital, sin nada demasiado destacable pero bonita y cuidada en su conjunto. Tiene un aire marcadamente centro-europeo y también perduran bastantes rastros de la época comunista, sobre todo en los barrios de la periferia.

Salimos después de comer en dirección a Hungría, aquí o bien el GPS no nos entendió o nosotros no entendimos al GPS, el caso es que queríamos evitar la autopista eslovaca por el tema de la viñeta, pero no la húngara que la teníamos pagada, pues no debieron de quedar claras nuestras instrucciones e hicimos un buen rato el primo conduciendo por una carretera nacional de Eslovaquia, que es como una terciaria de las de aquí. Desesperados ya por el rodeo que tenemos que dar, por fin retomamos la autopista húngara en dirección a Budapest.
Hay bastante tráfico, cada vez más a medida que nos acercamos a las inmediaciones de la capital. El día cambia radicalmente y el cielo está negrísimo. Al poco tiempo empieza a llover. Llegamos a Budapest y la impresión que me llevo es que las afueras son horrorosas.
El tráfico también lo es.
El camping Haller está en el distrito xv y es cutre a más no poder. Lo único bueno que tiene es la situación, a 10 minutos de la parada de metro y que si te quedas 4 noches la última es gratis. Ya es tarde, por lo que el cámping está muy lleno y solo quedan libres las peores plazas. Además con la lluvia el suelo es un auténtico barrizal. Como siguen cayendo fuertes tormentas de forma intermitente, esta noche nos quedamos en el hotel Rila a unas 2 calles de distancia. El hotel no es gran cosa, más bien es una residencia de estudiantes, pero bueno, para una noche no pedimos más y por lo menos estamos a cubierto ya que afuera está cayendo una impresionante tormenta. (11600florin, parking incluido / 45€).
Cogemos el metro y vamos hasta el centro de Budapest para cenar. Este día no vemos casi nada de la ciudad pues ya es de noche y además no para de llover. Si apreciamos que es una ciudad muy turística y con mucha vida, al contrario que en las otras ciudades de Hungría, todos los comercios están abiertos hasta las 9 o 10 de la noche. Durante toda la noche caen fortísimas tormentas.
Nos dirigimos hacia la frontera con Eslovaquia por autopista y allí tomamos la carretera nacional porque en Eslovaquia también hay viñeta y no queremos pagar para utilizarla unos pocos kilómetros. Llegamos al centro de Bratislava y optamos por dejar el coche en un párking (7,50€/3h).
Bratislava es una capital relativamente reciente, resultado de la disgregación en 1993 de la antigua Checoslovaquia en dos países. Es una ciudad pequeña, tranquila, que nunca contó con llegar a ser capital, sin nada demasiado destacable pero bonita y cuidada en su conjunto. Tiene un aire marcadamente centro-europeo y también perduran bastantes rastros de la época comunista, sobre todo en los barrios de la periferia.
Salimos después de comer en dirección a Hungría, aquí o bien el GPS no nos entendió o nosotros no entendimos al GPS, el caso es que queríamos evitar la autopista eslovaca por el tema de la viñeta, pero no la húngara que la teníamos pagada, pues no debieron de quedar claras nuestras instrucciones e hicimos un buen rato el primo conduciendo por una carretera nacional de Eslovaquia, que es como una terciaria de las de aquí. Desesperados ya por el rodeo que tenemos que dar, por fin retomamos la autopista húngara en dirección a Budapest.
Hay bastante tráfico, cada vez más a medida que nos acercamos a las inmediaciones de la capital. El día cambia radicalmente y el cielo está negrísimo. Al poco tiempo empieza a llover. Llegamos a Budapest y la impresión que me llevo es que las afueras son horrorosas.
El tráfico también lo es.
El camping Haller está en el distrito xv y es cutre a más no poder. Lo único bueno que tiene es la situación, a 10 minutos de la parada de metro y que si te quedas 4 noches la última es gratis. Ya es tarde, por lo que el cámping está muy lleno y solo quedan libres las peores plazas. Además con la lluvia el suelo es un auténtico barrizal. Como siguen cayendo fuertes tormentas de forma intermitente, esta noche nos quedamos en el hotel Rila a unas 2 calles de distancia. El hotel no es gran cosa, más bien es una residencia de estudiantes, pero bueno, para una noche no pedimos más y por lo menos estamos a cubierto ya que afuera está cayendo una impresionante tormenta. (11600florin, parking incluido / 45€).
Cogemos el metro y vamos hasta el centro de Budapest para cenar. Este día no vemos casi nada de la ciudad pues ya es de noche y además no para de llover. Si apreciamos que es una ciudad muy turística y con mucha vida, al contrario que en las otras ciudades de Hungría, todos los comercios están abiertos hasta las 9 o 10 de la noche. Durante toda la noche caen fortísimas tormentas.